Pomaire, artesanos de un recurso inagotable

Pomaire es un pequeño pueblo que a la fecha cuenta con poco mas de 10.000 habitantes. Queda aproximadamente a una hora de Santiago y pertenece a la comuna de Melipilla.

Este lugar tiene ese encanto que sólo se encuentra en los pequeño pueblos que, si bien no se encuentran lejos de todo, están a varios kilometros de los centros comerciales y edificios. Acá el encanto entra primero por la vista y luego al hablar con su gente, ante tanto objeto de greda, entran las ganas de preguntar por quienes son realizados. He ahí el momento en que uno quiere saber más sobre los alfareros recidentes en el lugar.

Varias son las generaciones que han vivido de este material inagotable: El barro. Actualmente, los artesanos del lugar se han ido renovando, reinventado. Ya no solo trabajan con el típico barro que algunos sacan incluso del mismo patio de su casa, ahora, a sus trabajos les agregan incrustaciones de ceramicas, colores e incluso gravilla.

Tal es el caso de la Señora Juana Gonzalez. Ella también es artesana del lugar y muy conocida por lo demás, puesto que ha ganado varios concursos y premios. Dentro de su trayectoria, se destacan los trabajos que realiza para empresas como Correos de Chile y Endesa. Sus obras están en las colecciones privadas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, el Monseñor Juan Francisco Fresno y del ex Presidente de la República Jorge Alessandri. Doña Juana cuenta que trabaja todas las gredas: la negra, la blanca, colorada y una más rosadita.

 

 

UN POCO DE HISTORIA

Los inicios de este pueblo radican al año 1482, cuando el gobernador de esos años llegó a la zona con un grupo de indígenas Incas y Diaguitas, ambas civilizaciones caracterizadas por sus artesanías y sus habilidades manuales.

Poco tiempo después de llegar al lugar, se percataron de las características de la tierra, y de ahí se comenzó a trabajar la greda.

En 1690, nace el primer indígena bautizado en la localidad: Domingo Pomaire. Su hijo Tomás se transformó en gobernador muchos años después, en el periodo comprendido entre 1742 y 1745. A pesar del tiempo, se seguía trabajando el barro. Para aquellos años, era común que los indígenas tuviesen que trasladarse por temas de guerras, comida, vestimenta, entre otras razones, pero aun así, se siguió con el arte del moldeo al barro.

La gente se asentó como artesana finalmente a fines del siglo VXII, desde esa fecha que se comenzó a profesionalizar la alfarería. Esto gracias a Doña Remigia Castro Montana, esposa española de Juan Bautista Salinas, cacique. Ella incentivo a la gente a elaborar más y mejores objetos de greda para venderlos en Valparaíso, en el Mercado Cardonal.

Para 1800, muchos alfareros iban a dar gracias a la Virgen de lo Vásquez, en el camino colonial el viaje duraba seis días, por ello, en estas cercanías se fueron con el tiempo realizando tiendas y lugares de descanso.  Estos mismos lugares fueron moldeando la fisiología del lugar con el paso del tiempo, quedando así, muchos años después, arraigado el pueblo entre pequeños cerros y colinas que es hoy.

Algo muy importante a destacar, es que las primeras mujeres empresarias surgieron en este lugar. Para el siglo XX casi la totalidad de las artesanías eran hechas por mujeres, esto las hizo independientes y con el tiempo las llevó a hacer sus propios negocios.

 

CULTURA TÍPICA

Pomaire posee una avenida principal, la cual concentra casi la totalidad del turismo en el lugar. Esta posee en varias partes un suelo de adoquín, muy similar al que había en la época colonial. Muchos de los muros son de adobe, y los que no son de este material, es porque fueron levantados tras el terremoto del 27/F.

La comida es algo digno de mencionar, ya que solo se vende comida Chilena: Pastel de Choclo, ensaladas a la Chilena, parrilladas, entre otras y, lo que todo turista busca al llegar, la famosa empanada de kilo, idea que nació en la zona y que a sido y sigue siendo un éxito entre los visitantes.

 

Pomaire es una calle donde todo pasa: Comes, ríes, compras, vives en otra época y te maravillas con todo lo que un artesano puede crear solo con tres cosas: Imaginación, sus manos y greda.

Su diseño simple es acogedor, al igual que su gente. A pesar de que la era del plástico y las cosas Chinas igual ha llegado de a poco con el tiempo, su gente no a dejado que muera lo tradicional. Quien desee llegar no tendrá problemas, buses entran y salen todos los días y además, existe conectividad inmediata con las carretas principales.

La invitación queda hecha para ir a comer la famosa empanada de kilo o para ir a comprar las tiernas alcancías de chanchitos de tres patas que traen suerte. El lugar maravilla a personas de todas las edades y lugares. Pasar una tarde en este lugar es una experiencia que hará volver al visitante.

 

 

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Grace Aravena
Me tuve que hacer esta página para la Universidad. Pucha, me gusta la fotografía, leer fics, ver anime, viajar, comer, estar con mis papás, molestar a mis hermanas y hacer cosplay. Estudiante de periodismo cuando me acuerdo, cosplayer ocasional, bilingue frustrá. Eto... Bueno, eso. Ni idea que más poner acá. Saludos si leíste esto n.n
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