Se abrió la caja de Pandora: Ley Antonia se escucha en las calles

La madrugada del 7 de febrero Antonia Garros Hermosilla, de 23 años, cayó de un décimo tercer piso en la capital penquista. Andrés Larraín, ex pareja que la acompañaba en el departamento, es el principal sujeto de cargo en lo que la familia Hermosilla alega debiera existir como figura legal: la inducción al suicido por violencia en el pololeo.

Foto: Bárbara J. Bustos Neira

De acuerdo a la ley vigente, la violencia intrafamiliar abarca el maltrato físico y psíquico. La denominada Ley 20.066, ampara a cónyuges, ex cónyuges, convivientes, ex convivientes, y cualquier persona del grupo familiar hasta el tercer grado de alguno de los involucrados en el suceso. Sin embargo, aun cuando dicha ley augura un amplio abanico de protección, muchos casos han quedado fuera. En relación a lo anterior, el INE publicó que el 2012 un 35,1% de las mujeres consultadas señaló haber sido violentada durante su vida, tanto por su pareja, ex pareja u otro familiar.

Según los ultimos datos del cuarto sondeo de Violencia en el Pololeo, realizado por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), para diciembre del 2016 la violencia (16%) representó el tercer de los principales problemas entre los jóvenes, ponderando la falta de educación de calidad (45%) y la drogadicción (32%).

Un 51% de la muestra encuestada, entre los 15 y 29 años, declaró conocer a alguna persona que ha sido violentada durante el pololeo. Respecto a la escala de violencia, los resultados arrojaron que un 99% de los consultados entiende como algo muy violento los golpes, revisar el celular sin permiso un 28% y prohibir usar el celular y redes sociales un 41%.

Los celos (49%) son el principal aliciente de la violencia, a lo que sigue el machismo (40%), uno de los más polémicos temas de debate en la actual sociedad chilena, junto con las drogas y el alcohol (37%). Así también, un 78% señaló que convivir en un entorno de violencia familiar aumenta las probabilidades de ejercer violencia en las relaciones de pareja.

En cuanto a las formalidades legales, si bien un 99% consideró los golpes como motivo de denuncia ante Carabineros, una de las cifras más desconcertantes es que un 87% de los encuestados, cree que tras la denuncia no queda protegido.

¿Qué conlleva una ley como esta?

La abogada Angélica Caro Toro, realizó un análisis sobre los beneficios y perjuicios que traería una ley de este tipo. Respecto a los pros de una posible Ley Antonia, la abogada señaló que “incorporaría un sujeto activo para denunciar actos de violencia; la familia de una persona que tiene relación esporádica o de pololeo también podría denunciar este tipo de actos; adecuaría la legislación a las problemáticas sociales actuales; los tribunales de justicia tendrían mayor injerencia en actos de violencia; y se tipificarían actos de violencia no sólo en espacios privados, sino también en espacios públicos”.

Ahora bien, de acuerdo al criterio de la abogada Caro, los contra de esta iniciativa son que “generaría confusión en cuanto al concepto de familia y su tratamiento en diversos cuerpos normativos, toda vez que los lazos familiares se encuentran debidamente consagrados en el Código Civil y no obstante haberse extendido en el ámbito de la violencia a los convivientes y ex convivientes, una relación esporádica o de pololeo, tomaría igual rango legal, cuando en los hechos no lo tiene; se tornaría compleja la carga probatoria, pues no sólo se debe probar la violencia ejercida, sino también el grado de cercanía que tienen dos personas; y por último, eventualmente podría generar aumento excesivo de causas de violencia intrafamiliar”.

Respecto a la viabilidad de esta ley, la abogada opinó que es posible que en Chile se instaure la inducción  al suicidio, pero resguardando dejar vacíos legales y haciendo diferencias claras con otros delitos que contemplen dolo o intención positiva de generar la muerte de un individuo. “Debe distinguirse claramente además cuando existe inducción al suicidio y cuando se esta frente a un caso de violencia psicológica”.

Por último, y en relación a las implicaciones judiciales, la abogada Caro dijo que ésta ley “genera un nuevo tipo penal, por ende, se instauraría una nueva acción legal a tramitarse en los Juzgados de Garantía. Además, se requeriría capacitar a jueces y funcionarios judiciales en esta nueva figura penal. Finalmente, se requeriría una masiva difusión social, a fin de que no se produzca un colapso en sedes judiciales”.

El respaldo del Estado

Durante la primera etapa de las acciones legales, el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg) del Biobío, representó a la familia de Antonia Garros ante la fiscalía. La profesional de apoyo del Sernameg, Pía Blásquez López, dijo que “durante las primeras semanas posteriores al hecho, pudimos solicitar una serie de acciones para ampliar lo que en un principio se estaba investigando; a través de la incorporación de nuevos testigos, levantamiento de pruebas y reuniones de la familia con los organismos pertinentes. Debido a que el Sernameg no tiene facultades para intervenir en casos que no figuran en delitos asociados a violencia intrafamiliar, las acciones legales que han seguido son de manera particular”.

El pasado año, la presidenta Michelle Bachelet visó el Proyecto de Ley sobre el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia. Al respecto, Pía Blásquez aclaró que se está en fase preliminar, sin embargo, comentó que “el foco de esta nueva ley es ampliar el concepto que actualmente se tiene sobre la violencia contra las mujeres y que, entre otras cosas, las agresiones en el pololeo sean consideradas como es hoy la violencia intrafamiliar. Esto introduce un cambio sustantivo en la legislación actual. Además, se busca reconocer las múltiples manifestaciones de violencia contra las mujeres, que hasta hoy no se consideraban en la legislación chilena, como son la violencia económica, la violencia simbólica y la obstétrica, apuntando a garantizar un parto humanizado”.

Ignacia Hermosilla Flores, de 23 años, es la prima hermana de Antonia. La amistad que las unía fue testigo del secreto a voces, que según la familia y amigos, llevó a Antonia Garros a su muerte. A casi dos meses del suceso, Ignacia repasó desde un comienzo el movimiento que resonó en las calles de Concepción, como una pena envuelta en valor para exigir justicia.

La unión hace la fuerza

“Cuando la Antonia murió, empezamos a conversar en familia sobre qué podíamos hacer para obtener justicia por ella. Supimos que en Chile no existe una ley que cubra la inducción al suicidio; nosotros pensamos que quizás el ex pololo no la empujó, pero sí le dijo algo que la llevó a su muerte. Empezamos a averiguar que en otros países la ley sí existe, y Chile por estar dentro de la ONU debería también tenerla. Así fue como iniciamos la organización de la marcha. La Antonia murió el martes y empezamos a organizarla el miércoles, el jueves fue el funeral y el sábado la marcha; la cosa fue ponernos de inmediato a trabajar en esto”.

 Foto: Facebook/Justicia para Antonia

La difusión se llevó a cabo por Facebook, y luego de que alguien borrara el primer llamado, Ignacia hizo la página oficial “Justicia para Antonia”, que la familia y amigos comenzaron a compartir. Un día antes de salir a marchar, se reunieron a pintar los lienzos y carteles. “Todo lo que hemos hecho ha sido organización de familia. Tenemos una prima en Buenos Aires que hizo una marcha allá, mi hermana que está viviendo en Londres también congregó gente, les contó la situación y se juntaron a marchar”, comentó Ignacia.

Sin embargo, Ignacia aclaró  que Justicia para Antonia y la iniciativa Ley Antonia, son cosas distintas. En el primer caso, los esfuerzos están en resolver el asunto particular de Antonia; mientras que la ley solicitada por la familia, apunta a transformar en figura legal la inducción al suicidio, tanto para hombres como mujeres. Además, esperan se tipifique como delito la violencia en el pololeo.

Ahora bien, en cuanto al proceso en tribunales, si bien en un principio el Sernameg del Biobío representó a la familia ante Fiscalía, actualmente el abogado penalista Andrés Cruz está a cargo de seguir con los trámites; que incluyen una querella por homicidio por omisión y una por lesiones reiteradas. Al respecto Ignacia señaló que “estamos en la etapa de investigaciones, y se están haciendo todas las diligencias que se le ha pedido al fiscal. Se está tomando en cuenta la investigación. Después de esto vamos a ver si en verdad consideran delito lo que ocurrió. Las pruebas y los testigos que hay no concuerdan, por eso empezamos la investigación”.

Un breve relato familiar

Foto: Bárbara J. Bustos Neira

Me di cuenta cómo cambió en el sentido de que la Anto era súper feliz, íbamos a cualquier lugar y alegraba a todos, pero de un segundo a otro se apagó; la mirabas y no te miraba a los ojos, estaba flaca, lo que le gustaba comer ya no lo comía, le ponías el tema y lo evitaba”. Con el tiempo llegaron las peleas, sin embargo, Ignacia no creyó que fueran diferentes al común de las parejas, luego se comenzó a alejar hasta el punto de no asistir a las reuniones o almuerzos familiares que acostumbraban a celebrar.

De a poco la distancia fue percibida. Además, Andrés Larraín no era cercano al grupo familiar de Antonia. “Él tenía diez años de diferencia con ella, entonces igual es difícil mostrar a alguien mayor. Lo conocíamos porque tenemos muchos amigos en común y está dentro del mismo círculo social, entonces sabíamos perfectamente quién era porque conocíamos a la familia,  hermanos y primos, por lo que no era como para sospechar algo malo”.

Si por un lado Ignacia se enfrentaba a las evasivas respuestas de Antonia, su madre se percataba de los moretones, por lo cuales acudió a Carabineros; pero al ser Antonia mayor de edad, nada pudo hacerse. “Nos juntábamos y me decía que habían peleado y me empezaba a explicar distintas situaciones, yo trataba de llegar a ella como amiga y prima, para que siempre tuviera a alguien con quien hablar; para que se pudiera desahogar conmigo. Ahora, nunca me dijo que le pegaba hasta que fue diciembre y ella contó todo”.

No fue hasta diciembre del pasado año que lo que algunos temían se materializó en la confesión de Antonia. Luego de más de un año de relación, la familia y la psicóloga del Centro de la Mujer en Chiguayante, se dieron por enterados de la situación. “Yo la acompañe. Fuimos y la atendió la psicóloga, estuvo más de una hora hablando con ella, primera vez que le contaba todo a alguien. Después nos contó a nosotros también; fue ese momento en que tenía todas las fuerzas para decirlo”.

Para Ignacia, el comportamiento de su prima responde a que «ella estaba enamorada, sentía que estaba enamorada, entonces lo justificaba en todo; cualquier cosa se sentía ella la culpable, y uno dice pero ¿cómo? no entiendo cómo te dejas pasar a llevar así. Pero uno tiene que ver más allá;  yo veo que ambos eran dependientes entre sí.”

Durante diciembre, y con el consentimiento de Antonia, cercanas a ella publicaron una carta en Facebook explicando la situación. La idea era que él no se acercara a ella. “Quería salir adelante, separarse de él. Pero nosotros siempre sabiendo que era un ciclo, donde ella querría volver, pero mientras estaba con esta fuerza de querer salir adelante, obviamente apoyándola al máximo”.

No obstante, dos semanas antes de su muerte, Antonia mantuvo contacto con Andrés. A pesar de todos los esfuerzos por mantener vigilados los movimientos de la joven, no pudieron prever que habían vuelto.  “Obviamente uno confiaba que está bien, porque igual estaba con la familia, y sí se juntaba con la amiga que había dicho. Según yo, debieron ser unas horas las que se escapaba, porque nadie nunca se daba cuenta cuando se reunía con él”.

Luto

“No vamos a parar hasta que se haga justicia”, declaró Ignacia. Desde el principio la familia se ha mantenido firme en sus demandas, las cuales no han dudado en llevar a las calles. Las marchas generadas a raíz de lo ocurrido, han sido auspiciadas por Ni una Menos, otro de los movimientos sociales que ha sacado la voz.

Hemos tratado de llevar toda la pena y el luto, enfocándonos en hacer justicia para Antonia, para que no hayan otras como ella y para que se instaure la ley. Así canalizamos toda nuestra pena,  y si a veces uno está triste, somos tan unidos que nos vamos subiendo el ánimo entre sí. Es impresionante la garra de la Consuelo y la Rosario (madre y hermana de Antonia) para estar de pie todavía, entonces si ellas están así, cómo nosotros no vamos a seguir adelante; así nos armamos de valor. De verdad no queremos que le pase a otra gente”.

Luego de una experiencia como esta, el testimonio para compartir con otras familias o personas que se ven enfrentadas a un ser querido violentado, resulta de gran valor. “Para acercase a ellas, no hay que retarlas, porque así no vas a llegar a ninguna parte, al contrario, se acercarán más al pololo. Además, hay que tratar de entenderlas y lograr que puedan soltar lo que tienen adentro y escucharlas, quizás a veces no dirán nada al respecto, pero aun así hay que escucharlas; abrazarlas, que sientan el apoyo incondicional, estar siempre preocupados, decirles cosas lindas, cosas que al final les suban el ánimo y al mismo tiempo el autoestima. La idea es conseguir que sientan que la quieren mucho, para que no piensen que el cariño solo lo reciben del pololo. El supuesto cariño.”

La ayuda

Desde lo ocurrido, tanto Ignacia como las otras administradoras de la página en Facebook, Justicia para Antonia, reciben constantemente mensajes solicitando ayuda. “Gente que está pasando lo mismo que Antonia, nos dicen que están en estas relaciones de las que no saben cómo salir, que vuelven con ellos aunque no quieran, que por mucho que van al Sernameg no son muy consideradas por solo estar pololeando. Hay muchos vacíos que queremos llenar para que se pueda proteger a la mujer y al hombre”.

De este modo, estas mujeres han pasado de sacar la voz por Antonia a escuchar y hablar por muchas otras que sufren violencia en sus relaciones. “Tratamos de aconsejarlas, decirles que tienen el apoyo de nosotras, y depende de la  magnitud del caso, a veces intentamos contactarlas con gente del Sernameg  o les damos nuestros teléfonos para que nos llamen cuando necesiten ayuda; procuramos ser como esa persona que no está en sus vidas, si no tienen una amiga, les decimos habla conmigo si quieres. Uno tampoco puede hacer mucho, pero solo escuchando servimos de algo”.

Por último, cabe señalar que el movimiento continua el próximo 8 de abril, luego de la misa que se llevará a cabo el día 7  en la catedral, la cual será impartida por el arzobispo Fernando Chomalí. Así también, continuará el debate en torno una figura legal desconocida en el país. Es de esperar que las medidas de gobierno logren menguar sucesos como los ocurridos aquella madrugada del 7 de febrero; trágicos finales donde la palabra amor es una arma de doble filo.

 

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