Profesoras contra la desigualdad de género en los colegios

Históricamente, las mujeres han sido sometidas a la discriminación de género en el contexto de una sociedad patriarcal. “Sólo a las profesoras se les hace preguntas sobre su sexualidad, su estado civil o comentarios acerca de su aspecto físico. Muchas veces los mismos silbidos o piropos por parte de alumnos sólo se dan hacia profesoras. Con los hombres no sucede eso”, explica.La violencia y la desigualdad se dan en diferentes ámbitos que abarcan lo social, sexual y laboral, siendo este último aspecto uno de los más delicados a enfrentar.

Es por esto que la realidad que viven las mujeres en sus trabajos es compleja. La desigualdad salarial, los tratos abusivos, la discriminación y el acoso son algunos de los puntos que buscan erradicar las trabajadoras, que cada vez son más debido a la considerable incorporación de la mujer al mundo laboral.

Debido a la masculinización de las instituciones, muchas profesionales llegan con una actitud de inferioridad a su lugar de trabajo. Lo anterior, bajo el contexto chileno, un país en que el machismo está profundamente arraigado y se visibiliza en diferentes profesiones, trabajos o hobbies.

Esto se puede confirmar en una encuesta realizada por la Corporación Humana, donde se revela que el 87% de las mujeres percibe un trato machista que las hace sentir inferiores en sus trabajos. Esto crea una enorme lucha por la búsqueda de oportunidades, ascensos y, sobre todo, por no ser cosificadas, estereotipadas y prejuiciadas.

Discriminación en el sistema educacional chileno

Uno de los lugares en los que más opera el machismo y la desigualdad es en el sistema educacional, siendo las profesoras afectadas directamente por el trato discriminatorio que muchos tienen sobre ellas. En ese sentido, el alumnado o los mismos profesores son quienes hacen visible esta violencia de género.

Susana Severino, profesora de lenguaje y comunicación, entrega su visión como educadora y explica que los alumnos tienen menos respeto por las profesoras.

Las profesoras Susana Severino e Irina Mellado se sienten afectadas por el machismo en la educación (Fotografías de Alondra Ibacache).

“Se para un hombre adelante y todos se quedan callados, pero cuando se para una profesora todos gritan, se ríen o hablan con garabatos. Esto sin importar lo estricta que sea la profesora. En los colegas o inspectores también se da la diferencia en el trato, ya que cuando una profesora pide ayuda o se siente mal, son pocos los que se interesan por resolver la situación. En cambio, cuando es un hombre quien requiere algo, la mayoría corre para servirle”, relata Susana.

Por otra parte, la sexualización de la mujer corresponde a una problemática que hace sentir vulneradas a las profesoras. Ya se han denunciado casos de alumnos que las agreden y violentan, siendo una situación difícil de tratar. Cabe mencionar un caso ocurrido en el colegio Don Bosco de Antofagasta, en el que siete profesoras denunciaron acoso y agresiones por parte de alumnos. El caso llegó al Tribunal Laboral y fue denunciado por el sindicato del recinto.

Así como estos casos, ocurren otros más a diario. Las mismas profesionales pueden dar evidencia de ello, quienes ya no se sienten con miedo de alzar la voz ante una institucionalidad arbitraria. Irina Mellado, que también es profesora de lenguaje y comunicación, egresó el año pasado de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y puede dar su testimonio al respecto. Aunque lleva poco tiempo como profesional, ha podido notar las dificultades que se dan en sus trabajos.

‘Sólo a las profesoras se les hace preguntas sobre su sexualidad, su estado civil o comentarios acerca de su aspecto físico. Muchas veces los mismos silbidos o piropos por parte de alumnos sólo se dan hacia profesoras. Con los hombres no sucede eso”.

Irina Mellado

Desigualdad laboral

Irina es la fiel prueba de que los mismos colegas también fomentan la actitud desigual hacia las mujeres, ya que los profesores para frenar las situaciones de faltas de respeto acuden a decir que “tienen que respetar a la profesora, porque ella es mujer”. Ella piensa que esto no contribuye en nada, pues se está aludiendo a que las mujeres tienen que ser tratadas de una forma específica por su género.

Este tipo de tratos discriminatorios sólo corresponden a una arista más del problema. Lo cierto es que también se replican prácticas desiguales a nivel administrativo e institucional por parte de los establecimientos. Finalmente, tanto Irina Mellado y Susana Severino hacen hincapié en la necesidad de impulsar una educación no sexista en todos los niveles.

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