El Transformismo: un arte que cuenta con cada vez más seguidores

El transformismo se ha ido desarrollando cada vez más en nuestro país. Ya no es extraño que los fines de semana algún local bohemio de nuestra ciudad promocione en sus medios sociales o a través de diversos panfletos entregados en las céntricas calles de Concepción, los shows que las y los transformistas entregan a sus clientes, aunque en su mayoría, se presentan en locales nocturnos de estilo gay. Antes de comenzar con esta nota, es imprescindible entender ciertos conceptos relativos a la diversidad sexual:

Fuente: Fotech

El transformismo, según indica Wikipedia, es «un sustantivo usado para referirse a la caracterización o disfraz mediante el cual una persona (generalmente de sexo masculino) ocasionalmente adopta los modismos culturales (maquillaje, vestimenta, gestos, forma de hablar) que convencionalmente se le asignan al sexo contrario. Esto puede estar relacionado o no con la identidad sexual, y el mismo sustantivo se puede aplicar a las mujeres que simulan el rol masculino»

Ahora, esto no debe confundirse con los travestis, que son aquellas personas que tienen tendencia a vestir de la forma que lo hacen socialmente las personas del género opuesto, aunque no sienten la necesidad de cambiar su género; transgéneros, que son aquellas personas que se identifican con el sexo opuesto al de su nacimiento, pero no suelen recurrir a la cirugía, sino que hacen una transición social para tener la apariencia del sexo contrario, y las/los transexuales, que son similares a las/los transgénero, pero estos si se realizan una cirugía de reasignación de sexo.

De esta forma, la diferencia entre travestis y transformistas, se basan en su origen artístico

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Este arte no nació de la noche a la mañana, y se ha ido desarrollando hace muchos años. Si bien, los diversos programas de televisión -como Ru Paul Drag Race en Estados Unidos y The Switch en Chile, que dicho sea de paso, ya va en su segunda temporada por las pantallas de Mega- han servido como plataforma para mostrar el arduo trabajo que realizan estos artistas, no son los únicos espacios donde se ha mostrado este talento. «El Circo de Timoteo» fue uno de los principales precursores de este arte en nuestro país, y sirvió para que la gente pudiese acercarse más a este mundo. En Youtube, por ejemplo, existe un programa llamado «Amigas y Rivales«, un reality ambientado en el backstage de un show que se realiza en Fausto Discotheque en Santiago, y que cuenta las vivencias de las competidoras, mezclado con vocabulario de señora e insultos entre las mismas. Eso si, los escenarios de los programas de televisión no son los únicos.

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Jess Parker

 

 

Jess Parker, modelo, maquilladora y ex transformista, comenta cómo se inició en el mundo del transformismo: «Me inicié en el mundo del transformismo a los 16 años, cuando conocí a Alexis Rojas, otro transformista, y nos hicimos muy amigos. Veía como se preparaba para sus eventos de fines de semana, aunque nunca vi esta actividad como algo que pudiese hacer yo en algún momento; hasta que Alexis me preguntó porqué no me maquillaba, y quise descubrir ese lado, siendo parte de un show como transformista, y me di cuenta que realmente estar en el escenario, con las luces, era genial».

«Cada transformista es un mundo diferente y el mismo arte del transformismo es multidisciplinario. Tienes artistas que hacen humor, otros bailarines maravillosos, también hay animadores, acróbatas, entonces puedes desenvolverte en cualquier cosa», relata Jess, quien también tuvo una participación en el programa «The Switch».

 

 

 

 

 

Dentro de este ambiente, se encuentra Nina LeBlanc, una afamada transformista que entró a este mundo para explorar su lado artístico: «Estudié teatro dos años y me di cuenta que el transformismo une muchas artes al mismo tiempo, lo que me servía para explorar aún más ese lado. También, la posibilidad de poder crear un personaje a tu gusto, donde puedes explorar tú femineidad y desarrollarte artísticamente en muchos ámbitos, es lo que ha hecho que el transformismo en Chile se vaya desarrollando cada vez más». indicó Nina.

 

Fuente: Facebook Nina Leblanc

 

Eso si, el transformismo no siempre fue bien visto. En los albores de este arte, se le situaba al mismo nivel que la marginalidad social, y durante muchos años se les trató así a quienes trabajaron en esto. «No era aceptado ver un hombre vestido de mujer, y se le vinculaban a muchas cosas, dentro de ellas a la prostitución. Aunque siento que esto sucedió por ignorancia frente al tema y la falta de oportunidades para quienes ejercían esta labor. Ahora, hay mas recursos y posibilidades de realizar esto de forma profesional», relata Leblanc.

Esta práctica se ha realizado en muchos otros lugares, siendo algo incluso ancestral y que se pudo observar en culturas tan distintas como la asiática. Eso sí, lo que nuestra sociedad necesita es poder respetar más a quienes ejercen esta abnegada labor, no discriminar y disfrutar el arte en todas sus expresiones. Porque, al igual que la pintura, la música o el cine, el transformismo ya está instalado en nuestra sociedad, y llegó para quedarse.

 

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