La Rutina Matutina en la Vega

Un trabajo que involucra empeño y compromiso. Un espacio donde la producción rural llega desde muy temprano con el fin de proveer a la gente de la ciudad de Conecpción de productos frescos, rutina que se repite diariamente. Desde el equipo de Tiempo Real, les brindamos estos registros del proceso laboral de los vendedores de La Vega Monumental y otros dedicados a este oficio.



5 de la mañana, Comuna de HualpénVega Monumental de Concepción. No ha pasado más de un minuto y ya son mas de 30 locales y camiones los que se instalan en el Sector de Camiones.

Los galpones de los grandes distribuidores ya se encuentran listos para recibir a sus primeros clientes.

 

 

Desde los sectores más rurales de la zona del Bio-Bio, llegan los diferentes vendedores que ofrecen sus productos dentro de La Vega. 

Buen conocimiento tienen  éstos del cliente chileno promedio. Considerando que los productos de sector de Patio de Camiones son mucho más baratos en contraste a lo que se puede encontrar en un supermercado cualquiera

 

 

Ya todo bajado y presentado, los mismos vendedores se encargan de organizar qué productos son los apropiados, seleccionando los de mejor calidad..

Proceso riguroso, que es repetido por cada uno de ellos con el fin de volver su producto más atractivo al ojo del consumidor.

Cabe destacar que son las 6 de la mañana y ya comienza a advertirse la presencia de  los primeros clientes.

 

 

La necesidad de los clientes por productos frescos empieza a notarse desde muy temprano.

Desde precios baratos, hasta la calidad de los mismos, son las motivaciones de los consumidores para llegar temprano y poder asegurarse las mejores frutas o verduras.

Mientras algunos compran para el consumo individual, otros compran con el fin de revender.

Calle Carrera con Caupolican. 7 y media de la mañana. Mientras la Vega Monumental sigue su rutina matutina,  hay otro grupo de vendedores que se dedican a la venta de productos rurales. Sin embargo, en sectores más céntricos de Concepción.

Noemí Gonzales, vendedora de 52 años de edad, se instala todas las mañanas a ofrecer sus productos en dicho lugar. Trabajo de sacrifico, sobretodo en esta época de invierno donde las lluvias son mucho más recurrentes.

Con sus ingresos mantiene a su familia y también a su madre, quien sufre los problemas de la vejez.

 

 

Su día inició con una ida hacia la Vega Monumental, comprando una cantidad de zapallos y limones, que según ella, son los productos con más demanda en esta época.

Ya bajando los últimos productos, Noemí se dedica a secarlos con el fin de que la lluvia no los perjudique.

«Mucha gente no sabe que esto es realmente pelar el ajo», indicó mientras ordenaba la variedad de frutas y verduras.

 

Zapallos, choclos, tomates y demás, son los productos que la señora Noemí compra en la Vega desde muy temprano para poder empezar a vender.

Ya una vez cortado el zapallo, se pondrá a la espera de clientes desafiando a la lluvia matutina del día miércoles.

Con una actitud optimista, menciona que el secreto para las buenas ventas en este ambiente es «poder tener un vinculo con el cliente y ganarse su confianza». Que de esa forma, el cliente se volverá una persona que vendrá con frecuencia; lo que ella llama «casera».

 

 

Ya son un cuarto para las 8 de la mañana. Y Noemí recibió a su primera cliente. Como esta persona es una casera, no solo le habla de sus productos, sino también de su vida.

Ella comprende que lo más importante del proceso no es solamente el dinero, sino también el establecer relaciones de confianza. «La gran mayoria de los que vienen, ya son mis amigos, se podría decir», ella destacó antes de la primera venta.

 

Como buena amiga y vendedora, ella le ofrece su ayuda a la clienta interesada. Además de generar un vinculo, Noemí sabe que lo que vuelve interesante la compra de productos, es la libertad de los clientes de poder elegir.

De ser así, la cliente escoge los zapallos italianos que ella desea.

«Siempre vengo aquí por temas de comodidad y buen precio», destaca la consumidora. También comentó que es la experiencia y una buena actitud lo que la motiva a volver cada semana donde la «Señora Noemí», como ella le llama.

 

 

Termina la primera venta y Noemí se despide de su primera cliente como si fuesen amigas de toda la vida.

Así, la vendedora cierra su primera venta, esperando lo que sera una larga jornada de trabajo por su parte. Pero se siente satisfecha. «Lo importante, es hacer las cosas bien», destacó ella en esta conversación. Lección importante, considerando la ardua labor que ejerce como una vendedora en una Vega ambulante en la ciudad de Concepción.

La historia de Noemí es solo una de las tantas que se replican entre los diferentes vendedores de frutas y verduras en la zona de Concepción. Un trabajo arduo que no es desarrollado por cualquiera, pero que sin embargo, forma parte de la cultura popular de Concepción.

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