La biblioteca ya no está en silencio Ciudad por Nicolas Jones - 21 octubre, 201818 diciembre, 20180 Una biblioteca es conocida como un espacio de lectura y tranquilidad. Sin embargo, en la Biblioteca Municipal de Concepción se desarrollan actividades que rompen con el clásico silencio, ya que existen espacios en los que buscan generar instancias recreativas entre niños y adultos, logrando así, momentos en los cuales aprender y compartir se vinculan. La Biblioteca Municipal de Concepción ofrece a su público más que sólo la oportunidad de leer, ya que es también un espacio en el cual se buscan generar instancias recreativas de distintas características y enfocadas en el aprendizaje de niños y niñas, a quienes además, se les suma la participación de los padres como uno de los objetivos fundamentales. Actualmente no todas las familias cuentan con el tiempo suficiente para desarrollar lazos recreativos, esto debido a que las largas jornadas de trabajo o de escolaridad impartidas muchas veces lo impiden. Aunque los espacios de esparcimiento existen, estos se encuentran cada vez más vacíos ya que, además del poco tiempo libre que se tiene para disfrutar, se presentan distracciones que llevan a los niños, a veces también a los padres y madres, a quedarse en casa viendo cómo la pantalla de algún aparato tecnológico les facilita o acomoda las pocas horas que tienen al mes para recrearse. En la Biblioteca Municipal de Concepción consideran lo comentado anteriormente como un tema importante, sobre el cual se deben realizar distintas acciones con tal de incentivar a las personas, especialmente a los niños, a que lleven a cabo variadas actividades recreativas que permitan no sólo desarrollar su creatividad, sino que también generar un espacio de compartimiento entretenido y que además, produzca algún tipo de aprendizaje compartido entre padres, madres e hijos. Jornadas de cuenta cuentos, clases de música, armado de volantines, talleres de pintura u otras actividades son las que se desarrollan en la Biblioteca Municipal de Concepción cada semana, especialmente dentro de su espacio llamado Rincón Infantil, al cual quienes asisten, comparten el establecimiento con decenas de lectores que se encuentran dispersados entre las distintas salas que conforman el edificio. El Rincón Infantil se ubica en medio del establecimiento, lo que podría parecer incómodo para las personas que llegan al lugar en busca de tranquilidad. A pesar de lo anterior, no parece haber inconvenientes con el público que asiste a la biblioteca. Paula Cortés, estudiante de antropología y usuaria del espacio en sus jornadas de estudio, explica que “no es molesto que los niños estén haciendo cosas mientras se lee, yo por lo menos no me distraigo. Además, creo que le da un poco más de alegría al espacio, ya que a veces es un poco fome”. Evelyn Chacón, educadora de párvulos y coordinadora encargada del Rincón Infantil dentro de la biblioteca explica lo siguiente, “nosotros dentro del Rincón Infantil permitimos que pueda estar el papá, la mamá o ambos junto a sus hijos compartiendo alguna actividad. Que puedan interactuar y permanecer tiempo juntos, ya que es tan escaso porque los grandes comúnmente trabajamos”. Ella pone énfasis en indicar además que “se generan instancias en las cuales los niños comparten con otros. Donde también pueden conocer personas de distintos lugares mientras aprenden algo”. Los talleres para niños y su importancia para los adultos Los talleres para niños son programados luego de una postulación, en la cual, quien esté interesado en impartir una actividad, debe mandar por escrita su propuesta, siendo luego aceptada por los coordinadores. Manuel Navarrete, es una de las personas que desarrolló una de las actividades, la cual implicaba el armado de volantines entre niños, niñas, padres o madres. Él cuenta que “ es un momento en el que puedo compartir con los asistentes y ver cómo también lo hacen entre ellos. Tengo como prioridad hacer que los presentes, especialmente los más grandes, se hagan parte de los procedimientos” La principal idea de Manuel no es lograr que los asistentes sólo confeccionen el producto, sino que se cree también una instancia de compartimiento, en la que los adultos no sólo sean acompañantes. “Cuando veo a un papá aburrido por ejemplo, le digo que sería bueno que ayude a su hijo o hija a realizar la actividad y rápidamente se hacen parte, a veces sólo les hace falta un empujón”. Él piensa también que la falta de costumbre los lleva a creer que sólo deben acompañar a sus hijos a los talleres, “hay papás o mamás que piensan que tienen que observar cómo sus hijos hacen las cosas y no es ese el objetivo, no el mío por lo menos”. Al ver el trabajo realizado en los talleres como un espacio de compartimiento y de aprendizaje, no sólo los niños adquieren información relevante para su desarrollo, ya que los padres o madres asistentes nutren sus ganas de realizar cosas junto a sus hijos e hijas. “Rodrigo Astorga, asistente al taller de armado de volantines, explica que “vine con la intención de hacer algo diferente, en un principio me quedé mirando cómo mis hijos hacían sus volantines, pero el “profe” me dijo que sería mejor que los ayudara y tenía razón, hay que vincularse más con ellos y aprovechar que existe la posibilidad de hacerlo”. La biblioteca se transforma entonces en un espacio en el que no sólo se asiste a leer. Los talleres de distinto tipo se hacen parte de la programación y surgen así momentos gratos para los usuarios, sobre todo para aquellos que se acercan buscando distintas actividades recreativas para sus hijos y luego vuelven a casa con la sensación de haber compartido con ellos más que sólo un momento didáctico para niños. Fotografías: