Escolares inmigrantes: una recepción positiva

En 2015 los alumnos extranjeros en el sistema escolar sumaban 30.625, es decir, un 0,9% de la matrícula total. En 2018 esta cifra ascendió a los 113.585, lo que representa el 3,2% de la matrícula.

Así como son muchos los chilenos y chilenas que optan por ir a estudiar al extranjero, también hay una cantidad importante de estudiantes que llegan desde otros países. Sin embargo, hay una diferencia en los motivos, ya que, los primeros, generalmente se van porque quieren y pueden hacerlo, mientras, que los segundos, se ven obligados a reubicarse.

En los últimos años ha aumentado el flujo de inmigrantes en Chile, especialmente de familias completas que buscan empezar de nuevo. Debido a esto, cada vez son más los estudiantes extranjeros que se matriculan en establecimientos educacionales del país, lo que conlleva todo un proceso de adaptación, tanto de quienes llegan, como de las comunidades que los reciben.

Un caso penquista

En Concepción, el emblemático Liceo de Niñas cuenta con 9 alumnas provenientes de Haití, Ecuador, Venezuela y República Dominicana. María Fernanda Gajardo, psicóloga del establecimiento, sostiene que la experiencia ha sido positiva para todos. “La llegada de estas estudiantes ha sido súper beneficiosa para nosotros como comunidad porque, en el fondo, nos permite conocer otras culturas y, también, educar a nuestras estudiantes en el respeto y la tolerancia en cuanto a la diversidad cultural, entendiendo que migrar es un derecho humano, o sea, todos tenemos la posibilidad de buscar nuevas oportunidades en otras tierras”, comenta la psicóloga.

El Liceo de Niñas ubicado en el centro de Concepción Fotografía de http://lnconcepcion.cl.

 

Susana Riveros, orientadora del establecimiento, explica que las estudiantes cuentan con una red de apoyo en el Liceo, compuesta por profesionales como psicólogos, trabajadores sociales y orientadores, quienes trabajan de acuerdo a lineamientos que existen para recibir estudiantes migrantes. “Desde el equipo multidisciplinario se les acoge, se les hace una pequeña bienvenida a nivel institucional. Por ejemplo, a principio de año tuvimos un acto, en donde se invitó a las estudiantes, se les reconoció como parte de esta comunidad para que se sientan bienvenidas, asimismo con los apoderados y por parte del equipo multidisciplinario se les va haciendo un seguimiento de su proceso educativo y adaptativo”, añade la profesional.

La experiencia de una inmigrante

Gabriela Gamboa tiene 15 años y cursa segundo medio en el Liceo de Niñas. Hace un año y cinco meses se vino a Chile desde Venezuela con sus padres, escapando de la inestabilidad económica por la que atraviesa dicha nación. “Nos vinimos principalmente por la situación económica, ya que Venezuela no está estable, hacen falta los recursos alimentarios, el sueldo no alcanza para nada, así que buscando un país que tuviese todo ese sustento, encontramos a Chile”, indica.

Si bien, ha sido difícil adaptarse a un nuevo país, Gabriela comenta que la acogida que ha recibido en el establecimiento lo ha hecho más fácil. “No he visto ningún inconveniente con mi persona ni que a nadie le haya molestado ni mi acento ni mi forma de ser. En esto, las muchachas con las que tengo clases han sido muy agradables, lo que agradezco mucho porque me sentí de nuevo como en casa. Hay una familiaridad, aunque no es la misma, pero es como un calor. Entonces, eso yo lo aprecio mucho porque no me ven diferente ni nada por el estilo”, afirma la alumna. Cuando se trata de las clases y contenidos de las mismas, Gabriela afirma que “no hay mucha diferencia. Algunas cosas ya las he visto, otras cosas son nuevas y otras, con el paso de los años se van intensificando, así que sólo hay que estudiar”.

Celebración del aniversario 134 del Liceo de Niñas. Fotografía de http://www.daemconcepcion.cl.

Sin embargo, no todo es color de rosa, ya que Gabriela cuenta que “la experiencia aquí ha sido un poco compleja para mí, ya que ha sido un cambio de 180 grados adaptarme a un nuevo país, a un nuevo ambiente, al clima, a nuevos amigos. Me ha costado, pero recibí una bienvenida muy agradable cuando llegué a Chile”.

En cuanto al apoyo del establecimiento educacional, Gabriela sostiene que “cada vez que me encuentro con el equipo multidisciplinario son muy respetables, me saludan y todo. Entonces, yo eso lo aprecio mucho porque no me ven diferente ni nada por el estilo. Sé que hay relatos de muchos inmigrantes, en Santiago y otras provincias, que sí han sido discriminados y eso a nosotros nos duele porque salir de su casa no es nada fácil, para que después nos den ese tipo de acogida. No es mi caso, pero quiero recalcar que no debería ocurrir”.

Una perspectiva optimista

La llegada de inmigrantes al país es una situación que pone a prueba la capacidad de adaptarse, tanto de quienes llegan al país, como de los chilenos. A pesar de los prejuicios que pueden existir, el caso de Gabriela muestra que el sistema escolar puede acoger a los estudiantes extranjeros, integrándolos al proceso educativo. Esto permite un intercambio cultural que sirve para enriquecer a todos los involucrados.

 

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