Gallinas felices que cobran fuerza

El bienestar animal es algo de lo que cada vez más personas se preocupan. No solo aquellos con estilos de vida vegetariana o vegana se alimentan sin crueldad. Hay quienes optan por otras formas de aportar, por ejemplo al no consumir huevos de gallinas criadas en  jaulas convencionales.

Estos huevos, libre de jaulas, son llamados popularmente como huevos de gallina feliz. Un término que ha ganado fuerza este último tiempo, pero ¿qué quieren decir exactamente huevo de gallina feliz? ¿están realmente felices las gallinas? ¿es lo mismo el huevo de gallina feliz que venden en supermercados al de los campo?

Un huevo de gallina feliz son los obtenidos de ponedoras que se crían y mantienen libre de jaulas convencionales. Para esto existen dos sistemas y ambos son considerados en el mercado como gallinas felices. Por un lado está el free range, un sistema que permite a las gallinas, durante gran parte del día, deambular por un sector natural delimitado, donde se pueden alimentar de gusanos y pasto, además de poder realizar actividades propias de las aves como baños de tierra, de sol, aletear escarbar y pastorear.

Por otra parte esta la cría en aviario, esta consiste en una jaula inmensa donde se crían las gallinas. Este se diferencia con la cría convencional debido a que el aviario requiere una mayor atención, dedicación y especialización ya que  se controlan las temperaturas, humedad, ventilación e iluminación.

El Peumo

Es importante conocer estas diferencia al momento de optar por un huevo de gallina libe, sin olvidar que el concepto es usado para ambas técnicas descritas anteriormente, así explica Pablo Morande,

Pablo Morande, jefe de marketing Fundo El Peumo.

jefe de marketing de Fundo el Peumo. Estos productores locales han optado por incorporar, desde el año 2016 ya con fuerza, el sello de gallina feliz a su imagen.

“Nosotros tenemos un sector, que son espacios controlados, donde las aves puede salir a comer pequeños gusanitos, pasto, darse baños de sol y otras actividades propia de la especie. Además nosotros no les controlamos ciclos de luces, no les controlamos nada”, explica Pablo.

Este sistema free range de Fundo el Peumo ha conseguidos buenos

resultados, sin embargo aún los porcentajes son bajos. El 95% de los huevos que comercializa El Peumo siguen siendo de gallinas criadas en jaulas tradicionales.

Chile aun está lejos de convertir el sector aviario en un sistema 100% libre de jaulas, como ocurrió con Francia, país que anunció que desde 2022 prohibirá los huevos de gallina criadas en jaulas convencionales. Es un paso importante que, según explica Pablo, es difícil para un país como Chile “debido al espacio. La gallinas cuando están en jaulas ocupan una cierta cantidad de espacio, pero si uno las tiene libre necesitan 10 veces esa cantidad. Entonces es difícil que los productores nacionales puedan cubrir esa cantidad de hectáreas para poder tener este tipo de crianza”, concluye.

Huevos de campo

Pero no solo la industria provee de huevos. Muchos dueños de grandes espacios deciden tener sus propias aves y comercializar. Estos son los llamados huevos de campo y pueden ser perfectamente sinónimo de huevos de gallina feliz. Gloria Pérez es dueña de un terreno en el sector Cancillas, en Cerro Negro, donde tiene 30 gallinas y dos gallos. “Hay temporadas que ponen hartos huevos entre 20 y 12, aunque siempre varia, sobre todo en invierno que casi no ponen nada por el frio, ahora tampoco están poniendo mucho porque están culecas” explica Gloria.

Gallina de Iván asomada de su gallinero.

Cuando la gallina esta culeca  pasa 21 días echada empollando. Este dato es importante como menciona la dueña de estas aves, porque aquí no se les altera ninguno de sus ciclos naturales. Se les alimenta de avena, trigo, pasto, maíz “pero el maíz es muy calórico para el verano y les hace mal en esta fecha”; y lo más importante andan el plena libertad. “Son gallinas felices, porque están libres”, concluye Gloria.

También hay quienes optan por tener gallinas no para comercializar sus huevos sino para consumo propio. Es el caso de Iván Tapia, cuidador de un terreno en Cabrero donde fabricó un gallinero para sus ocho gallinas y el gallo. “Aquí las gallinas andan libres, pasean y después vuelven solitas”, explica Iván. “Ponen un huevo al día no más,  no ponen todas de un viaje»,  pero al ser para consumo propio dice estar satisfecho y feliz de poder consumir huevos de sus propias aves, consiente de que no fueron alimentadas con hormonas o sometidas a estrés.

En fin, según expertos, respecto al valor nutricional entre un tipo de huevo y otro, este no varía. Lo que cambia es tanto por fuera (cascara a veces incluso azuladas, según la raza del ave) como por dentro (la yema de un color amarillo intenso debido a la alimentación con maíz principalmente).  Pero para muchos el principal cambio es respecto a la alimentación consiente de un alimento que no significó el sufrimiento de otro ser vivo.

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