Tabaco vs Cigarrillos Industriales: ¿Cuál es más perjudicial?

El hábito -o mal hábito- de fumar es uno de los más arraigados en la sociedad chilena actual. Se ha convertido en una costumbre que es transversal en cuanto a segmentos sociales e incluso etarios se refiere. Sin embargo, pese a esto, existe una cierta dualidad en cuanto a exhalar humo, debido a que la oferta es variada y los debates en torno a esta también.  

Es conocido que el mercado ofrece los tradicionales cigarros en cajetilla, cuyos daños ya son bastante públicos en base a la gran cantidad de campañas que se han realizado durante los últimos años -algunas bastantes cuestionadas- y a los casos de sensibilización que se han mostrado públicamente al respecto, como el del conocido Don Miguel.

Pese a eso, no es la única oferta existente en cuanto a fumar tabaco, y es que el tabaco de enrolar, se ha popularizado bastante durante el último tiempo, sobre todo en los jóvenes y universitarios, quienes han visto en este producto una oportunidad de ahorrar e incluso generar recursos.

El tabaco de liar permite una mayor cantidad de cigarros para el consumidor – Fotografía extraída de «El Correo Gallego».

En base a esto se genera un debate sobre lo perjudicial que son estos productos, y la diferencia entre el tabaco manufacturado industrialmente, y el que se enrola personalmente.

Salud perjudicada

Gran parte de los fanáticos del tabaco para liar afirman con total certeza que este es menos dañino que el cigarro producido en la industria. Dentro de los motivos considera los químicos añadidos para la combustión -los cuales evitan que se se apague el cigarro manufacturado-, el testeo en animales y el mito del menor consumo y la facilidad de dejarlo.

Uno de los estudios más reconocidos en torno al tema es el de Carlos Jiménez, neumólogo experto en tabaquismo, y actual presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.

En base a su estudio, se llega a la conclusión de que el tabaco de liar es tanto o más dañino que el cigarro manufacturado. Las razones van desde la combustión e ingesta de monóxido de carbono, el añadido de químicos, entre otros motivos que se exhiben a continuación.

Como se puede ver, se estima que quienes fuman tabaco de liar poseen concentraciones más altas de monóxido de carbono en su aire espirado que los de tabaco manufacturado (27,9 frente a 21,48 partículas por millón de unidades). Esto se debería a que la quema de papel es mayor en este caso.

A pesar de esto, Leonel Ramírez, propietario y vendedor de la tabaquería Almendross, ubicada en la Galería Italia, establece que el tabaco de liar sí es menos dañino, al nivel de estimar que no se deberían relacionar ambos productos entre sí: “La Ley de Tabaco ve de todo, desde el cigarro del quiosco hasta el tabaco que vendemos nosotros. No puede ser así, son dos cosas separadas, dos productos muy distintos”.

Y es que justamente, la Ley de Tabaco que rige en Chile regula ambos productos por igual y prohíbe ciertos cosas para ambos productos, tales como fumar en lugares techados o la publicidad en horario apto para menores de edad.

Factor económico

Uno de los motivos que llevan a la gente a moverse de un producto hacia otro es el precio en relación al consumo. Durante los últimos años, el valor de los cigarrillos manufacturados se ha elevado bastante.

Una de las pruebas vivientes es la cajetilla de Pall Mall click verde, cigarrillos conocidos por su sabor mentolado y aludidos como los culpables de la masiva inserción de jóvenes menores de edad al vicio. En primavera del 2013, de acuerdo a los datos contrastados en la página de base de precios del Servicio de Impuestos Internos, la cajetilla pequeña contenía 12 cigarrillos a un precio de $1200, mientras que la de 20 valía $2200.

En la actualidad, la cajetilla pequeña trae 10 cigarrillos a un precio de $1700 y la cajetilla grande cuesta $2900, debido al alza del impuesto adherido al producto.

El incremento del precio de las cajetillas ha sido evidente durante los últimos años – Fotografía extraída de Negocio Actualidad.

Esta situación fue una oportunidad para muchos consumidores de por fin poder dejar el famoso mal hábito. Sin embargo, la oferta del mercado dio una nueva opción para quienes no pueden abandonar el vicio tan fácil, o para quienes simplemente no quieren hacerlo.

Los precios de los paquetes de tabaco -los cuales bordean los 30 o 40 gramos de contenido- varían en torno a la marca, calidad, sabores y otros factores. Sin embargo, marcas popularmente consumidas tales como Madison, Harvest, Stanley o RedField, se pueden encontrar en el mercado con precios entre los $3.500 y los $5.500. Si bien el precio es mayor, muchos consumidores afirman que rinde mucho más en el corto plazo, ya que si bien el gasto es un poco mayor, considerando que además deben comprar papeles y filtros, se pueden enrolar muchos más cigarrillos.

Esto último, sin embargo, es un arma de doble filo, considerando que podría ser más dificultoso al largo plazo el poder dejar el hábito. Aunque muchos afirman que se consume menor cantidad de cigarrillos, sí se debe considerar que el riesgo puede ser igual o mayor a los manufacturados. Por lo mismo, se ha insistido en que quien fume debe ser consciente de lo que está consumiendo o en lo posible, dejar el hábito.

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