Trabajo Universitario: Cuando las lucas no costean el sueño profesional.

Una constante entre los jóvenes universitarios es el deber ingeniárselas para poder generar ingresos extras. Diferentes actividades ayudan a solventar el costo de vivir cuando el dinero no siempre alcanza.

Sabido es que la educación chilena es una de las más caras del mundo, los altos aranceles sobrepasan con creces los precarios salarios de gran parte de la población nacional. Según un estudio de Fundación Sol -basado en los datos de la encuesta Casen 2017-  “la mitad de los trabajadores en Chile percibe menos de 350.000 mil pesos líquidos”.

A lo anterior se suma lo caro que es conseguir morada, un reportaje de CIPER detalla que, “entre 2009 y 2015 el precio promedio de arriendos en zonas urbanas aumentó en un 31,2%”. Así, y con una nula asistencia estatal –que más bien es partícipe de este matonesco sistema, endeudando a casi un millón de chilenos – el trabajo informal en universitarios es una alternativa que toma fuerza.

Estudiantes de la Universidad del Bíobio vendiendo «fajipizzas»

Sofía Céspedes es estudiante de Periodismo en la Universidad Católica de la Santísima Concepción, cuando no está en las aulas vende tabacos en distintos puntos de la ciudad en la búsqueda de su independencia financiera: “Mis papás me pagan la universidad, me pagan todo, entonces para las cosas que quiero debo financiármelas yo misma”, detalla.

Además, la joven ahonda una profunda reflexión, “mis viejos son artesanos y no tienen sueldo fijo, arrendamos una casa en el centro que es cara y por el hecho de vivir ahí no tengo posibilidad de gratuidad. Es injusto, las situaciones son distintas, los contextos son diversos, no porque alguien viva en tal parte o porque su papá tenga trabajo estable va a poder pagarse la educación”, concluye.

Sofía Céspedes ofreciendo tabacos naturales en el Campus central de la UdeC

Asimismo, los datos sobre las formas de financiarse la educación superior en Chile son bastante claros, según la Octava Encuesta Nacional de Juventud elaborada por INJUV, al menos un 73% financia de forma directa (con su propio trabajo) o indirecta (con ayuda de sus padres) los costos de su educación. Por debajo de esa cifra, un 38% financia una parte de sus estudios con beca.

Panorama desalentador si se considera que en el desglose por sexos sólo un 39% de las mujeres recibe ingresos producto de su trabajo (ya sea regular o esporádico), en los hombres este porcentaje es de un 58%. En el total, la principal fuente de recursos que reciben los jóvenes proviene de sus padres (49%), seguido por el trabajo regular (39%), y un importante 12% recibe ingresos por trabajos esporádicos.

Realidad laboral de jóvenes y estudiantes chilenos

De esta manera, resulta urgente establecer políticas que permitan garantizar el pleno derecho a la educación. Con el fin de que el sueño de estudiar sea un espacio al crecimiento personal y no signifique un sacrificio para familias ni estudiantes, que deben restringirse y enfocar energías en mantener a flote una balsa que debería estar amarrada -por orden natural- con los mismos materiales para todos aquellos que buscan el sueño de ser profesional.

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