Un acuerdo muy poco conveniente Entrelíneas por Consuelo Victoria Vidal Mendoza - 25 septiembre, 202025 septiembre, 20200 Antes de conocer la respuesta del Gobierno respecto a si iba a formar parte del Acuerdo de Escazú, los dichos de algunos personeros del oficialismo retumbaron y dieron vueltas en mi mente, específicamente las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, donde afirmó que este acuerdo no era conveniente para Chile. Me pregunto, ¿el acuerdo no es conveniente para los chilenos y chilenas? ¿o más bien para las grandes empresas que contaminan localidades en pos del vitoreado desarrollo? Uno de los puntos de este acuerdo permite una mayor participación de la ciudadanía en temas medioambientales. El acuerdo no es para nada ventajoso, ya que podría entregarle a las personas comunes y corrientes un mayor poder de decisión respecto a temáticas medioambientales que los afecten directamente, lo que, por ejemplo, no permitiría crear centros comerciales en humedales. Otro de los puntos a mencionar respecto a este acuerdo es sobre el acceso a la justicia, esto, entre otros aspectos, permitiría que aquellos activistas no puedan ser silenciados o amenazados por los matones de las grandes industrias contaminadoras a las cuales estos defensores medioambientales quieren boicotear. Por último, este acuerdo permitiría a las personas tener un mayor acceso a la información ambiental. Esto se debe evitar a toda costa, ya que habría transparencia en temas como la calidad de agua que consumen diariamente en ciertas localidades o las consecuencias a la salud que tiene la construcción de ciertas empresas en determinadas ciudades. El acuerdo no es para nada conveniente para aquellos que están detrás de las corporaciones que explotan y contaminan nuestro país. Por otra parte, es sumamente beneficioso para aquellas personas que tienen termoeléctricas en sus patios traseros, para quienes sufren enfermedades, como problemas respiratorios a causa de la contaminación o para quienes deben sufrir escasez de agua en sus localidades. Formar parte de este acuerdo era un paso importante para reconocer los derechos humanos en temas medioambientales, a respetar la dignidad de las personas y cuestionar la forma en que el país se proyecta en un futuro. No tenemos un planeta al cual podamos escapar cuando la Tierra sea inhabitable. Es ahora el momento en que debemos plantearnos hacia dónde vamos y ser críticos respecto a las decisiones que pueden afectar a las generaciones del mañana. Lamentablemente volvemos a ver a un Gobierno preocupado de un desarrollo que piensa en el presente y que destruye el futuro.