El Cine Documental: Un Dispositivo Antiamnésico

Un país amnésico desarticula su presente, ¿Cómo podría edificarse en ausencia del pasado? Es frágil la arquitectura histórica de Chile si se construye sin los cimientos de la memoria.

El cine documental acciona como un dispositivo narrativo que mediante imágenes, videos, sonidos y textos urde un registro de la realidad social, sin embargo, ésta está sujeta a un proceso de montaje y selección que expone la subjetividad del autor ante la interpretación que éste tiene sobre el mundo que habita, es su enfoque el que representa en las secuencias cinematográficas.

A diferencia del periodista, el documentalista incorpora la voz subjetiva al abordar temáticas de impacto sociopolítico en sus recursos audiovisuales, no obstante, la indagación y el análisis fundamentado del quehacer periodístico se mantiene activo, pese a que éste es desarrollado mediante la visión artística y poética del cineasta.

«El documental es contrainformación, el documental siempre va a ser peligroso porque cuenta la verdad, porque no tiene miedo, siempre tendrá un costado subversivo y marginal», declara Patricio Guzmán, documentalista nacional de vasta trayectoria. El narrador audiovisual posiciona el concepto de memoria como eje principal de su trabajo fílmico y se ha transformado en uno de los exponentes más lúcido del documental contemporáneo.

Patricio Guzmán en Francia, tras él figura el afiche de su obra «La Batalla de Chile». Registro: Biblioteca Nacional Digital de Chile.

El cine documental figura como una vía alternativa dentro de la comunicación audiovisual, a diferencia de la Televisión no obedece a poderes políticos ni depende del mercado. Dicha autonomía rescata la posibilidad de percibir la realidad social a través de la mirada sensibilizada del documentalista, y de manera contraria al cine ficcional, ofrece la posibilidad de ahondar en la realidad sociopolítica e histórica de las personas, sin restarse de un componente estético.

“Un país sin memoria es como una familia sin álbum de fotografías”, señala Patricio Guzmán, quien reconoce una deuda histórica en Chile y la necesidad de hablar del pasado en un país que instaura la amnesia como forma de vida, pues recordar le duele.

Es crucial reconocer el cine documental como un dispositivo narrativo que entreteje fragmentos históricos, sociales y políticos de las naciones. La memoria se alimenta de los archivos gráficos y audiovisuales, cuya carga emocional y simbólica articula a su vez el presente. Recordar da la posibilidad de reflexionar y, por ende, de transformar. La interconexión pasado, presente y futuro hace innegable el rol del documentalista como un agente clave en la configuración del tejido social.

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