La heroica labor de la primera línea de la salud chilena

Al comenzar el 2020 la información de un nuevo virus de origen asiático, se propagó tan veloz como el número de contagios que eran contabilizados tanto en Asia, como en Europa. Pese a parecer una realidad distante, ni las imágenes que llegaban de noticieros extranjeros sobre el desgaste físico, mental y emocional de los funcionarios de salud, prepararía a quienes ejercen esta labor en el país. Pues, desde el reporte del primer caso de COVID-19 en Chile, el 3 de marzo, la alerta sanitaria se activó ante la espera y prevención de más contagios, que hasta la fecha permanecen en la realidad nacional, poniendo a prueba tanto al sistema de salud, como a todos quienes hacen posible que este funcione.

Por: Valentina Rodríguez

En la extensión de Chile son numerosos los y las profesionales que durante esta pandemia han reafirmado el compromiso con su vocación, ejerciendo de manera meticulosa una labor incesante, pero fundamentalmente vital para todas y todos.

La salud nacional en específico el sistema que la sustenta, en numerosas ocasiones ha sido cuestionado y puesto bajo la lupa de la opinión pública. No obstante,  distante de la burocracia y polémicas, está la real labor de quienes dan vida a la esencia de la entrega y cuidados de la salud, quienes, durante esta crisis sanitaria, han reflexionado más que nunca sobre la importancia de su trabajo, el cual han debido ejercer con plena conciencia de los riesgos que implica estar en el lugar donde la vida y muerte disputan cada segundo, más aún cuando el enemigo a combatir es un virus pandémico que se propaga ante el menor descuido.

En relación a lo anterior, de acuerdo al último informe epidemiológico entregado por el MINSAL, desde que la pandemia se extendió en el país, son 9.865 los pacientes que han sido hospitalizados y han fallecido a causa de la COVID-19, cifra que incluye a trabajadores del área, como Lorena Durán, primera trabajadora de la salud en fallecer a causa de este virus en Chile. Al respecto, desde los gremios de funcionarios, se muestran alerta pues pese a saber que las condiciones y recursos del sistema de salud público no son los óptimos, su labor no puede cesar ante esta crisis.

Lorena Durán, primera trabajadora de la salud fallecida por COVID-19 en Chile. FOTO: Publimetro

La convicción ética en pandemia

Ser cautos en su actuar, brindar la atención adecuada desde la prudencia y autocuidado en su incesante labor, ha sido el lema que, durante los seis meses de pandemia en Chile, los agentes de salud han debido mantener en sus conciencias para continuar brindando salud digna y de calidad a todos sus pacientes, los cuales han sabido reconocer los riesgos a los cuales se exponen quienes mueven el motor de la salud chilena a diario.

Jaime Muñoz, es enfermero clínico de urgencias en la ciudad de Angol, lugar donde cada día le toca dar lo mejor de sí, pues sabe que, a pesar del cansancio provocado por los largos turnos, su función es vital y así lo siente al comentar lo siguiente, “la impresión de mi labor durante esta pandemia, va asociada a que nos sentimos más reconocidos como trabajadores de la salud y que la gente valora más nuestro trabajo entendiendo la presión que tenemos”. Así mismo, Nicolás Alvarado cumple con cautela sus jornadas en un CESFAM de San Pedro de la Paz, donde es médico de numerosas personas que en cada atención le dan alguna señal de gratitud, “el cariño y afecto mostrado por los pacientes durante esta pandemia, es mucho mayor que el de años anteriores y eso es bastante gratificante”, comparte Nicolás.

Sin embargo, en cada nuevo turno está presente la inquietud de los funcionarios, pues saben que el virus es un enemigo silencioso que ronda en todo momento, así lo comenta Jaime al reconocer que el buen uso de su equipo de protección personal, está directamente relacionado con que sus colegas cumplan de igual forma, destacando la responsabilidad compartida. Al igual que Jaime, Nicolás habla tranquilo desde la confianza que siente en el autocuidado que ha llevado a cabo junto a su equipo estos meses, “el temor es por el virus que está dando vueltas y no sabemos cómo enfrentarlo, es el temor a lo desconocido, a enfermarnos sin saber. Por eso, personalmente y todo mi equipo tomamos todas las medidas y llevamos seis meses sin contagios, lo estamos haciendo bien”, recalca el médico.

Por otro lado, Patricio Mora, kinesiólogo en la unidad de pacientes críticos del Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción, destaca que dentro de todo lo que viven en cada turno, su equipo y colegas de otras áreas valoran mucho el trabajo que cada persona desempeña, lo cual contribuye en la formación de un ambiente grato, pese a los temores que la realidad manifiesta.

Hasta la fecha en Chile se han reportado 14.252 casos activos de COVID-19. FOTO: UCN.

En relación a los sacrificios de su trabajo, Patricio comparte que ha debido modificar su rutina y convivencia familiar, “en lo personal, me tocó estar harto tiempo fuera de casa, para estar más cerca del trabajo y evitar los contagios, sobre todo de la familia. Si bien uno siempre está con todas las medidas de protección y trata de usarlas como corresponde, siempre está el riesgo”. Lo anterior no es un hecho aislado, pues durante esta pandemia más de un funcionario ha debido aislarse por el temor de un posible contagio a su núcleo familiar.

En definitiva, durante la espera de una cura a este virus, los funcionarios de salud entregan lo mejor de sí para cumplir con su labor de forma óptima, velando por la calidad de la atención y servicios, así como por la dignidad de sus pacientes, la misma que en numerosas ocasiones han exigido a las autoridades desde las calles en marchas por mejoras al sistema de salud. El mismo que los pone a prueba, pero, que, a la vez, les permite compartir y aprender de la esencia del servicio y que es recompensado con la gratitud de los pacientes.

Funcionarios en multitudinaria marcha del 22 de octubre de 2019, por el derecho a la salud digna y de calidad. FOTO: CPR.
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