Sé como el agua, amigo mío Entrelíneas por Tamara Andrea Jara Carrasco - 13 noviembre, 202013 noviembre, 20200 Saber cómo adaptarnos a los cambios y afrontar lo incierto son claves en nuestra sociedad actual, desde la filosofía podemos encontrar un nuevo rumbo. Por Tamara Jara Carrasco Ante un contexto tan fluctuante como el actual, donde es difícil tener la sensación de control y de atenerse a algo, pareciera ser que lo único verdaderamente estable son los miedos e incertidumbres diarias que nos sobrecogen como seres humanos. El filósofo Zygmunt Bauman ya lo anticipaba al introducir el concepto de sociedad líquida. El término fue usado para aludir a la modernidad de valores, modelos y estructuras sociales que estarían en constante cambio. Esta modernidad líquida se encuentra muy asociada al agua, como un elemento vital capaz de adaptarse y cambiar de forma. Nociones que recoge el taoísmo a través del principio Wu wei o de la acción natural no forzada, que se asocia a la fluidez, flexibilidad y adaptabilidad del ser humano. Es el 9 de diciembre de 1971 que esta filosofía se escuchó en la voz del célebre Bruce Lee. En una entrevista realizada por el periodista canadiense Pierre Berton, el destacado artista marcial explicaba este concepto tan vital en su carrera: “Si pones agua en una botella se convierte en la botella, si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede aplastar. Se como el agua”. Esta trascendental metáfora quedaría en mi memoria, como en la de tantos más, como un postulado filosófico que nos enseña a encontrar calma en el caos, tener templanza y seguridad en la incertidumbre. Ser como el agua que puede correr o puede aplastar es la mejor invitación a fluir con la vida y superar los obstáculos, como el agua que fluye entre ríos y montañas. Agua que corre y que nunca se estanca. Y es que las palabras de Bruce Lee parecieran resonar en mi mente en el momento más adecuado, ¿porque qué es vivir en Chile sino vivenciar la modernidad líquida en su esplendor? Un país en medio de una crisis política y sanitaria que intenta reestructurarse desde sus bases y acabar con un legado sangriento que de líquido no tuvo nada. Un país convulsionado, agitado y sediento de cambio que solo me hace recordar a un río que retorna su cauce. Sin duda, es la filosofía que mejor resumirá la edición de Entrelíneas aquí plasmada, una sociedad que cambia y se adapta. Porque hay que seguir fluyendo.