Sin “casa” y “salud” no existe Concepción Entrelíneas por Pablo Ignacio Ortiz Bascuñan - 27 noviembre, 202027 noviembre, 20200 La mixtura entre arte rupturista, consignas sociales, cerveza de autor y las promesas de la música local, sin que ninguno de estos elementos se sienta fuera de lugar, hace de Casa de Salud el lugar idóneo para entender la esencia de la vida nocturna penquista. Antes que la pandemia y sus efectos impactaran en nuestras vidas, era común que quisiéramos salir a bailar, mientras nuestros amigos preferían deslumbrarse con nuevas propuestas musicales o conversar sobre las vicisitudes de la vida. Cuando esto sucede, surge el dilema que define la calidad de una noche, o bien, puede sentenciarla al fracaso: ¿a cuál discotecque se irá? Existen para todos los gustos, distancias y presupuestos para el Uber, pero esa amalgama de opciones solamente dificulta la decisión final. Sin embargo, en Concepción esto no debiese ser motivo de discusión, porque existe un lugar que combina esa diversidad de gustos sin forzarla. Su nombre es Casa de Salud y se encuentra en el epicentro del Barrio Norte penquista; específicamente en el número 574 de la calle Brasil. Contra lo que su nombre insinúa, no se trata de un hospital, sino de un lugar que podríamos describir como “la embajada oficial de la bohemia penquista”, concepto que si bien es difícil definir, hace converger expresiones artísticas tan distintas como el muralismo, la música independiente, el teatro y la danza, todas ellas presentes en “La Casa” y de una manera absolutamente democrática: si se llega antes de la medianoche, la entrada es gratis. Gracias a ambientes variopintos, como la “Unidad de Geriatría”, dedicada a las tocatas en vivo o el “Salón de la Fama” que luce rupturistas obras de arte en sus paredes, Casa de Salud es el fiel reflejo de un Concepción impredecible, pero estancado temporalmente por la pandemia. Un sello distintivo de Casa de Salud son los músicos emergentes, como la banda Futuro en Sepia. Fotografía: Pablo Ortiz Bascuñan. Sin embargo, si Casa de Salud es una analogía de la resiliencia penquista, es justo señalar que con ella comparte una capacidad única de reinventarse: si bien “La Casa” no puede funcionar desde aquel funesto 18 de marzo, cuando se estableció el controvertido “toque de queda”, rápidamente se reactivó, pero en forma de delivery con preparaciones de autor. Se trata de No Estamos Fritos, proyecto cuyo nombre, fiel al espíritu de Casa de Salud, apela a reírse de la incertidumbre que alguna vez puso en riesgo la continuidad de este recinto (y de todos los locales nocturnos). Así, Casa de Salud aspira a mantenerse con “salud” durante largo tiempo, gracias a la fidelidad de las personas que cada semana comulgaban con el implícito ritual de mezclar cultura penquista underground con un buen “carrete” o tragos de selección.