Hormonas anticonceptivas: la opción favorita de los ginecólogos

La educación sexual es un tema al debe en la salud pública a nivel nacional. Y es que quienes buscan atención en recintos estatales tienen pocas o nulas opciones de acceder a otras alternativas que no sean anticonceptivos hormonales.

Los derechos sexuales y reproductivos son considerados derechos humanos desde el año 1994 por la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo.

Sin embargo, la ginecología a nivel nacional, no se ha preocupado de educar a las mujeres sobre su cuerpo y las consecuencias de ciertos medicamentos u hormonas en su organismo. Además de entregar otras opciones para no concebir.

La abogada y Magister en Derechos Humanos, Natalia Bórquez comentó: “El Estado debe garantizar servicios de atención y salud sexual reproductiva a las mujeres».

Además, agregó que: «Debe asegurar el acceso a servicios básicos de calidad especialmente respecto a aquellas personas en situación de vulnerabilidad”.

Las alternativas

Cada vez se hace más latente la necesidad de buscar métodos anticonceptivos amigables con el cuerpo de la mujer, pues es frecuente ver efectos secundarios.

La ginecóloga, Andrea Von Hoveling, dice que estos pueden ir desde dolores de cabeza, aumentos de peso o fiebre, hasta mareo y cambios de humor. 

Por lo mismo, muchas prueban métodos cuya efectividad no esta totalmente comprobada y que en su mayoría el conocimiento llega por parte de otras mujeres y no profesionales de la salud.

Algunas de las alternativas usadas para impedir la concepción son los métodos del Calendario o Billings.

Para llevarlos a cabo, la mujer debe tener pleno conocimiento de su ciclo menstrual y ritmos biológicos, lo que determinará su efectividad.  

Pese a esto,  existe un método más definitivo: la ligadura de trompas. Sin embargo, se trata de una opción controvertida, ya que se supedita más a la voluntad médica que a la propia paciente.

Según el ginecólogo de la Clínica Las Condes, Daniel Gaete, “La OMS recomienda a los profesionales que uno le haga ver a la paciente que en realidad no es conveniente o que lo piense. Sobre todo en mujeres muy jóvenes o en quienes no tienen hijos, pero finalmente debería imponerse la solicitud de la paciente”.

“Es importante diferenciar entre médicos que optan por el diálogo y que invitan a que la mujer lo piense mejor, versus quienes simplemente cierran la puerta o les dicen que ‘están muy jóvenes y se van a arrepentir’. Esto va en contra de una norma legal”, agregó Von Hoveling.

Top