Por mí y por todos los que no pueden

Pacto de Fuga, de David Albala, es una producción que sale de lo común si nos limitamos al cine nacional. Posee un relato bien llevado y actores de renombre que, pese a encontrarse en un contexto político y social distante, logran transmitir muy a detalle este hecho acontecido en el año 1990, pocas semanas antes de que Patricio Aylwin asumiera la presidencia y se recuperara la democracia en Chile.

El relato nos sitúa en 1988, año en que un grupo de reconocidos ex frentistas llegan a la Cárcel Pública de Santiago, para ser agrupados en un pabellón para presos políticos. Muchos de ellos estaban condenados a muerte por oponerse al régimen de Augusto Pinochet mediante la vía armada y tras no recibir apoyo externo, deciden planear su huida por un túnel que cruzará todo el penal hasta llevarlos a la libertad.

En 138 minutos se relata cómo un grupo de presos políticos se joden en el sistema penitenciario impuesto por la dictadura. Albala nos golpea desde el comienzo con situaciones sumamente angustiantes, que buscan generar un shock emocional en la audiencia. El hecho de estar basado en un episodio real potencia aún más las emociones, ya que pareciera que los protagonistas realmente estuvieron ahí.

Las actuaciones de los personajes son convincentes y el guion está correctamente diseñado, más allá de la incómoda utilización de ciertas herramientas narrativas para ayudar a la trama.

Pie de foto: Luego de que los 24 miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez escaparan el túnel quedo al descubierto, logrando con esto que un total de 49 reos pudieran fugarse de la Cárcel. Extraída de Disonantes.cl

Tal como lo expone la cinta, los frentistas efectivamente ocultaron entre 50 y 70 toneladas de tierra en el entretecho de la cárcel, cargados por bolsas hechas con pantalones y mangas, tal cual lo muestra el personaje León Vargas, interpretado por Benjamín Vicuña. El microbús que esperaba a los 24 frentistas para distribuirlos por distintas partes de Santiago sí existió, pero con la diferencia de que los reos fugados no recibieron documentos falsos, sino que pasajes de metro, boletas y llaves que podría portar un transeúnte normal, sin levantar sospechas.

Estos detalles mencionados potencian el relato. Sumado a que algunas tomas y planos son efectivos para plasmar la claustrofobia provocada por estar construyendo un túnel, además de estar siempre bajo tensión y el peligro de ser descubiertos.

La cinta es competente en todas sus líneas, con una cuota necesaria de acción, destacándose por sobre otras producciones chilenas situadas en periodo de dictadura. Posee un objetivo determinado, con el que busca llegar a un público masivo, valiéndose de un episodio político poco difundido en el cine nacional, pese a que fue catalogado en su momento como una de las fugas más certeras de toda Latinoamérica.

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