Con problemas económicos arrastrados desde el 2019 y un 2020 marcado por la emergencia sanitaria y su incidencia en diferentes sectores de la sociedad, el consumo no se vio alterado por estas circunstancias. A pesar de la crisis económica que sufrieron y sufren diferentes naciones, esta no detuvo al consumidor chileno y sus compras, principalmente con modalidad online. ¿Se mantendrá esta tendencia en el consumidor chileno del año 2021? 

La pandemia del coronavirus generó un cambio en diversos aspectos de la vida de las personas. Por su parte, los hábitos del consumidor chileno perduraron durante el año 2020 sin grandes cambios. Centros comerciales, como los mall y paseos peatonales, fueron blancos de críticas por el gran flujo de personas que los recorrían. Más allá de temas sanitarios, podría sorprender que en situaciones excepcionales, esta costumbre se mantuviera en los consumidores chilenos. 

Transformación del consumo en Chile

El sociólogo y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Tomás Moulian, en conversaciones con Radio y Diario Universidad de Chile, comentó cómo el consumo se ha transformado en el centro de vida de chilenas y chilenos. 

Sin embargo, actualmente existe una preocupación del comprador respecto a donde está entregando su dinero. Sostenibilidad, sustentabilidad y énfasis en el producto local, son algunas de las características que están toman peso al momento de comprar un producto según un reporte de Accenture.

Los locos años post-pandemia

También, al ser una pandemia mundial no solo es un fenómeno biológico sino que también uno social. Nicholas Christakis, investigador de la Universidad de Yale, realizó una lectura que asimila el periodo post-pandemia con los locos años 20 ocurridos luego de la Primera Guerra Mundial del siglo pasado. Tiempos de fiesta, desenfreno y derroche económico que no escatimará en detalles. 

Según un artículo de la BBC, el consumo verde, que se entiende como la compra de artículos que sean sustentables, sigue fomentando el problema de raíz, que es el consumo indiscriminado de artículos que muchas veces no son necesarios, satisfaciendo así el deseo materialista de poseer nuevos objetos.

La solución a lo anterior es encaminarse en el consumo reducido, centrándose en aquello realmente necesario. Según investigaciones de Sabrina Helm, investigadora de la Universidad de Arizona, este estilo de consumo, además de ser beneficioso para el bienestar y el estrés de las personas, sería la clave para la sustentabilidad en el largo plazo.