El debate sobre el voto adolescente Entrelíneas por Nicolas Cristobal Muñoz Diaz - 22 enero, 202122 enero, 20210 Desde el comienzo de la historia de Chile, el derecho a sufragar ha sido un tema controversial. Si bien el proceso democrático por excelencia ha mejorado e incluido a una mayor cantidad de población, aún hay muchas personas que se sienten ignoradas. Por: Nicolás Muñoz y Lucas Tapia La discusión acerca del derecho a sufragar de los más jóvenes tuvo su auge previo al Plebiscito Nacional del 2020, puesto que, a todas luces, se estaba dejando fuera a quienes, en gran medida, fueron protagonistas de las manifestaciones que culminaron en la memorable hazaña de cambiar la actual Constitución. Sin embargo, el proyecto que buscaba implementar el voto desde los 14 años, presentado en noviembre de 2018 por el diputado Boris Barrera, durmió en el Congreso como tantas otras leyes. Según el Servicio Electoral de Chile, el 50.9 % de quienes estaban habilitados para sufragar ejercieron su derecho a voto durante el Plebiscito de octubre de 2020, lo que da cuenta de un alto porcentaje de personas que no participaron de esta instancia. En otras palabras, mientras algunas personas desperdician esta posibilidad, los estudiantes secundarios claman por obtenerla, incluso antes de octubre del 2019. En Chile, el derecho a voto puede ser ejercido desde los 18 años, pero un adolescente es responsable penalmente desde los 16 años. Si consideramos esta situación, cabe preguntarse la razón que impide adelantar la edad para sufragar. Al momento de observar la realidad de otros países, notamos que no comparten la misma regla. Según CNN Chile: “En Cuba, los ciudadanos están habilitados para votar desde los 16 años, al igual que en Brasil, donde los jóvenes de 16 y 17 años pueden votar de manera voluntaria, ya que desde los 18 en adelante es obligación participar en las elecciones”. La opinión de los constituyentes Miguel Becar, profesor de inglés y actual precandidato a constituyente por el distrito 21 en la lista “Biobío Sin Partidos”, plantea: “El voto adolescente es algo que se debe debatir y estudiar. Hay mucha literatura al respecto y estudios, tanto a favor como en contra, por lo que hay que tomar la decisión pensando en el contexto chileno, en su cultura, educación y relevancia de la temática en nuestra sociedad”. Además, Miguel Becar profundiza sobre el tema de la enseñanza aclarando cómo sería un sistema que permita la incorporación de los y las votantes más jóvenes. “La educación se debe construir en la base de una asignatura de educación cívica y de un currículum nacional cross curricular que le demanda importancia a la formación de ciudadanos críticos y participativos. Se debe dar también en la actualización de los parámetros de la gestación de centros de alumnos que entrega el ministerio y de cómo en los planes educativos institucionales (P.E.I.) se fomenta e instala como sello educacional, entregando una enseñanza centrada en la no formación de sesgos. Es decir, que sea lo más neutra posible, que inspire participación y pensamiento crítico y no una visión puntual ideológica”, afirmó. En cuanto a la posibilidad de que los adolescentes pudieran votar en el proceso constituyente, Miguel Becar plantea que sería una situación histórica para los jóvenes del país. A su vez, agrega: “Hay que avanzar en formar y tener ciudadanos conscientes y responsables que puedan ejercer sus deberes y derechos independientemente de la edad”. Conteo de votos del Plebiscito Nacional 2020. Fotografía por Pauta.cl. Por su parte, el abogado Víctor Miranda, candidato a constituyente por el distrito 17, explica la parte legal de un posible proceso de habilitación del sufragio adolescente: “Todo es viable dependiendo cómo se haga, no hay nada vetado de legislar, el único requisito es que tenga coherencia con la legislación. En el caso hipotético, tendría que cambiar la mayoría de edad para todos los deberes y obligaciones, como, por ejemplo, matrimonio, carga de pago de impuestos, servicio militar, responsabilidad penal, entre otros”. Acerca del posible voto de los adolescentes, el abogado manifestó: “Podría suceder, pero la verdad es difícil que haya alguna opción. En primer lugar, porque no son incumbentes, no están convocados a la constituyente y no tienen quien los represente, deberían tener mayor conciencia de ciudadanos y educación cívica para exigir antes del proceso el ser incluidos a través de movilizaciones. El proceso para una nueva Constitución ya surgió y los secundarios no han solicitado formalmente ni extraoficialmente inclusión alguna”. Por último, Víctor Miranda agregó: “En suma, una nueva Constitución es un nuevo pacto social y quienes logren ser elegidos van a representar a sectores sociales y en este caso los secundarios no están representados socialmente. Aunque la Constitución se supone va a regir por 30 o 50 años, es decir son incumbentes, pero no tienen la conciencia de serlo”. Controversias desatadas “La demanda del voto secundario nace desde el movimiento estudiantil con la intención de que nuestra voz como estudiantes de enseñanza media se escuche en las calles y también que, a través de las elecciones populares, podamos dar nuestra opinión sabiendo que históricamente hemos demostrado que desde el movimiento secundario nacen los principales actores y actrices de los cambios sociales y políticos”. Así comenzó respondiendo Leyconi Carrier, dirigente de la CONES Biobío, ante la pregunta por el voto adolescente. Esta respuesta se torna controversial, puesto que es distinto a lo señalado por el candidato Víctor Miranda, quien dijo que los estudiantes no han tenido la conciencia de participar del proceso. Si bien es una demanda trabajada y lleva tiempo esperando su discusión en el Congreso, también existen opiniones diversas desde las propias voces de las y los protagonistas. Dominique Carrasco, estudiante del Instituto de Humanidades Alfredo Silva Santiago, tiene 16 años y se muestra en desacuerdo respecto a la idea de adelantar la edad para sufragar: “Un joven de mi edad votará cómo le diga su familia y, en caso contrario, lo hará por quien estime conveniente. No obstante, a tan temprana edad, el pensamiento y conocimiento político no está tan desarrollado”. En esta misma línea, Mathias Campo, estudiante del Colegio San Rafael Arcángel de Los Ángeles, también se mostró en contra de la iniciativa: “El conocimiento político en Chile es muy bajo y es aún más bajo en edades tempranas”. En este sentido, ambos coinciden que a los 16 años algunos estarían dudosos de su decisión y que podría generar problemas durante el desarrollo del proceso, pero Dominique Carrasco agrega: “Algunos irían a votar porque sus iguales van y otros se arrepentirán de su voto a la hora de ponerlo dentro de la urna”. Mural en honor a los y las estudiantes en Chile. Fotografía por Radio JGM. Esta última idea fue consultada con Valentina Torres, psicóloga educacional y docente de la Universidad de Concepción, quien explica que es algo que podría suceder, pero que no es posible entregar una respuesta concreta sobre cómo sería el actuar de la juventud, ya que el proceso de madurez y discernimiento depende de cada persona. Con todo, concuerda en que es posible que las opiniones y elecciones de las y los adolescentes se puedan viciar: “Están muy pendientes del entorno y lo que pensarán de ellos. Es muy probable que la población adolescente caiga en el populismo o frases bonitas que pueden no tener mucha cabida, pero, que al ser una persona popular quien lo dice, tiene un impacto mediático mayor”. Valentina Torres también entrega algunas estrategias para evitar este tipo de situaciones: “El camino para evitarlo es la educación. Se tiene que hacer un trabajo desde la enseñanza básica, dejar el adultocentrismo [sic] e intentar hacerlos partícipes de las decisiones en la casa o colegio”. Por su parte, Leyconi Carrier igual reconoce que hay grupos ligados a los partidos oficialistas del Gobierno actual que se muestran más contrarios al proyecto: “No están de acuerdo y hacen menciones a que no somos lo suficientemente maduros. Estamos totalmente en desacuerdo con este tipo de comentarios, sobre todo porque, para ellos y el Gobierno, somos perfectamente maduros para responder por nuestros actos, pero no para opinar y ser partícipes de la toma de decisiones del pueblo”. En relación con este último punto, la psicóloga Valentina Torres comentó: “Hay un tema bastante grave, se les trata como adultos para unas cosas y de adolescentes para otras. Se debe pensar bien qué significará que un joven pueda votar y sea considerado ciudadano desde los 16 años, pero no se debe olvidar que hay muchas cosas que influencian que alguien cometa algún delito, incluso en quienes ya son adultos”. Aún queda camino por recorrer El proceso para la aprobación de un proyecto legislativo muchas veces demora y la idea del voto secundario no es la excepción. Sin embargo, a pesar de que hay voces contrarias, el reconocimiento al movimiento estudiantil y soporte a la opción de que puedan participar en los procesos democráticos populares es transversal. “Hoy en día se pide el apoyo de diferentes diputados y diputadas del país, donde hemos tenido buena acogida luego de las conversaciones y también logramos el respaldo de 2 consejeros regionales en la región del Biobío. A esto se le agrega que tenemos un documento firmado por más de 70 organizaciones sociales, territoriales, gremiales, estudiantiles y de otros estamentos, que nos respaldan en este proyecto, porque es sumamente importante que los proyectos del pueblo y para el pueblo sean apoyados por él”, señaló Leyconi Carrier. Votación legislativa en el Congreso. Fotografía por radio.uchile.cl. La iniciativa que busca habilitar el voto adolescente, nacida en el 2018, está tomando fuerza nuevamente y, en palabras de la propia dirigente, el proyecto está a la espera de ser debatido. Además, contó que hubo conversaciones con el diputado Matías Walker, presidente de la comisión de Constitución, legislación, justicia y reglamento, porque el proyecto presentado por el diputado Boris Barrera no solo contempla temas relacionados a la posibilidad de adelantar la edad para sufragar, sino que también trata de asuntos relativos a la obtención de la ciudadanía. Esta no fue la única acción realizada para apoyar el voto adolescente, ya que, desde la Mesa de Unidad Social Biobío, se envió una carta a las parlamentarias y a los parlamentarios con la intención de pedir su apoyo y respaldo al momento de la votación. A fin de cuentas, son estas acciones las que demuestran el real interés de las nuevas generaciones por participar de las instancias populares y democráticas, alejándose de las opiniones que solo las encasillan en actos violentos y que intentan desprestigiar sus acciones de cambio.