El lado «B» de la educación online en Chile a un año de la pandemia

Más de un año ha pasado desde que la pandemia se instaló en nuestro país, y hasta la fecha, son muchas las áreas que aún se encuentran golpeadas por este suceso. Una de ellas es la educación. La imposibilidad de retornar a las aulas y el sistema de clases remotas han traído severos cambios en la formación de los miles de niños y jóvenes que han debido adaptarse e intentar superar todos los altibajos de esta nueva modalidad.

María Vergara, docente y directora de la Escuela F-501 Januario Espinoza, ubicada en el sector rural de Palmilla en la Región del Maule, aún mantiene la esperanza de la vuelta a clases presenciales. Desde el comienzo de la pandemia, el proceso educativo ha sido muy complejo para su equipo de trabajo, quienes han debido extremar los recursos para llegar hasta sus alumnos.

Viviendas alejadas del epicentro del pueblo, poca conectividad, deficiencias de equipos y bajo nivel educativo de los apoderados ha convertido la educación online en un completo desafío. “Aquí tenemos muy mala señal, incluso telefónicamente cuesta conectarse, así que funcionamos solamente a través del WhatsApp. Ha costado mucho la comunicación online”, comenta Vergara.

Igualmente, desde la Municipalidad de Linares -quien se encarga de este sector- se han mantenido en contacto periódico con el establecimiento brindando capacitaciones e incluso enviando chips para que los alumnos que no posean internet en sus casas puedan, al menos, intentar conectarse para recibir algunas indicaciones. Sin embargo, todo sigue siendo cuesta arriba, ya que como agrega la directora: “No es tanto el que tengan el chip porque es la señal la que no les funciona. Hay ayuda, pero el lugar no los acompaña.”

La educación de sus alumnos consiste únicamente en la entrega habitual de guías para que los estudiantes trabajen desde casa, aunque la efectividad del aprendizaje es mucho más baja. Por lo mismo, es que todos los cursos del establecimiento están trabajando con los contenidos del año anterior, ya que el 2020 dejó un gran vacío en sus conocimientos.

María Vergara se muestra optimista sobre un pronto retorno a las clases presenciales. | Fuente: Gentileza María Vergara.

Caso aparte es el de los niños y niñas que se encuentran en pre-básica, ya que su educación debe ser más personalizada y para ello, la educadora los visita semanalmente para hacer entrega de las guías y varias indicaciones a los apoderados, que aunque les sea complejo entender, “han hecho su mayor esfuerzo”, según relata la docente.

A pesar de todo lo anterior, María Vergara junto al equipo de profesores se han mantenido en un constante proceso de aprendizaje para brindarle lo mejor a sus estudiantes y, en la actualidad, son parte del plan “Escuelas Arriba”, que busca apoyar a los colegios que se catalogan como “insuficientes” según la Agencia de la Calidad de la Educación. El principal objetivo de este proyecto es prestar apoyo pedagógico para así alcanzar una nivelación y recuperación de contenidos en los alumnos.

Desde la otra vereda

Marly y Francisca, madre e hija del sector de Palmilla, también han debido adecuarse a las nuevas modalidades, y al igual que sus vecinos, con algo de dificultades. La joven se encuentra cursando primer año de enseñanza media y su sistema de trabajo es a través de reuniones sincrónicas con sus profesores, modelo que la obliga a disponer de una computadora o celular y, obviamente, de internet para poder conectarse.

Su apoderada, Marly Villa, es clara y comenta que la educación remota le ha complejizado todavía más la educación a su hija, señalando que “ella tiene su escritorio y su computador pero el internet es pésimo y el colegio no se ha pronunciado sobre el importante tema de la conectividad”. Según cuenta Francisca, son varias compañeras las que constantemente dicen en clases que su señal es débil y que no pueden mantenerse en línea.

Y es que las estadísticas no mienten, hace unos meses el Mineduc realizó la encuesta #EstamosConectados para evaluar qué tan factible era la educación desde casa. Así, de una muestra de 3.340 personas encuestadas, entre ellas, un 21,4% correspondiente a estudiantes, se logró constatar que más de la mitad de los alumnos no contaban con las condiciones necesarias para efectuar sus clases en aulas virtuales.

Más de la mitad de los estudiantes encuestados afirma no tener condiciones óptimas para estudiar desde casa. | Fuente: Mineduc.

Del anterior porcentaje es parte Francisca, quien reconoce la dificultad de estudiar online sobre todo por el haber pasado a enseñanza media, aclarando que cuenta con varios vacíos que arrastra del año anterior y que han mermado su aprendizaje en el presente año. “Es difícil porque me desconcentro con todo y no entiendo casi nada. O sea, igual entiendo, pero mucho menos que cuando estaba en clases presenciales», afirma.

De todas formas, la joven y su madre reconocen que el establecimiento ha mejorado bastante su manera de abordar las clases en comparación al año 2020. Según señala Marly, “el año pasado solamente se hicieron algunos ramos y este semestre ingresaron todos los ramos a la plataforma, lo que igual es un avance”. Muy similar es lo que comenta su hija Francisca, quien reconoce que “hemos avanzado, porque el año pasado como que las clases no se tomaban tan en serio y este año eso cambió”.

Como María, Marly y Francisca, son muchos docentes, apoderados y alumnos que han debido sortear muchos inconvenientes en la modalidad de educación remota y aunque ha pasado un año, y la situación ha mostrado cierta mejoría, es innegable que aún no es suficiente para que los estudiantes de todo el país puedan recibir educación de calidad.

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