Las problemáticas que envuelve la creación de la Reserva Nacional Kawésqar

La industria salmonera ha crecido a pasos vertiginosos en las últimas décadas, convirtiéndose en el segundo sector exportador más grande del país. Pese a los miles de empleos que ofrece este rubro, sus impactos medioambientales han desatado importantes crisis sanitarias en la zona austral. Un riesgo que la comunidad kawésqar y organizaciones buscan evitar a toda costa.

En enero de 2019, la reclasificación de la ex-Reserva Forestal Alacalufes por el nuevo Parque y Reserva Nacional Kawésqar conformó una de las áreas de conservación más grandes de Chile, las que en su conjunto alcanzan una superficie que bordea los 5,5 millones de hectáreas. Hoy forma parte de la Red de Parques Nacionales de la Patagonia Chilena, donde nómades canoeros navegaban sus canales y ríos hace más de 6 000 años.

Durante la recategorización se convocó al pueblo kawésqar a través de una consulta indígena como parte de los compromisos adquiridos en la ratificación del Convenio 169 de la OIT. En un principio, el área marina no iba a ser incorporada a la zona de conservación por decisión del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad al no ser parte de la antigua reserva, lo que se oponía a la forma en que este pueblo entendía su territorio.

Sin embargo, la decisión fue objetada por la Contraloría. La dirigente kawésqar detalla que “lo que no contemplaron en ese minuto y que tampoco se nos informó a nosotros es que la Reserva Forestal Alacalufes sí contemplaba el agua, entonces el contralor, considerando el principio de no regresión, no pudo retrotraer esa figura de protección”. 

En las costas de la reserva habitan distintos tipos de delfines, elefantes marinos, pingüinos y ballenas. Fotografía de Antonio Vizcaíno. 

Irregularidades en la tramitación de concesiones

Otro de los compromisos acordados fue la prohibición de la actividad acuícola intensiva, ya que la reserva la presentaba desde mucho antes. A junio de 2020, en el lugar había 69 concesiones, 24 de ellas operativas y 119 en trámite para su aprobación. De estas últimas, 16 ingresaron después de la recategorización.

La abogada de la Fiscalía Internacional del Medio Ambiente (FIMA), Victoria Belemmi, afirma que las concesiones ingresadas tras la creación de la Reserva Nacional Kawésqar no se ajustan a la normativa al presentarse a través de  Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) y no por Estudios de Impacto Ambiental (EIA), como lo señala la Ley 19 300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente.

La dirigente kawésqar, Leticia Caro, comenta que la defensa del mar ha dividido a sus comunidades. Fotografía de Leticia Caro.

Belemmi describe que las principales diferencias entre ambos procedimientos radica en que “con el EIA se exigen medidas de mitigación, reparación y compensación, además de un proceso de participación ciudadana y/o consulta indígena si es que afecta a alguna comunidad. Mientras que en el DIA no, porque es una declaración del titular donde señala que se ajusta a la normativa ambiental. Eso ya constituye un problema”.

Se contactó a la Dirección Zonal de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA) para consultar sobre la situación, al ser la encargada de la tramitación de concesiones acuícolas que luego son derivadas al Sistema de Estudio de Impacto Ambiental (SEIA). Sin embargo, no hubo respuesta al cierre de esta edición.

Importancia del plan de manejo

Además, tanto la Convención de Washington como la Ley de Pesca señalan que se puede realizar actividades vinculadas a las riquezas naturales mientras se respeten los objetivos de protección de parques y reservas. Una situación que no aplica para la salmonicultura, sobre todo considerando la actual crisis en el fiordo Comau, en la provincia de Palena.

Florencia Ortúzar, abogada de la Asociación Interamericana de Defensa Ambiental (AIDA), recalca la importancia de la protección de los ecosistemas prístinos para enfrentar la crisis climática a través de un plan de manejo que prohíba la instalación de concesiones. “Lo que necesitamos es darle chance a la naturaleza para que se regenere. Para lograr eso, la naturaleza se tiene que afirmar de los pocos puntos en que todavía es prístina, donde todavía hay ciclos que funcionan y sanidad del ecosistema”, comenta.

Desde CONAF Magallanes declararon que no se referirán al plan de manejo de la reserva hasta que esté finalizado, destacando el aspecto participativo del proceso. Mientras que la dirigente kawésqar, Leticia Caro, comenta que han contribuido en este proceso con insumos elaborados junto a organizaciones para garantizar el cumplimiento de los acuerdos de la consulta indígena.

Buena parte de las deudas a nivel medioambiental se producen por faltas desde la institucionalidad y también por la desconsideración del empresariado en sus actividades de producción, algunas muy lejos de la sustentabilidad. En el caso de que se prohíban las concesiones en esta reserva, el próximo desafío será la relocalización de éstas sin que afecte a otros territorios protegidos.

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