Pena de muerte: a 20 años de su derogación en Chile

Dos décadas después, los especialistas consideran que es un tema cerrado y no se debe volver a restituir. Sin embargo, más de la mayoría de la ciudadanía cree lo contrario.

Era el año 1999 y un horrendo crimen a una menor de edad conmocionaba a un país entero. El ciudadano colombiano Hugo Gómez Padua violó, asesinó y descuartizó a la pequeña Paula Camila López de tan solo 10 años en Santa Cruz, comuna de la región de O’Higgins. Este hombre ingresó al país en el año 1995 ya en calidad de convicto y prófugo, pues en 1971 cometió un crimen similar en Colombia y aprovechó la libertad condicional concedida para arrancarse a Chile. Ante la atrocidad de los hechos, los tribunales de justicia aplicaron toda la fuerza de la ley de esos años y lo condenaron con el castigo más alto. De esta manera, se convertiría en el último condenado a pena de muerte en nuestro país.

Sin embargo, luego de la abolición del máximo castigo en el año 2001, la sentencia fue conmutada por presidio perpetuo simple y hoy solicita la libertad condicional. Este hecho resucita el debate sobre la pena de muerte a 20 años de su abolición. Un tema que revive cada vez más ante crímenes atroces. No es menor que el 67% de la población, según un estudio de Pulso Ciudadano, cree que se debe reestablecer esta condena. A pesar de esto, el camino ya está zanjado y difícilmente Chile pueda dar pie atrás con esta medida.

¿Qué sabemos de esto?

La pena de muerte, pena capital o ejecución es el mayor castigo que el aplica el Estado hacia un ciudadano. Para conocer su origen hay que remontarse a la Edad Antigua. A través de los años se masificó en el mundo occidental, pero con el paso del tiempo la medida fue desapareciendo, pero no del todo. Actualmente sigue presente en 38 países; como Estados Unidos, India, Japón, países árabes y Medio Oriente, entre otros.

En nuestro país, esta condena se aplicaba desde tiempos coloniales. A partir de 1875 fue incluida en el ordenamiento jurídico de los tribunales y 58 personas fueron ejecutadas hasta el año 2001. Entre ellas, hay casos emblemáticos como el del “Chacal de Nahueltoro”, un campesino autor de 6 asesinatos en 1960 que abrió un fuerte debate por el proceso de rehabilitación que vivió en la cárcel a pesar de que paradójicamente sería ejecutado de todas formas.

Jorge Valenzuela, conocido como el “Chacal de Nahueltoro”, era un alcohólico de precarias condiciones sociales y económicas. Fuente:  Museo de la Memoria.

Ya el 3 de abril del año 2001 esta pena tendría su fin en territorio nacional. Con la firma del entonces presidente Ricardo Lagos, a través de la Ley N.º 19.734 modificó diversas leyes y normativas, reemplazando la pena capital por la de presidio perpetuo calificado. Aún más, hay tratados internacionales a los cuales Chile está adscrito, lo cual ha reafirmado el compromiso con la vida; el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Un debate sin futuro claro

Ante el debate si se debe restituir la pena de muerte surge una pregunta clave, ¿es posible volver a implementar esta pena en Chile? Expertos señalan que es prácticamente imposible pues requiere de mucha voluntad política. “Se puede restituir la pena de muerte, pero los costos son inmensos. En primer lugar, habría que hacer una modificación a la constitución y en segundo lugar habría que salirse de los pactos y convenciones a los que se está suscrito. Lo cual traería perjuicios mayores a nivel internacional y diplomáticos” señala Ignacio Flores, abogado penalista.

Por lo demás, los especializados creen que sería incorrecto volver a estas condenas. “Hay mucha gente que está a favor de la pena de muerte cuando se comete un delito o un crimen en contra de una persona y le cuesta la vida. Naturalmente todos sentimos rabia e impotencia. Pero esto es una emoción y el derecho no está gobernado por las emociones, sino de la racionalidad. También se ha demostrado que la pena de muerte no es ejemplificadora, es decir, no es eficaz al momento de prevenir un delito. Y, por último, se corre el riesgo de condenar a muerte a un inocente”. argumenta en contra de restituir la pena de muerte la abogada Bárbara Cornejo.

El 74% creía que se debió restituir la pena capital en el “Caso Ámbar”, según Plaza Pública-Cadem. Fuente: El País.

En tanto, los detractores de la derogación creen que es necesario que vuelva esta condena ante los horrendos crímenes en el último tiempo. “Pareciera que un asesino tiene más derechos que la víctima. Considero la pena de muerte no como una venganza, sino como un castigo. Cuando alguien mata a una persona, está totalmente consciente de lo que hace, saben lo que es el bien o el mal. Acá los encarcelan unos años, salen en libertad y muchos vuelven a reincidir. Nadie le va a devolver la vida a la víctima. Con la pena de muerte, le damos un poquito de tranquilidad a los afectados y evitamos otro eventual crimen cuando este criminal vuelva a estar en libertad” señala Paula Ibarra, profesora de historia que está a favor de restituir la condena.

Por último, el gobierno actual fue claro en descartar la pena de muerte y muy probablemente nunca más se ejecute a una persona por sus delitos en nuestro territorio. Sin embargo, este debate sin futuro parece nunca acabar.

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