La infancia chilena en las sombras de la COVID-19 Entrelíneas por Deniss Monsalve - 19 abril, 202119 abril, 20210 Tuvieron la audacia de crear hasta un permiso de vacaciones, pero en 13 meses de pandemia no se han detenido a pensar en los más pequeños; como no eran el foco de contagios quedaron relegados, aunque hoy, olvidados. Cuando llevamos más de un año en un ambiente de inestabilidad, aquejados por un virus que parece negado a partir, es indiscutible que hemos debido adaptarnos a esta nueva forma de vida. Para algunos resulta más simple, aunque para otros ha sido un real desafío, por lo mismo, me pregunto si ¿alguien ha pensado en los niños y niñas que viven esta nueva realidad? Miles de preguntas, solo algunas respuestas y una vuelta en 180 grados que no debió dejar ajeno a ninguno. Primero fue el uso de mascarillas, luego el confinamiento, más tarde las clases online; son muchas cosas que para los más pequeños deben resultar sorpresivas e incomprendidas, es ahí cuando deben aparecer los padres para resolver todas estas dudas de la manera más natural y menos dramática posible. Sin embargo, cuando ya ha pasado tanto tiempo de esta misma aburrida rutina lo que expresan los infantes no son preguntas, sino quejas de por qué no pueden llevar sus vidas de antes. Los menores que se encuentran en plena etapa de desarrollo necesitan interactuar con el mundo exterior y volver a recordar que hay algo más fuera de esas cuatro paredes que, para algunos, son las mismas que ven durante meses. Claro, porque según la encuesta “Experiencias educativas en casa de niñas y niños durante la pandemia COVID-19”, un 33% no cuenta con espacios exteriores exclusivos, como puede ser el caso de familias que vivan en departamentos. A causa de lo mismo, en el documento se expone que los infantes que no tienen un lugar de esparcimiento son más propensos a desarrollar desmotivación, irritabilidad y frustración. Los pequeños del hogar se han convertido en los más olvidados de esta pandemia. Fuente: Shutterstock. Las anteriores emociones pueden ser también experimentadas por los padres que, al intentar trabajar, atender las labores del hogar, a sus hijos e hijas y además querer que todo marche en orden, se convierten en reales malabaristas. Algunos dicen que la franja deportiva es para que los niños y niñas salgan, pero no todos invierten ese tiempo en salir, hay otros progenitores que, como ya dije, son acróbatas del tiempo y prefieren adelantar otras tareas del día en ese horario para así no tener que lamentarse más tarde. Por todo lo ya expuesto, considero que es imperante que se desarrolle un permiso para que los más pequeños puedan salir de sus casas. Un permiso libre, que no te imponga una franja horaria y que pueda ser adquirido y aprovechado según los tiempos de cada familia.