Los problemas de salud mental que van en sintonía con la pandemia Entrelíneas por Deniss Monsalve - 19 abril, 202119 abril, 20210 Prontos a cumplir 14 meses desde que la COVID-19 llegó a Chile, aún existen personas que siguen en un proceso de adaptación para aprender a enfrentar esta nueva realidad. En esa espera, hay algunos que ven en la inestabilidad sanitaria un constante desequilibrio emocional. El retorno al teletrabajo para algunos, las clases online para otros y un sinfín de cosas son las que se vienen a la mente de las personas cuando se les nombra la palabra confinamiento. Este concepto se instauró en nuestro país hace más de un año y, con el agravamiento de la pandemia, se ha hecho cada vez más recurrente. Cuando Paz Mosqueira, estudiante de Terapia Ocupacional de la Universidad San Sebastián de Concepción, se preparaba para cursar su tercer año universitario llegó el momento más crítico de la COVID-19 en Chile, por lo que sus esperanzas de retornar a las clases presenciales se esfumaron rápidamente. Las aulas virtuales, sumado a distintos problemas que surgen sobre la marcha, tienen a la joven muy agobiada y atravesando complejos momentos a nivel emocional. Mosqueira fue diagnosticada con crisis de ansiedad el año 2019, situaciones que solían presentarse cada tres meses aproximadamente, sin embargo, desde que toda su rutina diaria y vida en general cambió, estas se han manifestado incluso tres veces al mes. Paz asegura que el encierro y la universidad suelen generarle mucho estrés, el que más tarde se transforma en angustia y ansiedad. Estos síntomas, según la psicóloga de la Universidad Autónoma de Chile, Isabel Castillo, suelen ser recurrentes a raíz de la incertidumbre que genera el contexto actual. “La pandemia ha sido un estímulo estresor y, por ende, al ver que no se tienen las herramientas o habilidades básicas necesarias se desencadena una sintomatología ansiosa o depresiva”, comentó la especialista. Los constantes cambios de fase, las emergentes restricciones y una sensación de que esto no está pronto a terminar acaban agotando a las personas y generando en ellas un sube y baja de emociones. Como explicó Castillo, el ambiente en el que se desenvuelve un individuo influye mucho en él, por lo que el enfrentarse a tantos cambios repentinos genera una falta de sentido en su vida. “La situación de la COVID-19 y sus curvas de evolución claramente nos proporcionan inquietud, temor, inseguridad y el no saber que sigue o qué hacer las intensifica aún más”, dijo. Síntomas depresivos y ansiosos se han manifestado en la población a causa del confinamiento. Fuente: Pexels. La estudiante relata que sus emociones dependen del entorno que la rodee, por lo mismo, asegura que “cuando todo estaba un poco mejor, entre septiembre y marzo, fue una buena etapa para mí. Ya con la vuelta a las restricciones todo se agravó”. La salud mental sigue sin ser prioridad Tanto la psicóloga Isabel Castillo, como la Dra. Daniela Rivera, psiquiatra y máster en Salud Mental y Políticas Públicas de la Universidad Nova de Portugal, aseguran que las consultas no se han incrementado de manera significativa. Para la Dra. Rivera, una razón de ello es la reacomodación del sistema público para atender principalmente la COVID-19, sumado a la reducción de atenciones privadas. De todas formas, la especialista comentó que “creo que en la medida que bajen los contagios y se permita retomar la actividad clínica habitual veremos un aumento exponencial de consultas”. Para Castillo, esta situación se sustenta de igual manera en un factor económico personal y en la baja prioridad que se tiene por atender la salud mental. Según señala “cuesta mucho que las personas puedan colocar como una necesidad el ir al psicólogo”. Medicamentos para sobrellevar la crisis Es evidente que varias personas deben ingerir fármacos para manejar sus alteraciones; respecto a esto, la Dra. Daniela hizo un balance, donde aclaró que “ha aumentado el número de personas que consultan por primera vez, por lo que ha sido necesario un abordaje farmacológico de apoyo inicial”. Diego Jorquera, químico farmacéutico de la Universidad de Concepción que hoy trabaja en una farmacia, añadió que “se ha visto un aumento en la venta de ansiolíticos. Esto se puede apreciar ya que la comercialización de estos está sujeta a control de saldo, por lo que cada venta debe ser registrada”. El consumo de medicamentos es una constante en personas que sufren problemas de salud mental severos. Fuente: iStock. Una arista de esta situación que no deja de ser alarmante es la automedicación, que según la Dra. Rivera “puede ser un fenómeno creciente en aquellos que no pueden acceder a atención profesional a tiempo”. En el caso de Diego, el profesional comentó que “a diario se acercan personas a consultar o a comprar sin receta médica. Si hay una duda, uno responde, pero cuando quieren comprar es diferente, los medicamentos que solicitan se venden bajo supervisión médica”. El confinamiento y todas las dificultades que este trae consigo son innegables y, hasta que el escenario actual no logre estabilizarse, es muy probable que los vaivenes emocionales y los problemas de salud mental que estos generan sean una tónica permanente en miles de chilenos y chilenas a los que esta pandemia está golpeando de una manera diferente.