Una Superliga a nuestro estilo

La creación de una Superliga Europea con los clubes de fútbol más grandes del viejo continente desató una polémica a escala mundial. ¿Qué pasa si hacemos la nuestra? Pero no una continental, sino una aún más nuestra: ¿una Superliga regional del Biobío?

El pasado domingo, se dio a conocer la pretenciosa intención de los clubes más grandes del fútbol mundial de comenzar una Superliga Europea. Real Madrid, Barcelona, Manchester United y Juventus, eran algunos de los doce fundadores que se unían bajo un contrato plagado en millones de euros, que pretendía reemplazar la tradicional UEFA Champions League, a través de un campeonato prácticamente cerrado, donde se enfrentarían entre ellos año tras año. 

Las críticas alrededor del planeta se hicieron notar, uniendo a hinchas, periodistas y varias instituciones del “deporte rey” que, por no tener dueños multimillonarios, serían excluidos de cualquier proyecto similar. La falta de respeto hacia los equipos de menor envergadura, la escasez de mérito deportivo y el debilitamiento de las ligas domésticas de cada país, fueron los ejes principales de los comentarios que generó la Superliga. 

La UEFA amenazó con expulsar de la presente edición de Champions League a los clubes interesados en competir en la Superliga. Fotografía: Getty Images.

Finalmente, a medida que transcurrían las horas y los días, los socios iniciales comenzaron a decaer. Todo esto, ante la inaguantable presión social de los fanáticos que veían terminado el romanticismo del cual se enamoraron, así como también de las grandes asociaciones como la UEFA y la FIFA, que recurrían a todo tipo de amenazas para que no se les fuera el dinero del cual se enamoraron.

Ahora bien, ¿qué ocurriría si creamos una Superliga pero que no perjudique a las escuadras más humildes, sino por el contrario? Entre 1949 y 1970, se disputaron en el Biobío los recordados campeonatos regionales, que agrupaban a equipos de la zona e invitados foráneos de provincias como el Ñuble y Arauco. Los hinchas más antiguos los recuerdan y los ven con anhelo. En aquel entonces, cuadros como Fernández Vial, Huachipato y Naval, representaban diversas áreas productivas de la región. 

Si en el presente se llevara a cabo, de seguro encantaría a los futboleros. La carga emocional de ver a nuestros equipos enfrentarse, aunque sea en época de verano, combatiría años de separaciones, injusticias frente a los más grandes y malas administraciones que han llevado a históricos conjuntos hasta lo más bajo del balompié nacional. De paso, podría significar una inyección económica más que bienvenida si obtienen el financiamiento. 

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