La paridad y la Constituyente: ¡mujeres al poder! SociedadPor Kathia Cancino - 24 mayo, 2021 La paridad fue un triunfo histórico que costó horas y horas de sesiones en el Senado, sumado al constante y continuo activismo feminista por redes sociales. Todo ello desembocó en un triunfo: la anhelada carta magna será escrita con una mirada feminista, enfoque de género, y multidisciplinariamente. El cinco de marzo, tras ser aprobada en la Cámara de Diputados, obtuvo los votos necesarios en la Cámara del Senado para cantar victoria: 28 votos a favor, seis en contra y cuatro abstenciones. De esta manera, la iniciativa se convirtió en ley y obligaría tanto a las listas de los partidos políticos como aquellas independientes a tener entre sus filas el mismo número de hombres y mujeres como candidatos. Tal y como lo explica el medio Bio Bio Chile: “la paridad de género en la elección de constituyentes es uno de los hitos más importantes en torno a la redacción de una Nueva Constitución”. Gracias a ello, Chile se convertirá en el primer país del mundo con una Constitución escrita por hombres y mujeres en misma proporción. Si bien tales afirmaciones pueden ser impactantes, lo cierto es que alrededor del mundo el porcentaje de mujeres en política continúa siendo escaso. Pese a haber aumentado en los últimos años, el mundo de la política continúa siendo un mundo de hombres. Mujeres y política a nivel mundial Un informe realizado por la Unión Interparlamentaria (UI) da cuenta que de los 193 países que conforman el planeta, apenas 22 son comandados por mujeres en su calidad de Jefa de Estado o de Jefa de Gobierno. Según lo informa elDiario.es, en 2016 aumentó en un 6,5% el promedio mundial de mujeres en el parlamento en comparación a la última década. Aunque tal aumento sigue siendo mínimo, pues en total solo el 23,3% de los parlamentarios del mundo son mujeres. Es más, aún en 2021 existen Gobiernos donde no hay ninguna mujer ejerciendo funciones en sus filas. Así lo explica Noticias ONU para los Gobiernos de Arabia Saudita, Armenia, Azerbaiyán, Brunei, Papua Nueva Guinea, la República Popular Democrática de Corea, San Vicente y las Granadinas, Tailandia, Tuvalu, Vanuatu, Vietnam y Yemen. Chile y la paridad Según un mapa realizado por la Unión Interparlamentaria, a enero de 2020 el escenario político en Chile se constituía de la siguiente manera: solo ocho mujeres ocupaban cargos ministeriales representando una cifra de 33,3%. En este punto, el país se encontraba en el escaño 35 de 193. Para el caso de la Cámara de Diputados, Chile ocupa el número 87, con un porcentaje del 22,6%. En total, solo 35 de 155 escaños son ocupados por mujeres. Para el caso de la Cámara de Senadores, las cifras son las siguientes: apenas 10 de 43 escaños ocupados por mujeres, alcanzando un 23,3%. Te puede interesar: Chilenas Y Feminismo: 10 Intervenciones Que Conmueven Y Empoderan Sin embargo, gracias al triunfo histórico de la paridad tales números prometieron cambiar -¡y lo hicieron!-, para escribir una carta magna con un fuerte enfoque de género e ideas diversas, no ideologizadas por un conglomerado político. Gracias a las elecciones pasadas, los 155 escaños de la Convención Constitucional quedaron de la siguiente manera: Fuente: plataformacontexto.cl Aunque en un principio, tales escaños fueron liderados por mujeres donde la paridad en las elecciones de constituyente no ayudó a las mujeres, sino más bien equiparó la cancha para los hombres: por lo menos 11 mujeres debieron bajar sus candidaturas y ceder sus puestos a sus congéneres para alcanzar la paridad. Tal resultados son históricos, no solo por el enfoque de género, sino por la existencia de disciplinas variadas al momento de redactar la Constitución. Pasando por abogadas hasta inclusive, una ajedrecista, ella sería quien paradójicamente podrá mover las piezas y hacerlas encajar correctamente en la nueva carta magna. La victoria del proceso constituyente, sin duda radica en dos elementos primordiales y transversales: la urgencia de las mujeres de moverse en un terreno y un mundo universalmente destinado a los hombres y, la necesidad de ampliar las miradas dentro del contexto político social chileno. Ambos procesos llegan para reestablecer la confianza de la gente en el mundo político y poder creer, nuevamente, en un sueño colectivo.