Lo bueno, lo malo y lo feo de establecer relaciones parasociales con celebridades

Ser fan no es un pecado, pero hay numerosos problemas que rodean a las fanaticadas de artistas, futbolistas, caras televisivas o idols. El concepto de relación parasocial está más vivo que nunca en nuestro vínculo con las celebridades.

Las fanaticadas no son un fenómeno reciente, la beatlemanía y la cultura hooligan son prueba histórica de la pasión que provocan ciertas figuras carismáticas. En la actualidad, directioners -fanes de One Direction- y army -seguidores de BTS- continúan el legado de hinchas revoltosos y manifiestan su devoción al romper récords, hacer donaciones e incluso construir escuelas en honor a sus artistas, muestras cándidas de lealtad y amor.

Estas demostraciones alimentan a un suceso menos inocente y más preocupante. Acuñadas como parasocial interactions (PSI) por Horton y Wohl, las relaciones parasociales son vínculos no recíprocos que establecen las audiencias con figuras mediáticas. Estas interacciones se basan en la ilusión de lazos mutuos entre el público y las celebridades, ignorando la realidad unilateral de estos. La conexión parasocial satisface una necesidad de compañía e identidad.

Si bien este tipo de relación nace de los individuos, también ha sido cuidadosamente elaborada y explotada por empresas del entretenimiento. Un sombrío ejemplo es el grupo japonés AKB48, creado bajo el lema ‘‘idols que puedes conocer’’. Este modelo busca simular cercanía entre artistas y fanes, y ha probado ser exitoso al hacer de sus miembros pequeñas deidades que inspiran a sus admiradores a involucrarse con ellas de forma emocional y financiera.

El concepto de AKB48 permite que los fans extiendan su control hasta la vida privada de las cantantes. Para no amenazar la imagen del grupo ni peligrar las ventas, las miembros son atadas a un contrato que les prohíbe tener relaciones sexoafectivas. Una de las ofensoras a este pacto fue la idol Minami Minegishi. El año 2013, la cantante de 20 años fue capturada saliendo de la casa de su novio. Por romper las fantasías de los fanáticos, Minami fue humillada públicamente y degradada de miembro oficial de AKB48 a aprendiz, insultando su antigüedad dentro de la jerarquía de edad en Japón.

En un video disculpa Minami mostró su cabello rapado, un símbolo de arrepentimiento en el país nipón. Foto: The Hollywood Gossip.

En el mejor de los casos, las relaciones parasociales nos permiten encontrar comunidad y organizarnos con fines positivos. En la peor situación, hacen peligrar nuestra moral y deshumanizan a los sujetos de nuestro afecto. Es imprescindible que como fanáticos nos mantengamos autocríticos de nuestras prácticas y siempre respetemos la integridad de nuestros ídolos, para que no sufran como Minami sólo por desarrollarse.

Top