Diversidad sexual y nueva constitución: ¿Dónde están las disidencias en el proceso constituyente?

“Si algún día haces una revolución que incluya a las locas, avísame”, declama La loca del frente en la taquillera adaptación cinematográfica de la novela de Pedro Lemebel “Tengo miedo torero”. Hoy, a más de 30 años del contexto de dicha historia, el mismo país ha sido testigo de un proceso político y social histórico que busca cimentar los nuevos principios de un nuevo Chile. Para las “locas” como las que escribía Lemebel y otras miles de personas LGBTIQA+ el camino a una nueva Constitución ha sido clave para poner sobre la mesa sus demandas y derechos; no obstante, tampoco ha estado exento de críticas y controversias en torno a si, en efecto, es lo justamente representativo e inclusivo. 

“Existe de parte del Estado chileno un genocidio indirecto a las disidencias sexuales”, afirma Scarleth Fernández, activista y encargada del área trans de MUMS Chile, quien más recientemente hizo historia como la primera candidata no cisgénero a la concejalía de Arica. “Si bien no ganamos, fue una experiencia que hace posible y visibles los cuerpos trans en los contextos políticos”, comenta.  

Los dispares resultados para la comunidad LGBTIQA+ en las más recientes elecciones de alcaldes, concejales, gobernadores y convencionales constituyentes, no distan de ser históricos para las propias diversidades sexuales. Por un lado, a la municipalidad de Melipilla arriba la primera alcaldesa lesbiana de Chile, Lorena Olavarría, mientras otros 15 concejales abiertamente disidentes sexuales también fueron electos en diferentes comunas del país; hecho que desde el MOVILH catalogaron como un “hito para la comunidad”. Sin embargo, en el marco de la convención constitucional, la situación para las y los candidatos LGBTIQA+ se dio de forma desigual. Según cifras del observatorio Les Constituyentes, en total fueron 52 las candidaturas queer a lo largo de todo Chile, cifra equivalente a un 4,1 % del total. De ese número solo ocho resultaron finalmente electos: seis homosexuales, un bisexual y un pansexual. 

En la imagen las y los ocho candidatos LGBTIQA+ que forman parte de la convención constitucional. Fotografía de Emilio Senn.
En la imagen las y los ocho candidatos LGBTIQA+ que forman parte de la convención constitucional. Fotografía de Emilio Senn.

Al margen del proceso

En Chile no existen investigaciones que estimen de forma clara el tamaño de la población LGBTIQA+ en el país. No obstante, el MOVILH basándose en la fórmula del informe internacional Kimsey y cifras del Censo abreviado de 2017, sostiene de manera aproximada que en Chile habría 860 189 hombres bisexuales o gays y 897 201 mujeres lesbianas o bisexuales. Además, en consideración a datos obtenidos a través de la Ley de identidad de género y el mismo Censo, en el país habitarían 754 mujeres y 282 hombres trans.

A partir de las cifras aproximadas se estima que cerca del 10 % de la población total en Chile es parte de la comunidad LGBTIQA+. Así, al comienzo de la discusión en torno al proceso constituyente, desde varias entidades y agrupaciones de la diversidad sexual se planteó la necesidad de establecer escaños reservados para personas disidentes sexuales del mismo modo en que se establecería para pueblos indígenas. No obstante, la demanda no fue considerada. “Nos vimos nuevamente marginades como disidencias”, afirma Scarleth Fernández. 

En adelante, sin escaños reservados que garantizaran participación de la comunidad en la convención constitucional, el escenario ya se veía adverso y dispar para aquellos candidatos y candidatas queer que quisieran formar parte del proceso de redactar una nueva carta fundamental para Chile. 

“La inclusión es parcial”, asegura Rodrigo Mallea Cardemil, abogade y ex candidate constituyente por el distrito nueve. Los ocho convencionalistas pertenecientes a la comunidad LGBTIQA+ representan el 5,2 % de los escaños electos, cifra que tampoco le parece alentadora a parte de la ciudadanía disidente sexual. “De más de 150 personas encargadas, solo ocho conocen en carne propia todas las desigualdades y deficiencias existentes hacia nuestra comunidad. El resto puede empatizar y/o comprender lo que vivimos a diario, pero el no tener la experiencia hace que estas temáticas no sean su prioridad muchas veces”, asegura Trishna Vaswani Bustamante, lesbiana y estudiante de psicología. 

Entonces, ¿cuál habría sido una representación justa para las diversidades sexuales en la convención constitucional? Si observamos el caso de los pueblos indígenas, los cuales según datos del Censo abreviado de 2017 equivalen al 12,8 % de la población del país, sus 17 escaños reservados ocupan el 10,97 % de la convención, cerca del doble del porcentaje de convencionalistas LGBTIQA+. La diferencia entre la población nativa y la disidente sexual en Chile no es tan amplia como lo es su representación en el proceso constituyente.

Scarleth Fernández, candidata a concejala trans y Rodrigo Mallea, candidate constituyente. Fotografías de Scarleth Fernández y ConVos respectivamente.

Expectativas

Pese a las críticas dirigidas a las pocas garantías de inclusión para personas de la diversidad sexual en la convención constitucional, la redacción de una nueva carta magna trae consigo un sinfín de lo que, para una comunidad históricamente marginada y violentada como lo es la LGBTIQA+, son nuevas oportunidades. 

“¡Espero tantas cosas! Que podamos ser libres, que tengamos igualdad de derechos, poder casarnos en nuestro país y no firmar un acuerdo, que nuestros hijes tengan los mismos derechos que tienen los demás niñes que vienen de familias heterosexuales, que la discriminación, el odio, la violencia desmedida y la desconfianza con el sistema de salud por como nos vayan a tratar se regule”, comenta Trishna. En el mismo tono optimista, Sebastián Espinoza, homosexual, comenta: “Espero una garantía de igualdad de derechos para todos, tener la seguridad de que a mí como persona algo me respalda”.  En medidas más concretas, le ex candidate Rodrigo Mallea Cardemil sostiene: “Es muy importante que la Constitución reconozca todas las formas de familias, más allá de si se define en el mismo texto o no, que se amplíe su significado y se reconozcan todas las formas de unión”. Además, Mallea enfatiza en la importancia que este proceso, pese a sus errores, tiene para el futuro de las personas LGBTIQA+. “El proceso constituyente para las disidencias sexuales es mirar hacia una refundación de nuestra democracia”, concluye.

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