Ciberbullying: una problemática en aumento

En tiempos en los que gran parte de la vida de las personas se ha volcado al espectro digital y en los que, en muchos casos, las autoridades de los recintos educacionales no han podido estar al tanto de lo que ocurre en esa dimensión: ¿Qué está pasando con la violencia cibernética en el país y quién se hace cargo?

Durante la pandemia por COVID-19, un mayor número de niños y adolescentes se han trasladado a las plataformas digitales. Lo que para ellos antes significaba un escenario de entretención, hoy también toma una connotación educativa. Sin embargo, en ese mayor uso de tecnologías de la información y redes sociales, también aumenta la probabilidad de que se propicie el bullying cibernético. Eso es precisamente lo que está ocurriendo alrededor del mundo.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la tercera parte de los niños en el mundo actualmente sufre de acoso escolar. Además, los casos parecen aumentar entre quinto básico y primero medio, donde la prevalencia se marca en los varones con un 32 %.

En Chile, dentro del contexto escolar digital, también se está exhibiendo esta preocupante alza. En el Estudio Nacional sobre Ciberacoso en Pandemia realizado en diciembre de 2020, que fue impulsado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno y la Fundación Katy Summer, de los 2 370 encuestados -entre 15 y 29 años- el 49 % señaló haber sufrido de violencia digital en los últimos tres meses.

Según encuesta impulsada por Fundación Katy Summer y Segegob, en colaboración con Statknows y la Universidad del Desarrollo a jóvenes entre 15 y 29 años. Imagen de Fundación Katy Summer.

Ante esta realidad, a fines del mes de marzo, los mismos impulsores del estudio lanzaron la campaña “Corta la cadena”, que tuvo por objetivo hacer un llamado a los jóvenes y adolescentes a no ser cómplices, tomar acción y romper el ciclo de la violencia digital.

Emanuel Pacheco, director ejecutivo de la Fundación Katy Summer, asegura que el enfoque de la iniciativa era interpelar a los testigos de ciberbullying. “Generalmente una persona que vive cualquier tipo de violencia tiene poquísimas herramientas para salir adelante. Ellos no tienen la capacidad para pedir ayuda y optan por silenciarse, minimizando lo que les está pasando. Por eso es tan importante que los testigos sean activos, sean salvadores y corten la cadena de violencia”, enfatizó.

Sin embargo, desde que se generó la campaña, las cifras de violencia digital han seguido aumentando. Todo esto vuelve necesario analizar las razones más profundas que se ocultan detrás de este fenómeno.

Pilares que deben ser abordados en conjunto

Pacheco es enfático en asegurar que el ciberacoso se ha potenciado durante la pandemia, debido a que los niños, niñas y adolescentes ven el mundo digital como un refugio y extensión de sí mismos. “Materializan en este tipo de espacio su necesidad de pertenecer, de ser aceptados, validados y vistos, algo que se perdió desde el momento en que tuvimos que encerrarnos, quedándonos sin la oportunidad de socializar con otros”, sentencia.

Además, comenta que la cultura de los adultos ha enseñado durante mucho tiempo a los menores que, en una situación de acoso escolar, lo mejor es ignorar al agresor, en una búsqueda por no empoderarlo. Sin embargo, esto ha tomado una arista muy negativa en el contexto digital. “Esa estrategia, en el mundo cibernético, se vuelve peligrosa. No se puede ignorar algo que está a la mano en tu teléfono y al que puedes acceder cuantas veces quieras. De hecho, hemos visto que aquellos niños y jóvenes que tratan de ignorarlo, son los que mayor sintomatología depresiva tienen”, aseveró.

Molestar a compañeros en clases online u hostigarlos en sus redes sociales son algunas de las conductas que denuncian las víctimas de ciberacoso. Fotografía de El Mercurio.

El perito psicólogo Patrick H. Fisk, especialista en lineamientos cognitivos conductuales, asegura que el trabajo sobre el acoso escolar, tanto físico como virtual, necesariamente debe abordarse de forma conjunta, en donde familiares, compañeros de colegio y actores del ecosistema educativo intervengan, teniendo un papel activo contra todo tipo de medios y espacios donde se pueda expresar el fenómeno.

Además, es enfático al afirmar que uno de los elementos que propicia el aumento del ciberbullying es la brecha generacional existente entre los menores y sus padres. “Resulta indispensable que exista un interés por querer saber del otro. Los papás necesitan informarse y entender cómo funciona el mundo digital donde están insertos sus hijos, porque no puedes ayudar con algo de lo que no tienes conocimiento. Ellos tienen un rol irrenunciable de educadores en la vida de sus hijos y es necesario que se involucren”, sentenció.

Acción desde las autoridades

En el mes de marzo, el ministro Jaime Bellolio anunció un estado de urgencia a la moción que modifica la ley N°20.370 General de Educación, en materia de ciberacoso. Sobre esto, la abogada corporativa Karen Muñoz afirmó que su implementación resulta muy importante, ya que “obligaría a que los colegios tengan un protocolo de qué hacer una vez que ocurre el ciberacoso”.

De esta forma, asegura que su aprobación «por fin entregará herramientas a la comunidad escolar para poder denunciar estas situaciones».

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