Sí se deben miran los dientes del caballo regalado

No es de mala educación un poco de preocupación, especialmente cuando vidas están en juego.

Sin alarmas que adviertan al personal médico, materiales de baja calidad, equipos inestables, pantallas defectuosas y sin certificación. Estas son algunas de las cualidades de los 515 ventiladores donados por la CPC en abril de 2020 cuando la pandemia comenzaba a arribar en Chile.

La frase dice que a un caballo regalado no se le deben mirar lo dientes. Sin embargo, cuando la vida de miles de personas depende de esas donaciones, sí vale la pena ser un tanto más quisquilloso en el asunto y analizar las características de aquellos regalos.

Cuando los ventiladores llegaron al país fueron recibidos como héroes de guerra, movilizados entre camioneros que colgaban con orgullo la bandera en las cabinas de sus vehículos. Si tan solo los conductores hubieran conocido la cantidad exacta de ventiladores que eventualmente serían utilizados, su sentimiento no habría sido el mismo.

Presidente Sebastián Piñera y Juan Sutil recibiendo donación de ventiladores. Fotografía por Radio Paulina.

Hay múltiples aristas de donde poder criticar esta situación, comenzando con la razón de por qué las autoridades guardaron silencio con respecto a la inoperancia de los aparatos. Quizás haya sido que temían una peor baja en la popularidad tras la operación fallida. Sea cual sea la razón, el ciudadano común y corriente debió esperar a que un informe develara el paradero de estos dispositivos guardados en alguno de los almacenes del MINSAL.

Se podría apuntar también la responsabilidad a Juan Sutil, presidente de la CPC. Si los equipos venían obsoletos en primer lugar, no tiene sentido que el jefe a cargo del gremio haya dado el visto bueno sin consultar antes con médicos expertos sobre el estado de los aparatos.

Otra razón para explicar este desastre es la falta de una norma reguladora de la calibración de los dispositivos médicos. Los problemas mecánicos se hubiesen podido evitar si desde un principio hubiera existido una claridad a nivel nacional sobre el tipo de equipos médicos recomendados y cuáles no.

Una de las posibilidades en caso de no haberse ocultado esta controversia por tanto tiempo, es que los aparatos eléctricos hubiesen podido ser reparados cuando los contagios llegaron a su punto más alto durante el año pasado.

De todas maneras, se agradece el aporte de la CPC. Teniendo en cuenta la situación crítica que vive Chile, probablemente alguno de los 36 ventiladores activos le haya salvado la vida a más de alguna persona que luchó en su momento por continuar respirando.

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