No deja de ser curioso que un debate entre candidatos a la presidencia saque más carcajadas que una presentación de stand up comedy.

Ver televisión no es lo mismo que hace unos años. Las innovaciones en el campo de las comunicaciones han ido desviando cada vez más la mirada de los espectadores de la pantalla chica al teléfono celular. Sin embargo, de vez en cuando aparece algún programa lo suficientemente interesante como para sintonizar algún canal y quedarse mirando la transmisión por unas horas como en los viejos tiempos.

Hace semanas que la mesa central del living de mi hogar no estuvo acompañada con papas fritas y bebidas como si de reproducir una película se tratase. Expectante frente a la señal abierta de CNN y Chilevisión, la noche del 21 de junio los candidatos invitados de la coalición de Chile Vamos, Joaquín Lavín, Ignacio Briones, Mario Desbordes y Sebastián Sichel se presentaron en el debate presidencial de primarias 2021.

La conversación en torno a diversos tópicos se extendió más allá de la medianoche dividida entre diferentes segmentos de preguntas. El panel de periodistas presentó ejes temáticos para los candidatos con tal de iniciar el debate, le siguieron intervenciones de la ciudadanía mediante material audiovisual realizado por dirigentes sociales y finalmente una ronda de interrogantes directas entre los candidatos.

Rápidamente las contradicciones y ataques entre los candidatos comenzaron a revelar el deterioro de la alianza que en algún momento existió entre políticos de este sector. Dentro de la desconexión con la realidad chilena, se pueden encontrar ejemplos expresados por cada uno de los invitados.

Sebastián Sichel, quien fue presidente del Banco del Estado de Chile durante 2020, desconoció la existencia de una sede del mismo banco instalado en La Pintana. Mario Desbordes no tenía claridad del presupuesto de su propio programa de gobierno. Ignacio Briones habló de la importancia de los derechos de los pueblos originarios y minutos más tarde defendió a las fuerzas especiales expresando la necesidad de contar más vehículos blindados.

Joaquín Lavín fue material de chistes en redes sociales por sus comentarios. Desde el pendrive contra narcos imposible de conectar directamente a un celular, el saludo en lengua mapuche para no quedar mal con nadie y el exorbitado sueldo que según la lógica del alcalde de Las Condes supuestamente gana un garzón al mes.