Amor en tiempos de pandemia

La llegada del virus SARS-CoV-2 provocó una serie de cambios en la vida humana, algunos más radicales que otros, pero todos con consecuencias que marcarán un antes y un después en las personas.

La irrupción del COVID-19 significó para la humanidad enfrentarse a nuevas dinámicas de vida. En el caso de las parejas, mientras aquellas que viven juntas pasaron a estar en compañía y encerradas por largos periodos, para otras trajo un distanciamiento físico repentino e indefinido.

En el principio de la pandemia existía mucha incertidumbre y miedo producto del poco conocimiento científico disponible acerca de la naturaleza del virus. Las autoridades sanitarias de todo el mundo recomendaron disminuir la movilidad lo máximo posible. Surgieron entonces distintos escenarios para los enamorados que se encontraban separados. Algunos optaron por mantenerse alejados ya que viajar suponía un riesgo y una labor engorrosa debido a los distintos controles sanitarios. Así, decidieron que por el cuidado propio y de sus cercanos, la mejor opción era esperar y así evitar posibles contagios.

Para Gabriela Varela y su novio Sebastián la pandemia significó un gran cambio: “Con el Seba estábamos acostumbrados a vernos casi todos los días porque somos compañeros de universidad. A principios de abril de 2020 yo me fui de Concepción para mi casa en Antofagasta y retorné en marzo de 2021, por lo que estuvimos casi un año sin vernos”, indica.

Consecuencias del nuevo contexto

Los cambios repentinos traen consigo ciertas disonancias cognitivas en las personas, por lo que es común que la pandemia causara trastornos de ansiedad, estrés y depresión. Las nuevas condiciones impuestas por el virus han perjudicado las relaciones interpersonales, ya que el enfrentarse a un contexto extraño pone a prueba las capacidades de adaptación y tolerancia de las personas. Diario La Tercera informó que los vínculos amorosos fueron los más perjudicados por la crisis sanitaria, ya que el 32% asegura que su relación empeoró a raíz de este nuevo panorama.

Según la antropóloga Fernanda San Martín, es normal que ante cualquier situación de catástrofe se presente un cambio drástico en la forma de relacionarse sobre todo si esto expone a la persona a períodos de aislamiento: “Los seres humanos estamos hechos para el contacto físico, el cual nos ha ayudado a sobrevivir. Tenemos muchos receptores sensoriales a través de los cuales se regula, por ejemplo, el miedo y el estrés, a la vez que se estimulan sensaciones agradables como la pertenencia. Un cambio en esto puede generar confusión, frustración y estrés”, asegura.

Según el psicólogo Antonio Godoy, en pandemia aumentó la demanda de consulta de pareja. Foto: La Tercera.

Relacionarse a través de una pantalla

Frente a la dificultad de reunirse de forma presencial, surge la necesidad de buscar alternativas y adaptarse a estas. Hoy en día, las distintas tecnologías ofrecen una variedad de actividades con la finalidad de emular o suplir lo que la pandemia dejó en el pasado. Desde videollamadas a salas de cine virtuales o incluso paseos emulados por imágenes satelitales son las posibilidades que ofrece la vida a través de las pantallas.

Sin embargo, en ocasiones la virtualidad no logra satisfacer las expectativas. “A muchas personas les está costando relacionarse con otros de manera virtual dado que la mensajería escrita incluye menos dimensiones que una conversación presencial, como el tono de voz, las expresiones faciales o  movimientos de manos. En definitiva, elementos paraverbales que le dan el contexto, énfasis y distintos significados a la comunicación. De esta misma manera, puede llevar a las parejas a discutir más, entenderse menos. Inclusive a otras personas a desistir de comunicarse por vía digital”, explica el psicólogo de parejas Rodrigo Lagos.

Desde su experiencia, Varela coincide con Lagos: “En un principio, nuestro principal canal de comunicación fue el celular ya sea mediante llamadas de audio o de video, pero pasados los meses luego de tener clases por el computador y de tener que trabajar por esa misma vía, con el Seba coincidimos en que ya estábamos saturados de eso, por lo que optamos a solo llamarnos por las noches una vez terminadas nuestras jornadas laborales y de estudio”.

Existen soluciones a los problemas

Aunque la pandemia pone límites a la capacidad de compartir un espacio, no limita el tiempo que se puede dedicar a las personas. La planificación, el compromiso y la dedicación aparecen como elementos vitales para mantener una buena relación.

Según la BBC, la tendencia mundial es al aumento de divorcios. Foto: Psyalive.

Respecto a las herramientas con las que se pueden afrontar los problemas de pareja surgidos por el distanciamiento: “La invitación es a reinventarse, buscar y crear espacios de ocio conjunto. No comunicarse en momentos de rabia, desconectarse del teléfono. Luego comunicarlo desde la calma, con el fin de encontrarse con la otra persona, y así generar rutinas y espacios que satisfagan las necesidades de ambos en la pareja”, sugiere Lagos.

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