¿Cómo se les enseña a los niños a sentir? Entrelíneas por Felipe Cerna - 10 julio, 202110 julio, 20210 El 2020 fue un año que presentó muchos cambios. La sociedad mundial se enfrentó a una realidad diferente a la habitual, la cual obligó a millones de personas a mantenerse encerrados en sus casas ante el peligro que representa estar en espacios públicos. Esto generó un incremento de cuadros y sintomatologías asociadas a la ansiedad, depresión, miedo, angustia e incertidumbre. La salud mental se instauró en el debate, lo que hizo cuestionar la formación emocional en las personas y sus influencias en la sociedad. Producto de la pandemia las instituciones educacionales han optado por realizar clases vía remota, lo cual hace que la experiencia sea totalmente diferente a lo acostumbrado. Una de las grandes consecuencias es la pérdida del contacto presencial, afectando al desarrollo de las relaciones sociales y el ámbito académico. A finales de mayo del presente año, la Agencia de Calidad de la Educación expuso mediante una conferencia de prensa los datos arrojados por la encuesta “Diagnostico Integral de Aprendizajes”, la cual señaló que la mayoría de los estudiantes logran reconocer los sentimientos y sensaciones que viven, sin embargo, son muy pocos los que logran expresarlas. Los datos expuestos señalan que Chile se encuentra al debe en esta materia. En 2019 fue ingresado el proyecto de Ley de Educación Emocional, el cual fue ideado por la Fundación Liderazgo de Chile y presentado por las diputadas Cristina Girardi (PPD) y Camila Vallejos (PC). Actualmente este se encuentra en pausa debido al contexto sanitario. La necesidad de hacer cambios La educación emocional es fundamental en el desarrollo social de las personas. Esta se encarga de enseñar a regular de forma adecuada las emociones en situaciones intensas, resolver de una forma óptima los conflictos que pudiesen presentarse, mantener relaciones sociales más saludables y generar un equilibro en el bienestar físico y mental de la persona. Claudia Torres, psicopedagoga, señala que en la actualidad se cuenta con muchas herramientas para poder implementar una educación emocional en los establecimientos educativos. “Existen varias metodologías para desarrollarla, se puede apoyar desde el uso de materiales de lectura hasta de simples conversaciones sobre el cómo nos encontramos. Sin embargo, se necesitan los espacios para desarrollarla, cosa que no está en nuestro alcance”, señaló la especialista. La falta de desarrollo de herramientas socioemocionales repercute en el actuar cuando se es adulto. Créditos: Gentileza Fundación Sonría. El rol de los docentes es de vital importancia en el desarrollo formativo de los niños y niñas. Debido a esto, es transcendental capacitar a la comunidad educativa, puesto que deben saber cómo lidiar ante una situación inesperada. Al respecto, Torres señala que para que este proceso sea exitoso tienen que participar todos los implicados. “Los niños son los principales beneficiarios en la instauración de una educación emocional. Son ellos quienes se encuentran en un proceso formativo. Sin embargo, para que esto resulte, se hace imprescindible que la enseñanza se traspase a los agentes significativos de los pequeños: los padres, profesores, amigos, parientes y en algunos casos los cuidadores”, finalizó la profesional. La expresión emocional es indispensable para el procesamiento de las experiencias en el diario vivir y también para el equilibrio del bienestar mental y físico de las personas. “Es importante no llenar de limitaciones a los niños, ellos necesitan explorar, conocerse, dejar que liberen la creatividad, que ellos aprendan a conocer las causas y consecuencias de las cosas. Todo esto ayuda para que ellos logren expresar sus emociones”, explicó la psicóloga María Cortés. El autoconocimiento es una de las principales herramientas para desarrollar la inteligencia emocional. Créditos: Gentileza Mujeres para la salud. Bajo la misma línea, la profesional del área de la salud señaló que en Chile hay establecimientos que logran desarrollar esta área de manera formidable, lo cual es esperanzador. “Hay jardines y colegios que llevan años utilizando metodología Montessori, la cual ha demostrado resultados exitosos. Se debe dejar de pensar que es una educación alternativa y utilizarla mediante lo posible. Sin duda traerá grandes beneficios para la sociedad”, finalizó Cortés. Un ejemplo formidable Ante la falta de una ley que lo establezca, muchos colegios toman iniciativa propia en querer desarrollar estrategias de enseñanza emocional. “Sabemos que ha sido un año difícil para todos. No hacer las cosas que costurábamos ha sido un golpe duro. Las motivaciones de los alumnos han cambiado y es por esto que para nosotros es importante que los estudiantes se encuentren bien anímicamente”, manifestó la directora del establecimiento educacional Margarita Naseau, Sandra Espinoza. La escuela ha abierto espacios de conversación, talleres de autoayuda y reuniones técnico-pedagógicas con el fin de buscar el bienestar de los alumnos. “Hemos obtenido resultados positivos. Los alumnos han demostrado interés de querer aprender sobre lo que ocurre en sus mentes”, añadió la directora. La pandemia ha reflejado los grandes problemas de salud mental existentes en la sociedad. La implementación de una educación emocional ayudará a que se instaure un conocimiento amplio sobre el desarrollo de las habilidades y competencias emocionales. Esto permitirá a conocernos y a ser más empáticos con los demás.