El descenso de una diva: Raffaella Carrá y su legado más allá de la música

 La industria musical sufre la partida de Raffaella Carrá a sus 78 años y el mundo se despide de una de las referentes de la liberación femenina.

Este 5 julio murió una de las artistas más trascendentales del siglo pasado, quien aprovechó su éxito para visibilizar la sexualidad femenina y a la comunidad LBGT en una época donde estos temas eran tabú, sobre todo si eran tocados por una mujer. Su legado ha superado la línea del tiempo y es conocido por distintas generaciones, quienes la consideran un icono de la cultura pop.

Raffaella Carrá. Autor, Javier Biosca.

Poco se sabe de la enfermedad que padecía a la hora de su fallecimiento, sin embargo, no ha sido el tema principal en los medios de comunicación. Su legado y trabajo artístico han marcado la pauta de prensa, además de su despedida en la Iglesia de Santa María de Ara Coeli, lugar donde asistieron sus familiares, la alcaldesa de Roma y su círculo más íntimo.

El estilo extravagante en la puesta escénica había sido exclusivo para los hombres durante la primera mitad del siglo XX, artistas como Elvis Presley innovaron con trajes fuera de lo común y que mostraban más de lo socialmente aceptado. En el caso de Raffaella fue una de las pioneras en mostrar el ombligo en televisión abierta y, además, tenía un grupo de bailarines que tenían expresiones corporales “femeninas” y vestimentas fuera de lo común.  La imagen de Raffaella fue fuente de inspiración para otras divas que surgieron posteriormente, quienes tomaron elementos de la estética de la italiana. Un ejemplo de esto es la presentación de Jennifer López en el Super Bowl a principios de 2020, donde sus bailarines utilizaban arnés en su torso, muy similar a las vestimentas de los acompañantes de Carrá en los años 70.

Reina improvisada del certamen viñamarino

Una de las tradiciones del Festival de Viña del Mar comenzó en el año 1982 con la elección de Carrá como reina del evento del verano en Chile, luego de una presentación que dejó al público atónito. Sara Troncoso, actualmente tiene 83 años y tuvo la oportunidad de ver el espectáculo de Raffaella, “fue algo que nos dejó a todos locos, nunca habíamos visto algo tan preparado y bonito. Terminaba una canción y empezaba otra mejor. La ropa era la mejor parte, después de eso todas las niñas querían ser la Carrá”.

Carolina Gutiérrez, periodista del noticiero 24 horas de TVN, cuenta que “Rafaella Carrà no solo fue una de las primeras estrellas iberoamericanas reales en aceptar la invitación para ser parte del Festival de Viña, sabiendo que nuestro país estaba bajo la dictadura de Augusto Pinochet, sino que realizó un espectáculo que desafió al conservadurismo de la época, las letras de sus canciones fomentaban el amor propio y la liberación femenina desde el placer”. Sin embargo, eran poco entendidas en la época. Sara Troncoso agrega que “con venir al sur pensábamos que se refería a ir a Puerto Montt o a alguna ciudad al sur de la nuestra, ya que el sur cambia dependiendo de donde uno esté”.

 Retiro de los escenarios en 2016.

Raffaella en la comunidad LGBT y el feminismo

Ricardo Martínez, docente de la Universidad Diego Portales y Autor de Clásicos AM, considera que “fue una persona muy significativa para visibilizar a la comunidad LGBT+ desde principios de los 70, al punto que recibió un premio en 2017 por esa razón” además señala “que de alguna manera su forma de performance fue muy significativa para la comunidad, al menos desde la perspectiva de ciertos grupos y de visibilidad”.

Por otro lado, Carolina Gutiérrez explica que “las coreografías llenas de colorido realizadas por su cuerpo de baile mostraban a hombres abiertamente homosexuales también fueron simbolismos, pero desde ese momento el nombre de La Carrà fue sinónimo de fuerza y poder femenino sin abusar de su belleza natural y el desborde de su talento”, aunque esto no la salvó de la censura en la televisión italiana debido a una petición del Vaticano. Otro ejemplo de la censura que recibió es el cambio de la letra de “Para hacer bien el amor”, que debió cambiar en Chile y Argentina por “Para enamorarse” cambiando el sentido de las canciones durante las presentaciones en los años ochenta.

Manuel, miembro de la comunidad LGBT+, comenta que “para mí la Raffa era mía y nos alegraba la fiesta a todos, en los 80 era bien difícil para un “cola chileno” encontrar música que lo identificara, ya que las otras canciones que existían eran en inglés y uno no entendía nada de lo que decían”. La comunidad la premió en más de una ocasión y la recuerdan como una de las primeras divas que identifican como un símbolo.

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