El rol de Elisa Loncón en la nueva Constitución

El camino hacia una nueva carta magna -y, por consecuencia, un nuevo Chile- ya está en marcha. La semana pasada se llevó a cabo la primera sesión de la Convención Constitucional, dando inicio al esperado proceso para convertir al país en un lugar más respetuoso con las personas, las culturas y el medio ambiente.

Los miembros de la Convención escogieron como presidenta a la constituyente indígena Elisa Loncón, lo que sin duda llena de orgullo a miles de personas, quienes ven en ella la esperanza de construir un nuevo Chile que incluya y entregue solución a las problemáticas que tanto han afectado a sus ciudadanos. Su elección recae en que es una mujer convincente y con preparación tanto cultural como académica: docente de una de las universidades con mayor prestigio del país, dueña de una experiencia diversa y defensora de puntos en que la actual constitución no repara ni detalla. Sin embargo, y a pesar de tener maestrías validadas en el extranjero, no fue exenta de críticas y prejuicios en base a su descendencia indígena, provocando arduos debates en redes sociales.

Desde el punto de vista cultural, político e histórico, la doctora y lingüista jugará un rol fundamental en la redacción de la nueva carta magna, ya que, desde su perspectiva de mujer y educadora mapuche, podrá defender los derechos de los pueblos indígenas, los derechos ambientales y los derechos colectivos. Además, su potente simbolismo le permitirá a Chile lograr grandes avances en cuanto a materias de género y diversidad cultural, temas que no estaban incorporados en la constitución vigente y que se espera que puedan ser abordados con nuevas miradas dentro de la nueva redacción de la Constitución.

Elisa Loncón sosteniendo una bandera mapuche. Foto: El Economista.

La sociedad chilena se encuentra viviendo un fuerte proceso de cambios, en los que se están haciendo reivindicaciones históricas que tienen como objetivo principal crear un Chile más verde, digno y equitativo, un lugar donde se proteja la memoria de los pueblos indígenas y donde se vele por el bien de la infancia y la niñez. Un país con menos contaminación, con menos discriminación y con menos violencia.

Las capacidades de Elisa, junto al apoyo y colaboración de los miembros de la Convención, serán los pilares más idóneos para el desarrollo de esta nueva carta magna, donde se puedan incluir las demandas sociales, ambientales y culturales que el pueblo chileno necesita. 

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