El cinismo de nuestra inclusión

Quizás es intencional, o quizás no nos damos cuenta, pero los chilenos perpetuamos la discriminación de las minorías.

Es curioso ver cómo gran parte del país enloquece con el cambio de nombre de una golosina. Es más extraño aún que la razón de que suceda es el trasfondo de la modificación, que fue justificada como una inclinación hacia el respeto de una raza y un paso más en la dirección de la no discriminación. 

Ya sea un compromiso real o una simple estrategia de marketing, la nueva denominación de la galleta antes conocida Negrita ciertamente causó furor en las redes sociales, y a pesar de que en la mayor parte de los casos se trató como un asunto que causaba gracia, es un perfecto ejemplo de cómo la gente se lanza en contra una medida que no fueron diseñadas para ellos.

Ese es uno de los grandes problemas de la sociedad chilena, no tenemos en cuenta que las ideas que a veces nos parecen innecesarias pueden ser dirigidas a cubrir las necesidades de otros individuos. Si no nos afecta o beneficia directamente, no nos molestamos en ponernos en el lugar de la población a quien se dirige.

Lo irónico es que no lo vemos de esa manera, ya que todo es aceptable en el nombre del humor y no vemos el daño en ello. Nunca se considera que, quizás, día tras día se ridiculiza a aquellos que encajan en el estereotipo que estamos caricaturizando, y terminamos celebrando frases y acciones discriminatorias en consecuencia de la famosa “picardía” del chileno.

Marcha contra el racismo en Santiago de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas de la U. de Chile. Fuente: Palabra Pública.

Este es uno más de los casos en que quienes no conocen la realidad de las minorías aparecen a opinar acerca de esta, ejerciendo juicios de valor insensibles y obsoletos acerca de una forma de vivir que creen conocer gracias a antiguos estereotipos. 

Sin embargo, hemos demostrado que esta ignorancia no nos impide sumarnos a nobles causas internacionales, en las que escribimos tuits con el lema “Black lives matter» y cambiamos nuestras fotos de perfil por un puño cerrado, porque recurrir a la hipocresía es más sencillo que esforzarse por influir en los cambios reales.

Lamentablemente, esto no es nada nuevo para los chilenos. Parece ser que nos olvidamos rápidamente de nuestras promesas y los juicios que emitimos en contra de opresores, y no nos damos cuenta de que el cinismo nos convierte en ellos. 

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