Personajes CGI se toman las redes: cómo pueden afectar estas animaciones en la vida real

Con el avance de la tecnología, son muchas las innovaciones que nos sorprenden cada año. Sin embargo, algunas de estas podrían ser más dañinas de lo que parecen.

“Si, las conozco y sigo a varias en Instagram. Lo encuentro muy entretenido y me gustan mucho sus fotos, siempre son perfectas”, dice con entusiasmo Florencia Galaz, adolescente de 14 años, al preguntarle si conoce a los influencers CGI, personajes ficticios diseñados por empresas de tecnología, que en la actualidad abundan en las redes sociales y simulan tener una vida, personalidad e, incluso, carreras musicales.

El ejemplo más conocido es el de Miquela Sousa, creada en el año 2016 por Trevor McFedries de la compañía Brud, que se ha vuelto un ícono de las redes sociales al aparecer en publicidad de grandes marcas internacionales, como Calvin Klein y Prada, o posando en fotografías con celebridades de la talla de Bella Hadid.

Miquela junto a la cantante Rosalía. Foto: @lilmiquela en Instagram.

Gran parte de su éxito se debe a la especulación que existió acerca de su origen. Los internautas no podían llegar a un acuerdo acerca de si esta influenciadora era una persona real o no, lo que le aportó un aire de misterio al personaje y ayudó a expandir el alcance de su cuenta.

Eventualmente, los creadores se vieron en la obligación de informar al público que se trataba de un robot y no de una persona real. Esto sin duda les causó un desencanto a muchos, pero también una extraña fascinación que ayudó a que su audiencia siguiera creciendo.

El día de hoy, Miquela cuenta con más de tres millones de seguidores, quienes a pesar de tener el conocimiento de que se trata de una imagen CGI, interactúan con esta como si se tratara de una modelo de carne y hueso. Este es el caso de muchos otros perfiles en las redes sociales, en que empresas de tecnologías buscan llamar la atención de un público impresionable y de grandes marcas que estén dispuestas a trabajar con estos personajes.

Influencia en el mundo real

Lamentablemente, no todo es tan inofensivo como se ve. La discusión acerca de la influencia que el internet tiene en la sociedad actual está siempre latente, enfocándose en la gran cantidad de estereotipos y cánones de belleza impuestos por las celebridades a base de retocar tanto las fotografías como sus estilos de vida.

En este caso la situación es aun peor. Una de las razones por las que las empresas prefieren trabajar con estos modelos, es la facilidad con la que pueden ser adaptados a sus necesidades publicitarias. Al contrario de lo que pasa con la gente real, estos pueden ser modificados completamente con un solo click.

Pero, ¿podría esto tener incidencia en nuestra sociedad? La psicóloga Fernanda Mena cree que sí, explicando que, como seres humanos, tenemos una tendencia a la comparación y buscamos en nuestro interior lo que vemos en otros. “Esto sucede no sólo en temas de cómo somos, lucimos, o de nuestra autoestima, sino que también caemos en comparar nuestras pertenencias con las de otras personas. Por lo tanto, incluso figuras animadas que muestran una personificación o personalidad, pueden influir en sus seguidores”, señala.

La profesional advierte, además, que los problemas de estos prototipos de perfección van más allá del autoconcepto. Estos personajes aparentan que su “realidad” es alcanzable para todos y que “querer es poder”, lo que, si bien es una forma efectiva de llamar la atención, puede terminar creando una desilusión con la propia vida. “Tenemos como resultado que yo veo todo aquello que me muestran y también lo anhelo en mi realidad. Me observo y, a mí juicio, no tengo ni fuerza de voluntad, ni disciplina, ni motivación, ni suerte. Entonces la sensación de fracaso toma lugar, pues parece que somos nosotros quienes no contamos con lo necesario”, explica Mena.

Influencer CGI Bermuda. Foto de: @bermudaisbae en Instagram.

Por su parte, la psicóloga Daniela Espinoza pone énfasis en lo peligrosas que resultan estas figuras, especialmente para los menores. “Se plantean como personas que no tienen fracasos. En las redes sociales siempre se ve la idealización de todo. Uno siempre va a mostrar lo mejor y esto genera una falsa creencia de lo que es la vida, porque esta también está conformada por frustraciones”, declara.

No obstante, tal y como Espinoza lo ve, la falta de fracasos es justamente la razón de que estas animaciones resulten tan atractivas. Según lo que ella explica al hablar de las celebridades, en algún momento se chocará con la realidad y será evidente que no se trata de humanos perfectos, pero en cambio con las animaciones esto podría nunca ocurrir, ya que se puede lograr que no cometan errores en toda una vida.

Afortunadamente, Florencia es una de las pocas jóvenes que son conscientes de este peligro. “Me entretiene ver lo que comparten y todo lo que hacen, pero trato de no ponerle mucha atención. Sé que no son reales y que no está bien compararme con ellas”, afirma. Sin embargo, este no es el caso de todos los adolescentes que navegan por internet. Lo cierto es que, si bien estos influencers son una comodidad para las marcas y llaman la atención de los aficionados a la tecnología, su uso puede traer consciencias irremediables a nuestra sociedad.

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