Sombra y hueso: cuando la pantalla mejora la obra original Entrelíneas por Camila Espinoza - 20 septiembre, 202120 septiembre, 20210 Son raras las ocasiones en que los lectores quedan conformes cuando se llevan a las pantallas sus historias favoritas, pero son más extraños aún aquellos casos en que podemos decir que la adaptación superó al material original. Este es el caso de la serie Sombra y hueso, basada en la primera novela de la trilogía de Leigh Bardugo, creada por Eric Heissener para Netflix. No es que el libro de Leigh Bardugo sea de mala calidad: presenta un mundo ficticio con potencial, una nación con historia y problemáticas creíbles que resultan interesantes a primera vista. Sin embargo, no logra ser memorable ni atraparte completamente. Algo que, sorprendentemente, sí logró la producción de Netflix. El principal problema que tiene esta obra es la debilidad del carácter de la protagonista. La narración desde la perspectiva de Alina Starkov resulta lenta y poco atrayente durante la mayor parte de la lectura, resultando en que la termines a fuerza de compromiso más que por una real motivación propia. Algo similar ocurre con el personaje de Mal. Al leer la novela, la única característica que pareciera tener es el ser amigo de la niñez e interés amoroso de Starkov. Es un personaje que carece de dimensiones y propósito. Esto fue remediado en la serie, ya sea porque los guionistas le dieron a esta pareja más dimensiones o simplemente porque no nos vemos obligados a ver los sucesos desde la perspectiva de Alina. Cualquiera sea el caso, la historia se ve mucho más dinámica en manos de la plataforma de streaming. Leigh Bardugo en el set de grabación de Sombra y hueso. Fotografía compartida en el perfil de Instagram de la autora @lbardugo. Sumándose a los aspectos anteriores, una de las críticas más fueres que surgieron con el lanzamiento y posterior popularidad de la trilogía fue la nula diversidad entre sus personajes, ya sea en cuanto a raza o sexualidad. Siendo un caso inédito en el rubro de la literatura, la autora escuchó a sus seguidores y remedió esta situación en las precuelas Seis de cuervos y El rey marcado. Es justamente gracias a la primera que Netflix logró llamar la atención y alcanzar el agrado de su público. Se sumaron personajes de diversas razas, tallas y sexualidades a un programa que, de otra forma, habría estado saturada de hombres y mujeres blancos menos complejos y poco atrayentes. Y no es casualidad que sean justamente estos personajes los más relevantes para la audiencia. Para Bardugo, Seis de cuervos y sus personajes fueron una forma de remediar los errores que cometió en Sombra y hueso por ser principiante en el mercado. Esta producción es un buen ejemplo de lo mucho que influye que el autor sea partícipe activo del desarrollo de un proyecto basado en su obra. Si bien el primer libro de la trilogía no llega a cumplir con todas las expectativas que las redes sociales ayudan a crear, el show de Netflix es todo lo contrario. No es un mal libro, pero la serie es mucho mejor.