La canción como un pájaro sin plan de vuelo

La trayectoria de Apple se ha destacado por la sensibilidad y crudeza de sus composiciones desde su debut en los años noventa. La destrucción de la métrica, una interpretación brutal y la multiplicidad de sonidos en caos develan que para la cantante el medio también es parte del mensaje.

Fiona Apple es salvaje y Fetch the Bolt Cutters es una prueba de ello. El quinto álbum creado por la cantante, compositora y pianista estadounidense irrumpió en abril de 2020 tras ocho años de su último trabajo. Producido en su casa de Venice Beach en compañía de Sebastián Steinberg en el bajo, David Garza en la guitarra y Amy Aileen Wood en las percusiones, Apple crea un disco que se articula como un grito de desahogo y libertad.

Su título, que en español significa Trae el cortador de pernos, habla de romper los yugos y las cárceles figurativas que el ser humano se impone a sí mismo. Dicha búsqueda de libertad se propaga al sonido que embarga las trece canciones que lo componen, alternando entre ritmos de jazz, pop y rock alternativo que rayan lo armónico y lo caótico en una cadencia desconcertante.

El último lanzamiento de la artista neoyorkina es uno de sus saltos creativos más drásticos. Cortesía de: The Atlantic

Las secuencias disparatadas del piano, las dulces armonías que a ratos contrastan con una interpretación catártica, agrietada y brutal, y los versos explícitos y poéticos que fluyen como pensamientos crudos, ácidos y oscuros dan origen a un álbum visceral y honesto. Con un enfoque más experimental y arrítmico como si de un volcán en erupción se tratase, Fiona demuestra ser una gran creadora de melodías y de canciones con carácter.

Musicalmente, el disco no tiene adornos, ni comercialismos. Al contrario, reivindica lo imperfecto, lo crudo y lo que escapa a la norma. Apple no tiene miedo y se despoja de los límites, juega sus propias reglas y prioriza su música por cualquier acuerdo comercial o expectativa ajena a las propias.

Las percusiones que suenan a lo largo de la obra sonora se orquestan como una sinfonía de lo domestico, en donde la propia casa se transforma en un instrumento, pudiendo apreciar el sonido de las paredes, el suelo, el ladrido de los perros, el aporreo de los instrumentos contra las superficies y todo tipo de objetos caseros, desde una mariposa de metal hasta los huesos de Janet, su perra muerta.

Gran sensibilidad y una elocuencia emocional particular caracteriza esta creación que desde la intimidad devela exquisitas sutilezas cargadas de humor, cotidianidad y disrupción, hablándonos de obsesión, depresión, ansiedad, desamor, vulnerabilidad y traumas, que le da una intención atmosférica a la interpretación osada de Apple.

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