Adaptación escolar: desafíos y recomendaciones para la presencialidad

La inminente baja en los casos de COVID-19 ha permitido un retorno gradual a la presencialidad. No obstante, algunos expertos advierten que este proceso de adaptación podría provocar estrés o ansiedad. 

Autoras: Angeles Arriagada y Nicole Reyes

En condiciones normales, regresar a clases significaría emoción, tanto por volver a ver a los amigos como por el inicio de una nueva etapa. Sin embargo, tras más de un año y medio de confinamiento y, según datos del Ministerio de Educación, el 27 % de niños y niñas del país han vuelto a las aulas, pero en vez de sentir entusiasmo, predominan la inquietud y frustración.

Para Elizabeth Cisternas, tomar la decisión de enviar a su hijo a clases presenciales no fue algo fácil. Lo conversó durante un mes con su pareja y ambos programaron una reunión por Zoom con la profesora de Agustín, su hijo de 5 años, quien actualmente cursa kínder. “Obviamente teníamos mucho miedo, principalmente por el riesgo que significa estar con más personas y, sobre todo, en una edad donde le cuesta dimensionar lo que está ocurriendo, o entender que no puede jugar con sus compañeros como si fuese un tiempo normal, sin virus”, expresó. 

A pesar del temor que le causaba el regreso a la presencialidad, estos padres debieron acceder a que su hijo asistiera al colegio. “Mi marido y yo volvimos a nuestros trabajos y Agustín se estaba quedando con sus abuelos, pero no era lo ideal. Nos preocupaba que no estuviese aprendiendo y que no se relacionara con niños de su edad”. 

Esta última preocupación se repite en el caso de una familia de Lomas Coloradas, cuya principal motivación por la que accedieron a que su hijo fuese al colegio era por su falta de socialización. “A Benjamín siempre le ha costado socializar con más niños. Es muy tímido, pero estar en casa le estaba haciendo sentir peor”, comenta Karen Velasquez. Para esta madre, el confinamiento, las clases online y las limitaciones sociales ocasionaron que tuviese que recurrir a terapia psicológica. “Decidí ir porque no me estaba sintiendo bien y de esa manera no ayudaba a mi familia, ni menos a mi hijo. Él comenzó a sentir mucha desmotivación por las clases en línea, incluso, comentó que le daba nervios volver. Lo conversé con la psicóloga y me hizo pensar que lo mejor sería probar el regreso de manera gradual”, agregó.

Una constante comunicación entre padres e hijos puede aliviar el proceso de adaptación escolar. Fotografía: Universidad de Chile.

Pese a que ambos niños tienen edades diferentes y están en cursos distintos, los dos han demostrado síntomas similares tras dejar sus casas e intentar volver a una nueva normalidad estudiantil. El primer día de clases, Agustín se levantó molesto y decía que le dolía mucho el estómago. Camino al colegio, le preguntaba a su mamá hasta qué hora estaría en la sala. Según comenta Elizabeth, esto nunca le había pasado. El niño continuó con esos comportamientos por tres días, luego llegó el fin de semana y todo volvió a ser como antes.

En Lomas Coloradas, la situación fue un tanto parecida. Si bien Benjamín tiene 12 años y va en séptimo básico, sus primeros días también fueron difíciles. Según lo que le contaba a su mamá, más que sentirse preocupado por compartir con otros compañeros, le preocupaba no saber lo suficiente, pues creía que las clases presenciales serían más desafiantes que situarse frente a un computador.

Temor por salir de la zona de confort

Para la psicóloga Paula Montecinos, todos estos síntomas demuestran que los niños y niñas que están regresando a clases presenciales atraviesan un estado de adaptación. “Hay que entender que para ellos es un impacto psicológico volver a estar con sus compañeros, sobre todo, para quienes son hijos únicos. Si para los adultos es una situación estresante, para ellos también lo es. Estar tanto tiempo en casa hizo que aumentara el apego, por lo que es lógico que separarse de sus padres y de esa zona de confort les provoque ansiedad y temor”, expresó. 

Muchos niños rechazan las clases presenciales debido al apego generado durante la cuarentena. Fotografía: Educación Inicial.

Es, precisamente, el cambio de ambiente lo que ha causado más inseguridad entre los estudiantes. Maximiliano Ulloa, profesor de enseñanza básica, también ha percibido cierto grado de incomodidad en sus alumnos. “Por más de un año, el sistema educacional sufrió modificaciones de manera muy abrupta. Si de inicio notábamos que los niños estaban confundidos por cómo se iba a desarrollar la educación en línea, ahora también podemos percibir que se están adaptando y comprendiendo esta nueva dinámica. No hemos vuelto a una normalidad, porque tener clases híbridas, ver que aún hay compañeros que están estudiando desde sus casas, o sentir que en cualquier momento el colegio podría verse afectado por un caso positivo de COVID, lógicamente les produce inseguridad”, afirmó. 

Al respecto, la psicóloga enfatizó en lo importante que es la comunicación entre padres e hijos en este momento. “Solemos decir que a los niños les cuesta entender lo que está pasando. No es así, ellos sí se dan cuenta. En momentos de tensión, como el que están atravesando ahora, la comunicación y, sobre todo, enseñar a comunicar, es primordial”.

Así, en vista de lo que podría ocurrir con los niños al volver de forma presencial al colegio, se hace indispensable prepararlos para regresar a las aulas, no solo trabajar en el ámbito sanitario, sino que también en lo emocional. Esto se vuelve aún más necesario con alumnos que no han ingresado al sistema escolar o que no alcanzaron a estar mucho tiempo en este.

Según la psicóloga estudiantil, Patricia Concha, el proceso de adaptación ha sido el más difícil. “Como sistema educativo nos enfrentamos a niños y niñas de kínder y primero básico, para quienes el año 2020 iba a ser su primera experiencia en el sistema formal. Lamentablemente, esta situación se vio truncada por el virus», señaló.

Además, la experta agregó que las variables socioeconómicas y geográficas solo han obstaculizado esta situación. “Los estudiantes tuvieron que intentar adaptarse a un sistema remoto, que además llegó tardío, debido a la enorme brecha económica existente y que hasta el día de hoy nos acompaña. De esta manera ha perjudicado los aprendizajes de alumnos que no cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para conectarse».

Esto, sumado al inminente regreso a clases presenciales, podría traer aún más estrés, no solo por el hecho de salir de su espacio seguro, sino que también por la nueva normalidad a la que se deberán ajustar.

Algunos niños sí quieren volver

Aunque casos como los de Benjamín y Agustín son bastante comunes, también existen otros, donde los niños se sienten más cómodos en las aulas que en sus hogares. Tal es el caso de los hijos de Daniela Vergara, Matías y Manuel, quienes han mejorado su desempeño durante las clases híbridas. “A ellos les ha gustado regresar al colegio y volver a estar con sus compañeros. Con esta oportunidad les ha sido más fácil, porque con el método online se estresaban mucho. Como las clases eran por Zoom, les costaba entender las explicaciones del profesor, además de las constantes interrupciones de sus compañeros que empeoraban la situación”, aseguró.

El contacto con sus pares es parte vital de su infancia. Fotografía: Diario El Sol.

¿Cuáles son las recomendaciones de expertos?

Tras ser consultada sobre esta situación, la psicóloga estudiantil mencionó las principales recomendaciones para este proceso de adaptación. “Se debe considerar más el estado socioemocional de cada estudiante y su entorno familiar, ya que cada familia es un universo distinto, me refiero a problemáticas de trabajo, cesantía, enfermedades o vínculos. Quizás vemos a todos los niños vestidos con sus uniformes iguales, pero los colores y matices bajo esa vestimenta son muy distintos”.

Los cuadros de ansiedad se pueden prevenir -o disminuir- gracias a un trabajo conjunto entre la escuela y la familia. En tanto, a través de un reportaje de la Universidad Santo Tomás, el psicólogo, Rodrigo Álvarez, explicó sobre la importancia de practicar una comunicación afectiva. “Para que los niños alcancen su potencial académico es importante que los padres animen a sus hijos a compartir sus sentimientos y pensamientos. Deben reconocer y validar sus preocupaciones. Nunca minimicen sus inquietudes. Es sustancial que respeten los miedos de sus hijos. Mantener las rutinas de dormir, comer y del hogar familiar en general. Por último, pero no menos importante, hay que facilitar oportunidades apropiadas para su edad, de tal manera que los niños sean capaces de tomar decisiones, dándoles una sensación de seguridad y control”, afirmó el especialista. 

Tal como hizo la mamá de Benjamín, buscar apoyo con profesionales y trabajar en la comunicación con los niños es clave para ayudar de manera directa en esta compleja etapa de adaptación. La comunicación es muy importante en este proceso, por lo que es necesario seguir observando las conductas de los pequeños y hablar entre la comunidad escolar. Solo así, el regreso a clases presenciales podría ser más agradable y menos estresante para los estudiantes. 

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