Tratamientos de belleza: ¿presión social o amor propio?

En 2019 la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica informó que la cantidad de procedimientos se había triplicado en la última década, llegando a realizarse más de 15 mil al año. Por otro lado, desde La Rebelión del Cuerpo se reveló que el 86% de las mujeres ha dejado de hacer actividades por cómo se siente con su cuerpo, situación que podría motivar el alza de estas intervenciones.

Los tratamientos de belleza van en aumento y, de la mano con los avances tecnológicos, cada vez es más fácil aLos tratamientos de belleza van en aumento y, de la mano con los avances tecnológicos, cada vez es más fácil acceder a estos servicios con menor riesgo de infecciones o efectos adversos. Desde la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP) estiman que más de 8000 procedimientos que se realizan al año no son hechos por profesionales de esta área. Debido a la modificación que se realizó al Código Sanitario en 2019, la ejecución de múltiples intervenciones se amplió para cirujanos dentistas, siendo estas las más accesibles.

Eduardo Pacheco, cirujano dentista, se encuentra cursando el diplomado en Procedimientos Preventivos y Restauradores Estéticos del Sistema Estomatognático que imparte la Universidad San Sebastián. El programa implica el aprendizaje de la aplicación de ácido hialurónico, toxina botulínica (bótox), hilos tensores, mesoterapia y peeling facial. “Los tratamientos de belleza actualmente están muy en voga, mucha gente desea realizarlos para mejorar algunos detalles”, siendo este el principal motivo por el cual decidió inscribirse en el curso.

Cirugías versus inyecciones

Estas intervenciones tienen un costo considerablemente menor a las cirugías plásticas, motivo por el que se han vuelto tan populares. Pero, a su vez, son de carácter temporal, ya que la duración es de hasta 18 meses, dependiendo de la fisonomía del paciente. Respecto a los motivos que llevan a las personas a tomar esta decisión, el doctor Pacheco señala: “Todos tenemos algo que queremos mejorar, todos estos procedimientos ayudan a levantar la autoestima. Todo lo que vemos en redes sociales, las modelos y sus cirugías, los filtros de Instagram, ayudan a que las personas aspiren a querer hacer modificaciones”.

El ácido hialurónico es el compuesto favorito debido a su disolución natural que no necesita posteriores retoques o un procedimiento adicional para removerlo, a diferencia del bótox. Fotografía por Esthetic BCN.

La constante exposición de las personas hacia las redes sociales implica el asumir ciertos rasgos como ideales o La constante exposición de las personas hacia las redes sociales implica el asumir ciertos rasgos como ideales o mejor valorados. Si bien, movimientos como The Body Positive o Salud en Todas las Tallas apuntan a la aceptación del cuerpo, la influencia de la publicidad es indiscutible. Valeria Ortiz tiene 28 años y hace unos meses se realizó una rinomodelación con ácido hialurónico. Cuenta que, si bien le gusta su apariencia, desde pequeña quería acceder a este procedimiento: “Antes nos mostraban mucho el prototipo de modelo con nariz respingada y creo que desde ahí nacen las ganas de querer tener este tipo de fisonomía. Antes era impensable hacerse esta intervención porque eran muy caras, pero ahora son más accesibles”.

El psicólogo Héctor Arriagada explica que “si bien las decisiones son personales y parte de un proceso interno, estas no se toman en aislamiento. Es innegable la influencia de la sociedad. Si hay algún canon de belleza este bajará en un nivel cognitivo a la persona y será considerado al momento de tomar decisiones”. De todas formas, indica que estamos pasando por un proceso social importante donde cada vez toman más fuerza movimientos que apuntan a priorizar la salud, tanto física como mental, por sobre la apariencia, dando preferencia al bienestar personal como un sentimiento de autorrealización.

Valeria señala que, pese a la influencia de los estereotipos de belleza, la elección fue porque ella quería: “Sentía que me vería mejor y que tendría más confianza. Me encantaron los resultados y me siento muy agradecida de mí misma por tomar esta decisión. Me miro en el espejo y me siento bien, es lo que quería y me hace sentir más cómoda conmigo”. Según los datos recopilados por la Rebelión del Cuerpo, el 74% de las mujeres chilenas ha imaginado modificar alguna zona de su cuerpo y el 82% se sintió en desventaja por su aspecto físico al ver la figura de otra/o. En el caso de los hombres, los datos arrojan un 43% y 53% respectivamente, por lo que no se puede considerar como una problemática exclusiva del género femenino, pero sí son ellas quienes se ven más afectadas por estas situaciones.

La influencia de la sociedad

El cómo se desarrolla la sociedad y la importancia que se le otorga a la apariencia puede afectar desde la niñez, incluso si ya no se vive dentro de la misma. Ese es el caso de Camila Dussan. La joven periodista colombiana, de tan solo 24 años, vive en Chile desde los 17 años, pero entiende que el criarse en una cultura que otorga mucha importancia a la apariencia física tuvo grandes efectos en su vida. “Llevaba mucho tiempo sintiéndome mal conmigo, fue un proceso largo donde intenté aceptar el cuerpo que me dio la naturaleza, pero no me sentía cómoda, sobre todo teniendo en cuenta el país en el que crecí, donde te juzgan mucho por lo que tienes o no tienes”.

Camila optó por una cirugía de aumento mamario y, si bien los riesgos de la operación son altos, al tener un buen estado de salud y realizar el procedimiento con profesionales especializados, su intervención fue un éxito. Dussan expresa con orgullo que: “Siempre quise tener más senos. Más allá de querer mostrar o no, es algo que me regaló una confianza que no puedo explicar, que me hace sentir tranquila, confiada”.

Los procedimientos estéticos que implican el ingreso a pabellón quirúrgico deben ser realizados por cirujanos plásticos, situación que la SCCP recalca constantemente, debido a los múltiples casos de negligencia que ocurren año tras año. No obstante, tratamientos menores como la inyección de ácido hialurónico o toxina botulínica pueden ser realizados por odontólogos y masajes reductores (como alternativa a la cirugía) pueden ser efectuados por kinesiólogos o enfermeros que tengan las capacitaciones suficientes para utilizar las máquinas de ultrasonido que se requieren para que la intervención sea efectiva.

Uno de los problemas producidos por la alta demanda de estos servicios es la existencia de personas no capacitadas para la práctica de los mismos, que se encuentran trabajando debido a la baja fiscalización. Dicha situación es denunciada constantemente por la SCCP, pero no se logran avances en esta materia por no ser prioritario. Los proyectos de ley propuestos duermen en la cámara de diputados.

Si bien las intervenciones de aumento mamario han aumentado en nuestro país, la SCCP reporta que las mujeres cada vez buscan que se vea más natural, por lo que los implantes son cada vez más pequeños. Antes se aplicaban los de 400cc y ahora los que bordean los 200cc. Fotografía por Revista Velvet.

La kinesióloga Karen Troncoso realiza este tipo de tratamiento. Tras finalizar sus estudios universitarios y trabajar en el sistema público de salud, decidió capacitarse para realizar masajes reductores con técnica de radiofrecuencia. Comenta que la mayoría de sus clientes tienen entre 25 y 50 años, hombres y mujeres que buscan disminuir el tejido adiposo, ya sea en abdomen, brazos, piernas o cintura, debido a un aumento de peso o por embarazos.

“Desde el fin de la cuarentena ha crecido considerablemente la cantidad de personas que solicitan evaluación y agendan el tratamiento, principalmente porque subieron de peso durante la pandemia por la falta de actividad física”, señala Karen, quien agrega que “siempre le digo a las pacientes que deben ser realistas, si bien estos procedimientos sirven para disolver el tejido adiposo, no podemos pretender que te darán una figura que no tienes, solo ayudan a resaltar lo que hay”.

La kinesióloga nos indica que muchos de sus clientes acuden a este tratamiento para potenciarlo con actividades deportivas o con cambios en el estilo de vida, como disminuir el sedentarismo y tener una alimentación más saludable. Antes de iniciarlo se debe resguardar el que no se cuente con condiciones cardiacas o problemas de colesterol, precaución que es necesaria y que quienes no tienen estudios en el área de la salud usualmente no consideran, generando un riesgo para los pacientes.

Troncoso nos señala que la mayoría de sus clientes llegan con expectativas realistas de qué es lo que pueden lograr: “Muchas de las personas que atiendo vienen porque buscan sentirse más saludables y ven este tratamiento como complemento a otros cambios en el estilo de vida, pero creo que el patriarcado caló hondo y siempre está detrás de todo, cuestionando el cómo deben ser los cuerpos de las mujeres, por lo que es difícil decir que vienen por determinación y amor propio, o si se sienten presionados por la sociedad, porque creo que siempre está ese factor detrás de la decisión”.

Intervenciones menores

Si bien los tratamientos más profundos deben ser desarrollados por profesionales de la salud, también existen procedimientos de belleza no invasivos que están viviendo un auge ahora que finalizaron las cuarentenas y que, aunque requieren de capacitaciones, no es necesario contar con títulos de estudio para poder desarrollarse en dicho oficio. Este es el caso de las manicuristas, nail artists y extensoras de pestañas o lashistas.

Valentina Cantero es la dueña del salón Chic Beauty, ubicado en San Pedro de la Paz. En él trabajan simultáneamente tres nail artists (antes de la cuarentena eran cinco) que no solo se dedican a los cuidados de las manos, sino que además son capaces de crear obras de arte en espacios tan reducidos como las uñas. Este tipo de servicios se vio en alza desde 2019, siendo parte principal del video musical Aute Cuture de Rosalía, y es utilizado como complemento infaltable en todas las alfombras rojas desde entonces.

La tendencia no tardó en llegar a nuestro país gracias a las redes sociales. Valentina comenta que además de ser una forma de expresión, ya que cada persona elige sus diseños, también es parte del autocuidado, pues se puede realizar la restauración de la forma de las uñas para quienes padecen onicofagia: “Las manos son la carta de presentación, el que estén limpias y bien cuidadas tiene relevancia en algunos rubros y a muchos les genera inseguridad la deformación a la que pueden llegar producto de morderlas por ansiedad”.

La labor de una nail artist incluye el diseño del esmaltado. Pueden tardar desde dos horas hasta cinco dependiendo de la complejidad del diseño. Desde Chic Beauty señalan que las personas buscan expresar sus gustos e identidad mediante esta elección. Fotografía por Catalina Urrutia.

La edad de quienes acuden al salón va entre los 18 y los 50 años y, en general, son mujeres jóvenes: “Muchas lo hacen por imagen personal, trabajan en oficinas y bancos, y estos tratamientos son a la vez para ahorrar tiempo y mantener una buena apariencia. Antes la gente se hacía las uñas para ir a una fiesta y era esmalte tradicional que duraba una semana, ahora se las hacen porque quieren, y les dura tres veces más”, indica Valentina.

El ahorro de tiempo es un motivo que se repite en las clientas de Muriel Daroch, estudiante de diseño que, en paralelo, se capacitó para hacer extensiones de pestañas. Pese a que no conlleva un alto riesgo, tiene elementos complejos que, en manos de alguien no capacitado o que no utilice los materiales adecuados, puede generar graves infecciones. Sus clientas tienen el mismo rango etario que las de Chic Beauty y mencionan el mismo beneficio entre sus motivos para realizar esta intervención: “Se las hacen porque les sube a mil el autoestima y por comodidad porque se ahorran tiempo en maquillarse”. Para Muriel ha sido una fuente de ingresos rentable, lleva dos años realizando el procedimiento y ya cuenta con su propio espacio debido a la fidelización de sus clientas, quienes acuden cada quince o veinte días a retoques.

La mayoría de estos servicios son temporales y requieren de retoques para poder mantener la apariencia inicial, por lo que generan dependencia. El psicólogo Héctor Arriagada explica que muchas personas pueden tener Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), que usualmente es difícil de diagnosticar y que puede llevar a las personas a ver defectos en su cuerpo constantemente, por lo que podrían realizar interminables intervenciones para buscar un resultado que, debido al TDC, nunca encontrarán.

“Las redes sociales muestran constantemente caras y cuerpos considerados perfectos, llevando a las personas a compararse con estándares de belleza que, biológicamente, no se pueden cumplir. Es por eso que toma tanta importancia el surgimiento de movimientos y cuentas relacionadas con The Body Positive para recordarnos que está bien aceptar cómo somos o que no siempre nos gusta todo de nuestros cuerpos, pero que esto no nos hace menos válidos. Si seguir alguna cuenta te hace sentir inseguro es necesario que la elimines, tus redes sociales deben ser un espacio seguro para tu salud física y mental, y por suerte tenemos control respecto al contenido que consumimos”, concluye el psicólogo.

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