Egresar y trabajar: dos realidades que pronto vivirá parte de la comunidad universitaria

La no presencialidad afecta a todas y todos, y en ciertos casos genera angustia, estrés e inseguridad sobre qué pasará en el futuro, sobre todo cuando se están ultimando detalles para titulaciones venideras y cuando la puerta de lo laboral está a la vuelta de la esquina.

Por Scarlett Ávila y Jordan Venegas.

Desde fines del 2019, y hasta la actualidad, los jóvenes universitarios han visto afectado su aprendizaje en las aulas. Esto toma mayor importancia al pensar en dos puntos que son preponderantes al llegar al fin del camino en la educación superior. El primero de estos es el observar a aquellos cursos que se encuentran ad portas de finalizar sus carreras, mientras que el segundo es tal vez el más importante, vivir la inserción en el mundo del trabajo.

Este último punto es relevante ya que siempre existe la pregunta sobre qué esperarán de uno al momento de intentar ingresar a trabajar, y que por cierto es importante de conocer, es por eso que aquel detalle se abordará más adelante en el presente reportaje.

Ahora, al hablar de la realidad en la educación superior, hay elementos que se deben traer a colación. Al repasar las áreas que más se han visto afectadas, faltarían -probablemente- caracteres para mencionar y explicar el proceso, teniendo presente que la educación comenzó a complejizarse a fines del año 2019 con el denominado estallido social al que siguió la llegada de la pandemia por la covid-19 a inicios del 2020.

En la actualidad, ya en los últimos suspiros del 2021, muchas y muchos se encuentran preparándose para egresar y poner en práctica lo aprendido en todos los años de universidad, pero ello trae seguridades y también inquietudes tanto en alumnos, docentes y de quienes podrían ser sus futuros empleadores.

Adaptación a la modalidad online

Muchas y muchos estudiantes debieron adaptarse a las clases online. Estas debieron ser implementadas de manera rauda y con obligatoriedad para así dar continuidad a la siempre importante formación. Pero este modelo dejó en evidencia dos elementos que no se pueden ignorar. Por un lado, la gran diferencia de los sectores sociales de la población, mientras que por otro está la dificultad de aprender mediante este medio.

En este 2021 son un importante número de jóvenes los que se encuentran a meses de egresar de sus carreras y, en consecuencia, en vías de titularse. Ellos son el grupo que más ha visto afectada su formación, ya que el último año académico es principalmente de muchas actividades prácticas, las que -en diversos casos- por motivos sanitarios se han tenido que cancelar o readecuar a la modalidad online

Al no contar con estas actividades vitales para el desarrollo personal y profesional del estudiante, las teorías vistas en los años y las tareas entregadas por los docentes, pasan a ser los pilares principales al enfrentarse a la realidad laboral. Aquello es algo que comparten docentes de diversas casas de estudios, quienes concuerdan en la extrañeza de la situación, la preocupación por la reducción de contenidos y las esperanzas de volver a reencontrarse en las aulas.

Docencia: diversas opiniones para una misma realidad

En la Universidad Santo Tomás, la docente de la carrera de psicopedagogía, Carolina Melo, afirma que muchos ramos hubo que adaptarlos a las circunstancias. “Tuvimos que reducir las semanas y contenidos, realizar más exposiciones orales y trabajos en grupo”, explica como los principales cambios realizados. A la vez, asevera que hasta cierto punto las modificaciones llegaron a ser un poco perjudiciales para los estudiantes. 

Aquello toma relevancia ya que, en una carrera en la que se trabaja directamente con las personas, es de vital importancia el aprender distintas habilidades de comunicación y adaptación. La docente también asevera que “el hecho de no poder verlos tampoco permite ir integrando, o lograr de alguna manera, la inculcación de habilidades blandas en los chicos”, haciendo referencia directa a la comunicación efectiva.

La psicopedagogía es una de las carreras que más egresados entrega año a año. Fotografía: AIEP.

Preocupación que comparte Daniela López, estudiante de cuarto año de psicopedagogía de la Universidad Santo Tomás, quien asegura sentirse -cuando cursa su último año de estudios- perdida bajo la nueva modalidad. “Yo quería saber cómo era tener una práctica en un colegio y el tema de aplicar los instrumentos a los niños. Este año con suerte habré tenido cuatro intervenciones con el niño que me fue asignado”, menciona.

Benjamín Toro Icaza es profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Concepción. Él, al igual que Carolina Melo, aborda el impacto que tuvo en la comunidad estudiantil las acomodaciones que debieron realizarse en la entrega de las enseñanzas. Menciona que “si tomamos en cuenta el asunto de la pandemia y del poco conocimiento en plataformas virtuales, tanto para alumnos como para profesores, yo diría que esa situación afectó bastante la formación académica”.

Por otro lado, realiza un contraste, ya que, si bien el mejor manejo que tiene la juventud en el mundo de la tecnología ha logrado subsanar en parte el desarrollo de las clases en esta modalidad digital, aun así, no logra superar la experiencia del encuentro en la misma universidad. “En lo que respecta a las clases presenciales, yo diría que todavía no se ha podido abandonar la manera de aprender en las aulas en forma tradicional”, menciona el académico cuando a la vez deja de manifiesto que, si bien han existido avances durante el transcurso del proceso, éste no ha logrado nivelarse con el modelo anterior.

El caso de las comunicaciones sociales y las exigencias esperadas

El estudiante de periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Marcelo Águila, manifiesta una realidad distinta a la que viven -por ejemplo- muchas personas ligadas directamente con la enseñanza. Asevera que su campo de especialización está mayoritariamente relacionado con la escritura, pero pese a eso lamenta el no poder haber vivido in situ la experiencia de otras áreas de la comunicación. “Perdí la oportunidad de sentarme en un estudio de televisión o de conducir en una sala de radio”, relata cuando se encuentra cursando su último año de formación.

Pero la mala experiencia formativa no es el único problema al que se enfrenta la gran parte del estudiantado, sino que la propia búsqueda de trabajo es de por sí algo que llega a ser intimidante por las posibles exigencias que les realizarán en el futuro. Y a algunos les lleva a preguntarse ¿cómo saber que realmente estoy preparado?

Marcelo Águila, al abordar este punto, explica que se encuentra “entre un limbo de cosas que me gustaría hacer y lugares a los que me gustaría postular para trabajar, pero aún no estoy seguro de cómo lo voy a lograr”. Esta incertidumbre, sumado al peso mental que ello conlleva, pasan a ser parte de las preocupaciones de la vida cotidiana de muchas y muchos.

Tal vez la respuesta, o la entrega de una mayor seguridad al momento del encuentro de una plaza laboral en esta área en particular, la pueda entregar Juan Luis Lagos, director de radio El Sembrador de Chillán. Él da a conocer, según su opinión, algunas de las características de lo que se espera de un estudiante egresado de la carrera.

Adaptabilidad, empapamiento y proactividad, son algunos de ellos. Con éstos se espera que el recién egresado se introduzca de buena manera en el medio comunicacional y pueda funcionar correctamente, sobre todo cuando se es nuevo en la acción. Por otro lado, el director de radio El Sembrador, menciona que la calle es fundamental. Un periodista debe tener “la capacidad de aprender, en el sentido de que sea capaz de salir a terreno, porque en la calle (sic) es quizás la mejor fuente de preparar y pulir a un profesional que recibió todos los conocimientos”, asevera.

Lo anterior sale a colación cuando da a conocer su pensamiento. “No porque algunos jóvenes sean periodistas y tengan un título, no van a poder salir a terreno” cierra el director del medio comunicacional de Chillán.

Visiones de un futuro próximo

Cuando ya se queman los últimos cartuchos para finalizar el proceso formativo, los jóvenes que han entregado sus declaraciones para el presente reportaje reflexionan sobre lo que deberán afrontar en la prontitud.

“Siento que no estoy preparada para lo que se viene a futuro y eso me estresa mucho”, explica Daniela, la estudiante de psicopedagogía de la Universidad Santo Tomás. Por su parte, el futuro periodista que espera egresar de la Pontificia Universidad Católica de Chile, asegura no saber si está preparado para lo laboral, ya que “en el camino, y dependiendo del área en que trabaje, espero ir aprendiendo”.

A estas alturas, en el caso de las alumnas y los alumnos, parecen mantener más inquietudes que certezas. Por el contrario, docentes como Benjamín Toro -de la Universidad de Concepción-, junto con realizar una evaluación del proceso, intenta rescatar puntos positivos y hacer reflexiones. “Las clases en línea ayudaron en algo a modernizar los métodos de enseñanza y es evidente que en el futuro las clases universitarias van a seguir desarrollándose en esta modalidad”, menciona.

Si bien nadie esperaba vivir tiempos complejos en prácticamente todos los sentidos humanos, es importante destacar y relevar la importancia del esfuerzo que han realizado muchas personas para hacer que todo funcione en el ámbito educacional. Dentro de éstas se encuentran directivos, técnicos, docentes, entre otros, quienes -en algunos casos- han entregado mucho más de lo que debieran para con sus alumnos y puestos laborales.

Sin duda esta transformación dejará enseñanzas y oportunidades, las que por cierto son necesarias seguir puliendo para lograr un efectivo proceso educacional que lleve a los estudiantes a olvidar sus dudas y a aflorar y retener solamente certezas. Es imperioso tener esto presente sobre todo cuando se llega al punto que se desea, el poder egresar de las respectivas carreras y comenzar así a vivir el sueño por el cual muchas y muchos se desvelaron y se esforzaron.

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