Plaza Sargento Aldea: cada uno se rasca con sus propias uñas

Muchos locatarios del mercado de Chillán han sufrido en silencio el abandono de parte de las autoridades frente a las consecuencias económicas que trajo la pandemia. Mientras estas plantean un avance hacia la digitalización de pequeños y grandes negocios, las y los trabajadores de la principal feria de la capital regional de Ñuble siguen asfixiados por el pago de las concesiones de los locales que han trabajado durante años y piden avanzar hasta un 80% de rebaja en los pagos.

El mercado de Chillán ha sido uno de los grandes iconos turísticos de la capital regional de Ñuble. Quienes trabajan en Plaza Sargento Aldea tampoco desconocen esta realidad y son ellos quienes han visto crecer sus espacios de trabajo, conviviendo diariamente con sus pares y donde por generaciones, muchos y muchas, han basado su economía familiar en los productos que ahí ofrecen.

Desde flores, hasta artesanías. Desde vestimentas tradicionales, hasta ropa deportiva. Son sus cocinerías, sus locales -de gran diversidad-, su gente y la forma en cómo socializan, lo que caracteriza al místico y hermoseado mercado de Chillán. Sin embargo, este epicentro de interminables aromas y sonidos fue uno de los lugares que más afectado se vio por la pandemia.

Plaza Sargento Aldea

En la provincia de Ñuble, la feria del mercado de Chillán se ubica en la actual Plaza Sargento Aldea o Plaza del Mercado, frente a la iglesia La Merced y entre las calles Arturo Prat, Maipón, Isabel Riquelme y 5 de abril. En 1910, la ahora capital regional de Ñuble era conocida por abastecer, no solo a los locales de la provincia, sino también a las comunas y pueblos cercanos, de todo tipo de productos agrícolas y ganaderos. Entre carretas se comercializaban productos y a mediados del 1800 ya habían instalado sus almacenes los primeros locatarios.

La mayor cantidad de productos ofrecidos en la feria del mercado de Chillán siguen siendo agrícolas. Foto obtenida de diario La Discusión.

Ha pasado el tiempo y la antes conocida como Plaza La Merced se muestra diferente. Hermoseada con techos y faroles, con una pérgola en el ombligo de la cuadra principal y cocinerías tanto por sus costados, como al interior del lugar, el mercado de Chillán es visitado por turistas y chillanejos en busca de todo tipo de productos. Sin embargo, su esplendor se vio truncado rápidamente posterior a la implementación de las medidas sanitarias adoptadas producto de la pandemia.

Su feria era un lugar de encuentro y de grades aglomeraciones durante los siete días de la semana y sus locales, acostumbrados a ese incansable ritmo de trabajo, encontraron su primera limitación en las cuarentenas implementadas para resguardar a las personas en sus casas. Rápidamente el espacio fue restringido entre vayas papales y custodiado por militares armados, mientras sus locatarios, de la noche a la mañana enfrentaron la imposibilidad de vender sus productos.

En los primeros meses de implementadas tales medidas, la Plaza Sargento Aldea se podía ver casi vacía y muchos de sus locales estaban cerrados; restringidos de funcionar. Pese a que desde la autoridad sanitaria poco a poco surgían las primeras recomendaciones, como el uso de alcohol gel, de barreras sanitarias y de control de temperatura. Para muchos locales era complicado trabajar bajo estas prevenciones, ya que los espacios de atención son abiertos y compartidos y la distancia incluía reducirlos para todos.

La inversión a la basura

María Angélica, más conocida en la feria como “Nenita”, es locataria en los puestos 53 y 17, justo en el ombligo de la Plaza Sargento Aldea. Su rubro es la venta de flores y arreglos, y hace años ha trabajado desde la pérgola de flores al interior del mercado. Al conversar sobre las consecuencias que la pandemia le trajo a su negocio, emocionada, contó sus pérdidas sobre la inversión en flores que, en un comienzo, con las primeras cuarentenas, no fue capaz de vender.

“Realmente no hubo ayuda de parte de las autoridades. El que podía trabajaba y el que no podía, no lo hacía. Estuvimos solos. Se perdió mucha mercadería”, lamentó Nenita. Luego de los primeros meses pudo postular a los diversos bonos que ofrecía el estado, sin embargo, comentó que no hubo ningún tipo de capacitación por parte de la autoridad en cómo realizar las postulaciones, ni interés en verificar si llegaban a quienes lo necesitaban.

“La pérdida de todas las flores que tuvimos que botar durante los primeros meses, cuando nadie venia al mercado, fue de unos cuatro millones de pesos. Era mucha mercadería que solo pudimos tenerla guardada. Pero de a poco nos hemos ido arreglando, pese a que las flores están super caras”, advirtió. Tal como nenita relata, muchos locatarios del mismo rubro y también del mundo agrícola sufrieron una importante cantidad de pérdidas en sus inversiones.

Los sectores de frutos secos, venta de productos frescos pudieron funcionar durante los primeros meses de la pandemia. Foto obtenida de la Municipalidad de Chillán.

Digitalización y nuevas formas de vender

Del mismo modo, Nenita recalcó en que no ha existido apoyo o capacitaciones en pro de una digitalización de la feria. “Nosotras somos quienes tenemos que aprender, a veces solas, de estas cosas”, señaló.

En julio de 2021, mientras las cuarentenas intermitentes tenían asfixiada la economía local, Renato Segura, director de desarrollo económico y productivo de la Municipalidad de Chillán insistía en la “necesidad de propiciar instancias de comunicación directa con los agentes económicos, públicos y privados, para el desarrollo económico y productivo de la comuna. Sin embargo, no solo Nenita desconoció el que haya existido apoyo o capacitaciones en pro de una digitalización de la feria.

Luis Bravo, locatario en el sector de frutos secos, consideró adecuadas las medidas sanitarias que se utilizaron en un principio para proteger a la feria de la Covid19, pero, del mismo modo, lamentó el abandono de parte de las autoridades en un momento difícil para las y los trabajadores en el mercado de la Plaza Sargento Aldea. “No entraba público y pese a que, en mi caso, mis productos estaban dentro de lo que la autoridad consideró de primera necesidad, muchos no pudieron trabajar”.

“La autoridad no se ha dejado ver por acá. Nosotros, que pudimos seguir trabajando, hemos seguido la normativa, sanitizado constantemente, utilizando mascarilla, alcohol gel y respetando las distancias, pero muchos colegas, del sector artesanías y el gastronómico, no pudieron”, recalcó. Sin embargo, Luis reconoció que en su caso no tuvo mayores problemas para postular a los créditos que se ofrecieron en una segunda etapa de la pandemia.

José Concha, consejero de la CNC por la Cámara de Comercio de Chillán y presidente del Comité de Comercio y Servicios de la Cámara Nacional de Comercio, en la primera sesión del comité enfatizó la necesidad de promover la formalidad, tanto en el comercio en línea, como presencial, y de entregar mayores herramientas para formalizarse. “Es necesario aumentar la fiscalización y ver la posibilidad de implementar un sello e commerce con el cual generar un registro nacional de locales formales”, señaló, proponiendo revisar experiencias internacionales exitosas. Pese a esto, Luis, al igual que Nenita, aseguran que todavía nadie les ha ofrecido capacitaciones o ayuda para enfrentar la digitalización de los diversos locales de la feria de Chillán. Al igual que ellos, Manuel Rojas, presidente de la Asociación Gremial de Locatarios Plaza Sargento Aldea, desde su local número 8 en el sector de artesanías, desconoció las ayudas significativas.

Durante la primera etapa de la pandemia, muchos sectores del mercado de Chillán fueron restringidos a funcionar. Foto obtenida de la Municipalidad de Chillán.

“Nosotros incluso hemos tenido problemas por el pago de la concesión de nuestros locales en momentos en los cuales nos vimos muy acorralados producto de las medidas que se impulsaron por la pandemia. Muchos sectores, como el mío, no pudieron trabajar con normalidad”, lamentó el presidente, preocupado también por el delicado estado de salud mental por el que han atravesado principalmente los adultos mayores que aún trabajan en la feria.

El fondo de la discusión

“Hay que decirlo claro, a nosotros nos pidieron que nos fuéramos a la casa en marzo de 2020 y acatamos, pero sin pensar que sería tanto tiempo. Como gremio presentamos una petición al municipio para congelar los pagos de concesión y la respuesta fue negativa. Después de muchas discusiones, de enviar más peticiones e incluso cartas, recién se nos rebajó un 40% de los montos”, recalcó el locatario, decepcionado de las autoridades frente a las cuales ha tenido que representar a sus compañeros.

“Todo lo que nosotros hemos logrado ha sido como gremio. Aquí no se ha acercado ninguna autoridad con voluntad de ofrecer ningún tipo de ayuda para avanzar en la digitalización de nuestros negocios, ni tampoco capacitaciones. El mercado de Chillán es la antesala de la región, pero, insisto, siempre hemos logrado solos las cosas” finalizó el presidente del gremio.

Quien no piensa lo mismo es el contralor Wenceslao Vásquez. Diario La Discusión de Chillán dio cuenta de sus dichos frente a una nueva petición del gremio ante la municipalidad. Esta vez, se estaría pidiendo incrementar la rebaja concedida hasta un 80%. El representante del ente municipal señalo que “el mercado no es un buen negocio para el municipio, pues pierde plata”.

La discusión entre los ediles de la ciudad se ha trasladado al problema del subarriendo y no en reconocer la difícil situación por la que estarían pasando familias que basan su economía en la venta de sus productos en la icónica plaza histórica y patrimonial en pleno centro de la capital regional de Ñuble. Se debe reconocer el apoyo de algunos concejales que sostienen la idea de brindar los apoyos necesarios a las y los trabajadores de Plaza Sargento Aldea.

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