Documental: El cielo sigue rojo a 11 años de la mayor tragedia carcelaria de Chile

“Las imágenes no son neutras”, advierte Francina Carbonell, directora del largometraje que recompone la escena del incendio de la cárcel de San Miguel acontecido en 2010. Testimonios de familiares y gendarmes, archivos judiciales, versiones discordantes y un lente sensible que pone por encima de todo la dignidad humana, son la base de esta pieza audiovisual. 

“El cielo está rojo” es el título con que se presenta el retrato de esa fatídica madrugada del 8 de diciembre de 2010 en la cárcel de San Miguel. Allí donde las habitaciones eran pequeñas y bandos enemigos debían compartir un espacio reducido, abandonados y marginados. Donde los gritos eran tan comunes con la llegada de la noche, así como las riñas y conflictos entre reos, que los gendarmes hasta el día de hoy es lo que más repiten, una y otra vez, cada vez que son consultados sobre el porqué no supieron prever lo que pasaría esa madrugada. 

La joven cineasta nacida en Argentina, Francina Carbonell, captura cada uno de los vestigios que dejó ese incendio hace 11 años. El nerviosismo e inexperiencia de quienes se supone debían custodiar el recinto penal, los roces entre convictos así como sus esperanzas y afectos, un proceso judicial precario que no encontró responsables y dejó a decenas de familias sin respuestas. Un documental que, pese a lo trágico del evento central y la angustia que acompaña sus consecuencias, resulta un trabajo humano y sensible que valora la dignidad de las víctimas por sobre cualquier morboso intento de juego de detectives. 

«El cielo está rojo» ha obtenido premios en festivales de cine en Alemania, Países Bajos, México y Perú. Está disponible en salas de cine chilenas desde el 11 de noviembre.

Eran hijos, padres, hermanos, parejas; todos con más de una persona esperándolos afuera e incluso preparando planes para los reencuentros. Sus últimas conversaciones e interacciones están presentes en el trazo que sigue el minuto a minuto de la noche del accidente. El trabajo de Carbonell humaniza a 81 personas que perdieron la vida sin opción a salvarla, por una tragedia que pudo ser prevenida y que es el reflejo de un sistema penitenciario absolutamente vulnerador. La directora, sin embargo, no interfiere directamente y cumple con exponer los antecedentes y testimonios de la historia. El subtexto político y sensibilidad, por cierto, es el resultado inevitable de la suma entre la negligencia, la catástrofe y la injusticia.

Durante poco más de una hora, “El cielo está rojo” es capaz de mantener inmerso al espectador menos interiorizado en el caso; esto, en gran parte debido a la emotividad que envuelve el atribuir una dignidad arrebatada a las víctimas del incendio. Una realidad que invita a cuestionar y a cuestionarse, ¿de quién son responsabilidad las personas privadas de libertad? ¿Es la justicia un privilegio más que se pierde al cometer un delito? ¿Es la condición de reo una piedra de tope para empatizar con las víctimas de una tragedia? 

Un documental sensible, revelador y necesario.

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