Desarrollo del arte en liceos: una necesidad infravalorada

La educación pública es uno de los ejes fundamentales de la sociedad chilena y una causa que ha marcado luchas históricas, su evolución demanda una educación integral que contemple todos los aspectos de desarrollo del estudiante. Incluyendo lo relacionado a las artes y la cultura, elementos que acompañan el acontecer cotidiano de las personas y que  requieren poseer capacidades de creación, interpretación y expresión. No obstante, estas constituyen necesidades secundarias para gran parte de los establecimientos educacionales.

En el contexto chileno, la cultura y las artes representan un 0,3% del gasto público nacional en el presente año, según el presupuesto transparentado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP). Esta cifra se aleja bastante de la recomendación de la Unesco, organismo de las Naciones Unidas que sugiere un 2% como inversión ideal para el sector artístico y cultural.

El presupuesto tiene un significado más allá de lo financiero. La importancia que le da el Estado al desarrollo de talentos es un factor que se puede ver reflejado en todos los ámbitos de la sociedad chilena, incluyendo la enseñanza pública. Según el plan de estudio de 1° a 4° básico publicado por el Ministerio de Educación, en establecimientos con jornada escolar completa cuentan con 76 horas anuales en la asignatura de Música, además de otras 76 horas en Artes Visuales. La carga horaria es baja ante las 1.197 horas de tiempo mínimo que el estudiantado pasa en clases durante todo el año, lo que indica que la prioridad se centra en aprendizajes de otro tipo.

A medida que van ascendiendo de curso, las dos materias antes mencionadas van perdiendo su carga horaria. Desde los 14 años en adelante, los estudiantes deben elegir entre una de las dos, contando con 76 horas anuales para su ejecución. Esto se aplica en las instituciones de formación general y diferenciada humanista-científica. Un caso aparte es el de la instrucción diferenciada artística, a la que una reducida cantidad de centros educacionales están adscritos. 

La valoración a las asignaturas relacionadas a las artes 

Uno de los problemas existentes es la baja presencia de especialistas del área en liceos municipales. situación que ocurre en lugares como Lebu. Pamela Arévalo, profesora de Artes Visuales en un establecimiento municipal lebulense, afirma que “en Lebu contamos con solo tres profesores de mi asignatura para cubrir todos los colegios de la comuna, por lo que muchas veces le asignan la responsabilidad a docentes que no son especialistas en el rubro”, lo que es un claro indicio de las desventajas del sector público. Otro aspecto importante es la falta de espacios, ya que la escasez de recursos destinados a las áreas artísticas impide contar con salas especializadas para su avance. Pamela Arévalo apela al apoderamiento de los pocos espacios disponibles para fomentar los talentos, realizando murales en el propio colegio junto a los adolescentes interesados por el mundo de la pintura. A nivel comunal, la docente comenta que “falta un lugar de relación, donde se realicen distintas actividades de este tipo y la comunidad pueda abrirse a nuevas formas de expresión, más allá de las que son conocidas en la ciudad”.

Exposición pictórica realizada en el Liceo Fresia Muller de Lebu, a cargo de Pamela Arévalo. Gentileza del establecimiento.

Respecto a lo musical, también existe poca inversión e infraestructura en los colegios municipales. Alejandro Fuentes, profesor de Música, afirma que “el desarrollo de esta actividad se ve entorpecido por falta de insumos como instrumentos musicales, además de contar con un limitado personal calificado para el ejercicio profesional en el área”. En este sentido, se replica el sentimiento de poca valoración por este tipo de ramos, lo que es planteado por los mismos docentes que trabajan en la enseñanza artística. También se acusa una falta de compromiso de parte de las autoridades del sector público que, por lo general, priorizan la preparación para evaluaciones como el Simce (Sistema de medición de la calidad de la educación) o la PTU (Prueba de transición para la admisión universitaria). En relación con esto, Alejandro cuenta que “los horarios que originalmente están destinados para ámbitos artísticos y deportivos están siendo utilizados para reforzar asignaturas que tienen mediciones estandarizadas”.

Talleres extraprogramáticos: una oportunidad para otras formas de expresión

Como toda entidad pública, los liceos municipales deben reunir el financiamiento necesario antes de crear clases extraprogramáticas que vayan más allá del clásico dúo de Música y Artes Visuales. Para reunir estos fondos se debe postular a los proyectos entregados por el Ministerio de Educación o por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en el caso de este último se denomina Fondo de Fomento al Arte en la Educación.

     Según la información disponible en su plataforma, este fondo  también conocido como FAE “tiene por objetivo el financiamiento total o parcial, dependiendo de la línea y modalidad a la que postules, de proyectos que contribuyan al fortalecimiento de procesos de formación artística y programas de educación en artes, de niños, niñas y jóvenes en edad escolar, impartidos por instituciones educativas o culturales, a través de programas de educación formal y no formal.”

     Ahora bien, solo un porcentaje de establecimientos logra ganar estos proyectos, por ejemplo, el Liceo Bicentenario Los Ángeles A-59 realiza asignaturas complementarias evaluadas, que se dividen en variados tipos para que el alumno elija la de su interés. Así también, desde el año 2014 se ejercen talleres de Jornada Escolar Completa o JEC. Algunos de ellos son: Reciclaje, Robótica, Circo, Música y Fotografía (para aquellos de 1° a 2° medio) y Teatro, Artes Visuales, Manualidades y Mosaico para los alumnos de 3° a 4° medio. Estos han ido variando con el paso del tiempo y algunos se han mantenido con los años, dependiendo del nivel de atracción de los pupilos para cada taller.

  “De a poco se han ido integrando nuevos espacios para que se vayan desarrollando diferentes tipos de expresiones artísticas de los estudiantes, hay que recalcar que anteriormente no se hacían estas actividades integradas a la carga horaria” indica el profesor de circo del establecimiento, Iván Ruíz.

Mural del Liceo Bicentenario Los Ángeles A-59, realizado por alumnos en conjunto con el artista y profesor Víctor Jara. Gentileza de Bionoticias.cl

Sin embargo, no todos tienen la oportunidad de ejercer áreas de interés a través de su institución: este es el caso de Ignacia Campos, alumna angelina que cuenta su experiencia como artista en crecimiento. “Participé en talleres de danza española, ballet y gimnasia, es una oportunidad que pocas instituciones brindan para poder desarrollar habilidades blandas, de coordinación, disciplina, tolerancia y así fomentar una vida menos sedentaria para los niños y adolescentes. En mi opinión, los cursos que se imparten son precarios, considero que podrían existir más ejercicios como tenis, karate, atletismo, etc. para así incentivar a los jóvenes a salir de su zona de confort”.

     Los principales objetivos perseguidos por estudiantes y profesores de 1° a 4° medio son los resultados en las asignaturas obligatorias para tener un panorama a futuro una vez el alumno haya egresado, a raíz de lo mismo, la atracción por actividades extracurriculares va mermando con el ascenso de curso. Al llegar a cuarto medio, el interés primordial es prepararse para dar la Prueba de Transición y poder continuar estudiando. 

     No obstante, algunos organismos han sabido combinar el gusto por estos ámbitos con los resultados académicos. Continuando con el ejemplo mencionado anteriormente, uno de los objetivos de los talleres de la institución angelina, es beneficiarlos tanto en su desarrollo artístico como en sus evaluaciones, ya que la nota final de cada uno tributa a una asignatura obligatoria, favoreciendo el promedio final de esta y por ende, su NEM o Notas de Enseñanza Media.

     Además de los incentivos académicos, el establecimiento trabaja con exposiciones cada cierto tiempo, las que se realizan tanto dentro de este, en actos o celebraciones de efemérides, como fuera. Por ejemplo, el 2018 se trabajó en forma colaborativa con los profesores de arte y se realizó un musical en las dependencias del teatro municipal de la comuna, denominado ”El Rey León”,  una megaproducción que se repitió en 2019 para el aniversario de los 150 años del liceo. Estas muestras a público abierto ayudan a motivar el desempeño de los participantes de cada taller.

Producción de musical “El Rey León” en el Teatro Municipal de Los Ángeles. Gentileza de Diario La Tribuna.

Daños colaterales del confinamiento y la progresiva recuperación

  Durante estos meses de pandemia, las actividades escolares se han ido retomando de forma progresiva, no obstante, las áreas artísticas han quedado relegadas como prioridad educativa y muchas de ellas no cumplen su propósito a través de la virtualidad.

     Francisca Venthur es una profesora de teatro del Liceo Bicentenario Los Ángeles e integrante de la agrupación “Perfiles y Siluetas” de la misma comuna. A través de su experiencia relata las dificultades que han pasado en tiempos pandémicos. “Entre este año y el pasado, producto de la pandemia, los grupos artísticos sufrimos bastante, porque durante el estado de excepción no se hicieron clases. Si bien en ese tiempo creamos una página de arte para que los alumnos nos hicieran llegar sus trabajos, no había ningún contacto con ellos”.

     Posterior a eso, cuando comenzaron a usar plataformas online, se volvieron a realizar talleres una vez al mes e iban solo los que querían, es decir, no tenía asistencia obligatoria y no eran evaluados.

     A propósito del contexto sanitario y la incertidumbre del futuro, los liceanos y liceanas preferían asistir y rendir en los ramos ponderados, preocupándose mayormente de sus resultados que de su evolución en las artes. Sin embargo, este 2021 el panorama cambió. Se crearon horarios especiales para las asignaturas artísticas y todas eran evaluadas, se reúnen quincenalmente para cada una y la asistencia pasó a ser obligatoria a través de un libro virtual donde se pasa la lista diariamente.

     En el caso del taller de teatro, el requisito era siempre tener la cámara encendida porque era una actividad netamente práctica, “a mí me interesaba que los chicos se comunicaran, generé actividades especiales para el formato online y otras adaptadas. Simplemente me olvidé un poco de lo que preparaba antes de la pandemia y me preocupé de que ellos expresaran sus ideas, sus opiniones. Trabajé la corporalidad y la oralidad para que perdieran el miedo de mostrarse en la cámara. Muchos no se conectaban porque no querían prenderla, a pesar de que habían escogido este curso,  ya que les costaba mucho”, señala Francisca.

     A pesar de los desafíos a los que se vieron enfrentados durante el período de COVID-19, muchos alumnos reconocen sentirse beneficiados por estos cursos extraprogramáticos, ya sea por aprender y desenvolverse en áreas de interés, como por poder potenciar su desarrollo interpersonal y la capacidad de expresar sus ideas. 

     La profesora indica que con el tiempo muchos niños agradecen el hecho de poder verse y comunicarse, “trabajé mucho la improvisación, las mímicas y juegos para que aprendieran a reírse de ellos mismos y sobre todo, que dieran su opinión frente que a lo que estábamos haciendo y lo que estaba ocurriendo, que perdieran el miedo a expresarse y a hacer las cosas mientras sus compañeros los veían”.

     Sin duda, ellos valoran la energía y salirse un poco de la rutina, fuera de las clases metódicas en las que solo el profesor habla todo el tiempo. “Yo intento que ellos sean los protagonistas y ha sido un desafío lindo, entretenido y gratificante. Hay algunos estudiantes que al despedirse siempre dicen que agradecen la clase y que conocen más a los compañeros de sus talleres que a los de su propio grado, porque en su curso muy pocos prenden la cámara u opinan, entonces no se conocen”, finaliza Francisca.

Las experiencias relatadas por profesionales del sector artístico permiten hacer un diagnóstico sobre el valor que las entidades públicas le entregan a la formación de talentos, si bien, algunas dedican tiempo y financiamiento a estos, otras concentran su mayor atención en fomentar otro tipo de habilidades académicas que son igual de válidas que el desarrollo creativo. Probablemente, esta historia se repite en los establecimientos municipales a lo largo de todo el país y se trata de un problema sistemático que se acentúa a medida que retrocedemos en la historia educativa.

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