Las consecuencias que la entubación y la postración por internación grave genera en pacientes post Covid-19

Desde adultos mayores, adultos de mediana edad hasta los más jóvenes, los afectados han tenido que recurrir a terapias fonoaudiológicas y kinesiológicas para retomar sus vidas

La pandemia por la Covid-19 ha afectado a más de casi 1.71 millones de personas alrededor de todo el mundo y, las cifras, lejos de verse atenuadas por las vacunas –que han ayudado a solventar el número de fallecidos, claro está– son muchas, sin embargo, las secuelas internas y externas que marcaran para siempre a los sobrevivientes del virus.            

Y es que, tras la recuperación de la enfermedad, han sido muchas las consecuencias que se han dejado ver en la fisiología humana. Desde derivaciones psicológicas hasta corporales, tal es el caso de los pacientes que han tenido que ser entubados con respiradores artificiales y que, además, han quedado inmovilizados por semanas en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)

¿Pero cómo una herramienta medica que asegura, en gran medida, la vida de los enfermos que se ven imposibilitados para respirar por sí mismos dañar a largo plazo? ¿O como la inmovilización del cuerpo puede dañar las articulaciones de forma permanente?

Carmen Arriagada, de 60 años de edad y dueña de casa, quien estuvo internada en el Hospital San José de Coronel dos semanas tras contagiarse del Covid-19, cuenta que hoy por hoy está fuera de peligro, pero bajo tratamientos fonoaudiológicos debido a la larga exposición de una entubación que ahora le ocasiona dificultades para deglutir (tragar) sus alimentos con normalidad.

“Cuando me desintubaron de la sonda de la garganta yo pensé que ya se había terminado todo. Me dieron el alta y me mandaron para la casa (…) estuve varios días con comidas liquidas por indicaciones de los doctores, pero yo creí que iba hacer por unos días solamente, porque cuando quise comer alimentos sólidos pasado los días de reposo no pude tragar como lo hacía antes, me dolía y todavía sentía inflamación” comenta la señora Carmen, usuaria del Cesfam Carlos Pinto.

En un principio, la entubación por vía oral puede parecer una medida que no resulta invasiva, sin embargo, y debido a la constante utilidad que se le ha dado a este aparato medico durante la pandemia, que ha salvado incontables vidas en todo el mundo –incluso escaseando en países con menos recursos económicos– la verdad es que, tras una larga dependencia, el tubo puede causar graves daños a la epiglotis, la glotis y el esófago.

Imagen recopilada de Fonoudiología.uc.cl

El académico de la Universidad Santo Tomás de Concepción, Claudio Millahuaique, docente de la carrera de Fonoaudiología, da más detalles al respecto:

“El daño se origina porque el tubo daña las estructuras colindantes de la laringe, suprimiendo el movimiento natural de los músculos lo que ocasiona una atrofia; esto provoca una falta de irrigación sanguínea incitando una disminución de las funciones básicas, es decir, fonación, respiración, foración, y deglución; lo que se traduce, fundamentalmente, en una depreciación del reflejo de la deglución aumentando el riesgo de neumonías en los pacientes” dice el experto.

En esta misma línea, otro de los daños que se ha evidenciado en los pacientes entubados por largo tiempo, según el académico, es en la voz, precisamente porque la sonda, o bien puede rozar las cuerdas vocales o bien la inactividad del habla puede ocasionar una atrofia a corto plazo que requiere de terapias especializadas para superar el daño colateral de la sonda.

“Hay casos en donde la inactividad del habla en pacientes Covid-19 puede extenderse hasta las dos semanas. En este escenario los músculos y las estructuras cartilaginosas de la laringe se ven seriamente comprometidas, lo que genera lesiones en las cuerdas vocales. Los síntomas, por otro lado, pueden ser variados según el daño causado, pero los más comunes son los granulomas de las cuerdas vocales –que se presentan por irritación de lesiones en el área–  y la parálisis cordal causado por los periodos de inacción”, acota el docente.

La movilidad

La postración por Covid-19 es otra de las disyuntivas que los profesionales de la salud están afrontando diariamente. Y es que, al hablar de la postración, los especialistas se refieren al tiempo que los pacientes por Covid-19 pasan internados en la UCI, imposibilitados de moverse debido al tratamiento y a las estrictas normas de aislamiento que tienen que seguir, especialmente los más graves.

En este sentido, y al igual como ocurre con la laringe, la inactividad del cuerpo por prologados periodos de tiempo también puede resultar perjudicial para la salud. Al no poder caminar ni estirar las extremidades, los pacientes sufren un degeneramiento en los músculos de forma generalizada, lo que dificulta la vuelta a la normalidad una vez curados del virus. 

           

Cristian Soto, profesor de enseñanza básica, de 39 años, sostuvo que permaneció internado por casi cuatro semanas en el hospital debido a un severo contagio por la Covid-19 el pasado mayo y que, durante toda su estadía, estuvo postrado, sin posibilidad de una movilidad positiva de sus extremidades, lo que hoy por hoy lo tiene con tratamientos kinesiológicos.

“Estuve internado en la UCI veinticinco días; entubado las primeras semanas, y luego bajo observación por otras dos (…) cuando llegué a mi casa tuve que guardar reposo otra semana y, pasado unos días comencé a sentir fatiga corporal en todas mis extremidades. Mis piernas, mis brazos y mi espalda estaban como rígidas, con mucho dolor, no podía estirarme con normalidad, me costaba hacer actividades cotidianas como ducharme, agacharme, tomar cosas medianamente pesadas, entre otras cosas; yo jamás pensé que iba a tener todas estas complicaciones una vez rehabilitado de este virus; pasé de un problema a otro”, dice Cristian, usuario del Centro de Salud Familiar de Lagunillas.

Para formular un panorama más clarificado de esta problemática sanitaria post Covid-19, el kinesiólogo, Ignacio Sepúlveda, experto en rehabilitación corporal, explica a fondo las consecuencias del reposo extendido:            

“Debemos tener claro que el Covid-19 y la internación afecta de distintas maneras en función de cada persona; los síntomas pueden ser leves, moderados o graves y, en medida de eso pueden requerir algún tipo de hospitalización. En el caso de los pacientes graves y que permanecen largo tiempo en cama, estos pueden presentar una “debilidad adquirida”, lo que se traduce como una fatiga que perdura en el tiempo y que van a necesitar algún tipo de rehabilitación multidisciplinaria, esto, debido a que pierden sus funciones, ya sea físico-corporal y funcionalidad, o sea, las tareas de la vida diaria. Generalmente, esto sucede en pacientes que llevan más de veinte días postrados”, asegura el profesional.

Desde la institucionalidad

La Covid-19 ha evidenciado una gran cantidad de efectos secundarios en los pacientes infectados por este; y es que, como quedó claro, ya no se trata solamente del virus en sí mismo, sino también de otras problemáticas sanitarias que ha puesto al descubierto un enorme vacío en el sistema de salud pública del país.

Esto, porque las áreas de la medicina como la kinesiología y la fonoaudiología no son profesiones protagonistas en la mayoría de los recintos hospitalarios, o que, en su defecto, tengan planes concretos o duraderos en el tiempo que permita la expansión de estas especialidades.

Sin embargo, y como suele ocurrir en la mayoría de los casos como este, las excepciones a la deficiencia existen. Al menos así lo ha hecho el sistema de salud pública de la Municipalidad de Coronel, en la Región del Biobío, con el “Programa de Rehabilitación Post Covid-19”, que reúne un equipo de nutricionistas, kinesiólogos y fonoaudiólogos que actualmente se encuentran trabajando a domicilio en el cuidado de los pacientes con lesiones graves tras la internación.

María José Insunza, coordinadora del Programa de Rehabilitación Post Covid-19, kinesióloga de profesión, nos cuenta en qué consiste esta política pública del municipio:

“El plan post Covid-19 lleva dos meses de implementación y hemos tenido buenos resultados debido a que la población objetivo de nuestro programa de salud multidisciplinario es todo usuario que ha sido caso confirmado o caso probable de coronavirus, y que actualmente se encuentre presentando algún tipo de secuela que lo está limitando en su realización de sus actividades de la vida diaria. Por otro lado, la prioridad de atención se le da a aquellos que han sido hospitalizados por neumonía, crónicos y mayores de 65 años. Sin embargo, se puede integrar cualquier paciente que haya sido caso activo y que esté presentando consecuencias producto de la internación” menciona la coordinadora.

Para la rehabilitación, según Insunza, “el paciente solo debe presentar su hoja de hospitalización y con él puede optar automáticamente a las sesiones post Covid-19 que suelen durar como máximo 12 visitas y, en caso de que los vecinos de la comuna requieran de más tiempo para su mejora, estas pueden prolongarse en el tiempo”.

 Más recursos para la salud pública

Si bien hay municipios que están un paso más adelante que otros –como sucede en Coronel–, todavía faltan iniciativas a lo largo de todo el país para asegurar una salud integral y de calidad para los pacientes post Covid-19 que, en su gran mayoría, están completamente invisibilizados y marginados por un sistema sanitario que no ha inyectado los recursos y la información necesaria a los municipios que, si bien se han desenvuelto eficazmente para controlar la pandemia con la ayuda de las vacunas, la relevancia de la rehabilitación después de haber sobrevivido a un virus mortal, no está siendo una prioridad nacional.

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