Faye Webster abraza la sinceridad en I Know I’m Funny haha

Webster no está tan triste como antes, no está tan sola. En su última pieza musical abre un espacio para sentir su vida en pandemia, la relación con su novio y la presión del aislamiento que, aunque parece inescapable, es mucho más fácil aguantar en compañía.

Por Patricia Castillo Placencia

Faye Webster es una mujer inquieta, pero relajada y su cuarto álbum de estudio I Know I’m Funny haha, lanzado el 25 de junio del 2021, es una manifestación de su intranquilidad al ritmo de melodías apacibles. Liberado bajo el sello independiente Secretly Canadian, el disco abre en un tono similar al de su producción previa, Atlanta Millionaires Club, lidiando con el amor no correspondido, esta vez en medio del aburrimiento del encierro pandémico.

Esta combinación contingente y próxima desemboca en dos canciones melancólicas, Better Distractions y Sometimes, cuya tristeza evoca días tediosos donde las horas y los eventos se difuminan como espejismos sobre el asfalto. La posición inicial de estas ilusiones construye un escenario que la cantautora está decidida a escapar en el resto de la obra.

Cuando Webster se desprende de la nostalgia emergen las canciones sonoramente más atractivas del disco. El sencillo homólogo al álbum cuenta partes de su relación con Boothlord, un artista nativo de Atlanta. La cantante abre una ventana a la cotidianidad que viven juntos: mudarse a un nuevo departamento en medio de la cuarentena, conocer y cuchichear sobre la familia del otro, soñar en convertirse en estrellas de rock. Son momentos que parecen ordinarios, pero nacen de la intimidad de dos aparentes almas gemelas.

En A Dream with a Baseball Player, la cantautora escribe sobre un enamoramiento con Ronald Acuña Jr. jardinero izquierdo del equipo de béisbol Atlanta Braves. Foto: Faye Webster (Youtube).

En este viaje musical la solista explora los efectos positivos y negativos del cariño. Por un lado, el clímax del álbum, Cheers, celebra con júbilo estar en pareja, pero luego lo contrarresta con los impactos menos placenteros de sus afectos. En In a Good Way nos cuenta que la felicidad repentina es abrumadora -la lleva hasta las lágrimas- y cuando no están juntos se siente incompleta.

I Know I’m Funny haha no tiene intenciones de relatar la historia de un amor resuelto, sino las ansiedades de una joven de 24 años que aún está probando y entendiendo el apego. Esta pieza es transparente, tiene el volumen de un susurro y una fuerza impetuosa que busca alcanzar el oído de su amante y el nuestro, sus testigos, con sinceridad.

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