El silencio de las grandes empresas pesqueras Entrelíneas por Constanza Alarcón - 8 abril, 202211 abril, 20220 La pesca es el cuarto sector más productivo del país, sobre todo la de carácter industrial. Un rubro considerablemente relevante para el suministro alimenticio en la población nacional e internacional, sin embargo, es la misma que, con su alta demanda, ha generado grandes estragos en la fauna marina. En marzo de este año la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) publicó el último informe sobre el estado de las pesquerías durante el 2021, el cual reveló que el 57% de las especies marinas se encuentran en estado de sobreexplotación o colapso. Una sobrepesca que, en la actualidad, tiene a la sardina, el bacalao, la merluza común y austral, entre otras, en un riesgo inminente. Un problema grave que -inevitablemente- perjudica a todo un ecosistema. Son las grandes empresas las responsables de utilizar malas prácticas, como el arrastre, palangre y técnicas de cerco, las que tienen pendiendo de un hilo a estos especímenes, quienes son inmensamente relevantes en proporcionar un equilibrio a la biodiversidad marítima. Dichos métodos son tan invasivos que arrasan con las zonas de alimentación acuífera y con otros peces que no están destinados a la exportación. Cazan sin piedad, amenazan a los animales acuáticos, alteran la naturaleza de los mares e, incluso, trabajan sin pensar en su reproducción. ¿Por qué no hay más conciencia? ¿Hasta qué punto somos capaces de llegar con tal de exterminar en virtud de nuestro propio individualismo? Según la Subpesca, de las 28 especies, 10 se hallan en estatus de sobreexplotación y seis en agotamiento. Fotografía extraída de CEDAChile No son solo las cifras que demuestran que algunas especies están en peligro de extinción lo único alarmante, sino que llama la atención que dicho informe dejó en evidencia que 17 pesqueras no presentaron ningún tipo de información respecto a sus actividades, por ende, hay un sesgo aún mayor respecto al estado real de conservación de la fauna que explotan para su beneficio. Esto solo tiene un nombre: décadas de abuso al ecosistema marino. Injusticias que, por el poder de unos pocos, interfieren en la vida de miles, incluyendo en la del ser humano. El cambio climático, la presencia de microplásticos en el mar y los alimentos provenientes de él, son el ejemplo claro que evidencian el excesivo daño que han provocado. Pese a la insistencia de las sociedad por persuadir a las empresas a utilizar métodos de pesca sustentables, no hay mucho más que podamos hacer, salvo presionar y demostrar que si no actuamos ahora, en un futuro las especies que hoy conocemos dejarán de existir.