El problema de los autos eléctricos

Sin duda, uno de los problemas que con más fuerza se ha tomado la agenda noticiosa, en los últimos años, es el cambio climático. Los altos niveles de contaminación producidos alrededor del mundo nos han llevado a un punto crítico como sociedad. En este sentido, una medida que podría cambiar el panorama es el uso de autos eléctricos. Sin embargo, ¿estamos preparados para esta tecnología?

En este contexto, la implementación de vehículos eléctricos disminuiría los niveles de monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno en el aire, gases que, además de formar parte de los elementos que fomentan el efecto invernadero y el calentamiento global, son sumamente nocivos para la salud de las personas.

Pese a que, teóricamente, la aplicación de esta tecnología pareciera ser posible en el mediano plazo, hay elementos que nos alejan de la masividad de los autos sin emisiones al medio ambiente. El principal problema de este potencial medio de transporte es la accesibilidad al mismo pues, su valor monetario, supera por creces a sus pares tradicionales impulsados por bencina o petróleo.

Actualmente en Chile, el precio de los vehículos eléctricos ronda los 40 millones de pesos, mientras que un auto tradicional, de características similares, se puede adquirir por un tercio del valor mencionado anteriormente. En esta línea, la diferencia de precio es considerable.

Los autos Tesla tiene un precio cercano a los 100 millones de pesos

Por un lado, si se incluye el factor de autonomía adquirida con cada uno de estos coches, la versión eléctrica es capaz de recorrer, en promedio, casi 400 km de distancia con una carga completa de batería, la cual se obtiene con no más de 10 mil pesos.

Por otra parte, los distintos procesos geopolíticos que afectan al planeta han llevado a los combustibles fósiles a alcanzar precios nunca antes vistos. En nuestro país, el litro de bencina de 93 octanos llegó a los 1130 pesos, y un auto promedio rinde cerca de los 12km/l. Considerando lo anterior, para recorrer los 400 km del vehículo eléctrico se necesitan 33 litros de bencina, es decir, $37.000 de gasolina.

Para entender el origen del elevado precio de estos vehículos, la ingeniera electrónica, Camila Barrientos, explicó que: “Se debe, en mayor medida, a los componentes que se usan en estos y, principalmente, a los costos que tiene asociada la batería”. Asimismo, es importante destacar que para almacenar la energía se necesitan litio, níquel y cobalto, elementos con baja disponibilidad y altos costos de manufactura.

Igualmente, para que un vehículo eléctrico sea competitivo con uno convencional, en temas de autonomía, debe tener una batería con capacidad considerable, es decir, se debe utilizar más material, lo que aumenta su precio.

El contraste es notorio, y, a primera vista, pareciera ser una inversión que en el corto plazo sería reembolsada gracias a las buenas utilidades del vehículo eléctrico. Sin embargo, el problema está en que muy pocas personas son capaces de desembolsar una cifra de dinero tan elevada.

En términos de viabilidad, otro inconveniente que tiene la aplicación masiva de este tipo de autos es el proceso de alimentación energética y todo lo que conlleva. Con esto, se menciona los puntos de conexión eléctrica disponibles en el plano urbano y el tiempo de carga de los dispositivos.

La escasa cantidad de puntos de carga que existen en Concepción se convierten en un problema para este tipo de automóviles, si bien es cierto que se pueden instalar los respectivos cargadores en un domicilio particular, esto supone un gasto extra y propone otra barrera para un medio de transporte libre de emisiones.

JUNAEB es el primer órgano estatal en contar con autos eléctricos

La red eléctrica jugaría un rol clave en este gran paso a la modernización, ya que el tener cientos de vehículos cargándose significaría un colapso de la cadena energética de la ciudad. Matías Marín, ingeniero eléctrico de la Universidad de Concepción precisó esta información: “De ser una aplicación masiva de autos eléctricos el voltaje actual sufriría alteraciones que podrían desencadenar fallas o un colapso total de las funciones eléctricas. Por eso mismo los puntos de carga públicos son tan importantes, ya que están regulados y les da una solución a las personas con autos eléctricos”.

Otra arista a considerar es respecto a materias económicas y políticas de recaudación de impuestos. Esto debido a que el petróleo es un recurso que posee un valor agregado que está entre el 10% y el 30% dependiendo del combustible. Por lo que, si se toma la decisión de implementar los vehículos sin combustión, el precio de la electricidad subiría considerablemente o se le tendría que aplicar un impuesto específico para cargar autos.

Pablo Cubillos, ingeniero comercial de la Universidad de Desarrollo, analizó el panorama actual sentenciando que: “Un aumento exponencial en la demanda de electricidad y una baja en el consumo de petróleo se llevaría a un serio reajuste de precios, por lo que en ese periodo de transición sería sumamente complejo que personas con menos recursos se decidan a hacer una inversión que sea amigable con el medio ambiente, teniendo como base que esos grupos ya poseen un auto que usa bencina.

Lo cierto es que este tipo de vehículos presentan un gran avance en materias medioambientales, pero a nivel mundial son pocos los países con la capacidad de acelerar la inserción de este medio de transporte. Lamentablemente la preservación del medio tendrá que optar por otro tipo de medidas más inmediatas que realmente contribuyan a dicho progreso.

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