Chile sin crueldad

Hace unos meses fue aprobado un proyecto de ley que busca prohibir el testeo y comercialización de productos de diversa índole en animales.

El testeo de productos cosméticos en animales es un tema que lleva tiempo en vigencia. Tal vez, no de forma específica o dirigida, pero sí como algo presente en gran parte de la conciencia colectiva de nuestra sociedad. ¿A qué me refiero? A que, incluso si se pregunta sobre ello sin preparación previa, probablemente la persona a quien nos estemos dirigiendo no tendrá problemas para hacer un juicio de valor. A fin de cuentas, el repudio al maltrato animal se presenta cada vez con más normalidad en la moral social. Por supuesto, no sería prudente de mi parte establecer que todos y cada uno de nosotros compartimos dichos sentimientos, sin embargo, puedo reconocer con seguridad que se potencian en la población a través de los diversos medios de comunicación. Principalmente redes sociales.

Si bien los conejos son el «símbolo» de iniciativas cruelty free, las víctimas del testeo son de varias especies y tamaños.
Imagen de Tibor Janosi Mozes en Pixabay.

Uno de los fenómenos que he observado a consecuencia de esta creciente “popularidad” del tema, es el desprestigio al que se le intenta someter, bajo el argumento de que es superficial y pasajero. Probablemente, en algunos casos el interés de los ciudadanos venga de un impulso más inmaduro que consciente, más, no me parece que esto sea argumento suficiente para intentar quitarle relevancia a una problemática real en nuestro mundo.

Por fortuna, ante los eventos recientes que han marcado el desarrollo de este tema en Chile, aún no he visto corrientes de comentarios en internet que sigan esta línea. Al contrario, gracias al tratado serio y oportuno de los medios de comunicación, el proyecto de ley que busca prohibir definitivamente el testeo en animales tiene una presencia notoria en la red. Con notoria me refiero a que, incluso si no se trata de artículos inmediatos, aquellos que abordan el tema directamente no son difíciles de encontrar. Gracias a esto es que detalles como el tipo de productos que se verían afectados por este proyecto en caso de convertirse en ley, así como sus posibles consecuencias penales en caso de ser infringida, son de conocimiento público. Si sumamos todo lo anterior con el hecho de que el proyecto ya fue aprobado por la Cámara de Diputadas y Diputados el pasado 1 de diciembre de 2021, me atrevo a decir que se puede ser optimista al respecto.

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